EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 1,19-28.
Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas
desde Jerusalén, para preguntarle: "¿Quién eres tú?".
El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: "Yo no soy el Mesías".
"¿Quién eres, entonces?", le preguntaron: "¿Eres Elías?". Juan dijo: "No". "¿Eres el
Profeta?". "Tampoco", respondió.
Ellos insistieron: "¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos
han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?".
Y él les dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor,
como dijo el profeta Isaías".
Algunos de los enviados eran fariseos,
y volvieron a preguntarle: "¿Por qué bautizas, entonces, si tu no eres el Mesías, ni
Elías, ni el Profeta?".
Juan respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que
ustedes no conocen:
él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia".
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
Comentario del Evangelio por:
San Antonio de Padua (1195-1231), franciscano, doctor de la Iglesia
Sermones para el domingo y fiestas de los santos, 3er domingo de
Adviento
“Él está en medio de vosotros”
“El Se￱or está cerca, que nada os preocupe” (Flp 4,5-6). Dios Padre habla así
por boca del profeta Isaías: “Yo os acerco mi justicia” –es decir, su Hijo- “no está
lejos y mi salvación no se hará esperar. Daré a Sión la salvación, y mi gloria a
Israel” (46,13). Es lo que dice el evangelio de este día: “en medio de vosotros está
aquel que no conocéis”. Mediador entre Dios y los hombres, un hombre (1Tm 2,5),
Cristo Jesús, se levanta en el campo del mundo para combatir al diablo; vencedor,
libera al hombre y le reconcilia con Dios Padre. Pero vosotros no lo conocéis.
“He alimentado y educado a unos hijos, pero me han despreciado. El buey
conoce a su amo, el asno conoce el pesebre de su amo, pero Israel no me ha
conocido, y mi pueblo no me ha comprendido” (Is 1,2-3) ¡Es que el Señor está
cerca de nosotros! ¡Y no le conocemos! Con mi sangre he alimentado a mis hijos,
nos dice, igual que una madre alimenta a sus hijos con su propia leche. He
levantado a la naturaleza humana que yo mismo he tomado y a la que me he
unido, por encima de los coros de los ángeles. ¿Podía haceros un honor más
grande? Y me han despreciado. Mirad si hay dolor semejante al mío (Lm 1,12)...
Entonces pues, “no os preocupéis por nada”, porque es la preocupaci￳n por las
cosas materiales la que nos hace olvidar al Señor.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”