II Domingo de Navidad, Ciclo C
Introducción a las lecturas
Abrimos año y semana con el cierre de la Octava de la Navidad, recurso litúrgico
que alarga durante una semana un acontecimiento, por su hondura y
trascendencia, único: la encarnación de Dios. Y en el primer día se suman
argumentos celebrativos y orantes de primera magnitud: la solemnidad de Santa
María, Madre de Dios, el comienzo del año civil, la jornada mundial de oración
por la paz, regalo mesiánico que necesitamos como la mejor bendición de Dios.
De Juan evangelista toma la liturgia esta semana el menú para servirlo en la
mesa de la Palabra. En las primeras lecturas recorremos gran parte del camino
que nos traza la I Carta de Juan que nos recuerda la solidez de nuestros
cimientos (confesar al Hijo, permanecer en Dios, ser hijos de Dios, nacer de
Dios, amor a los hermanos…): el sabernos hijos de Dios y ejercer como tales.
Los evangelios, por su parte, recorren los primeros tramos del discipulado de
Jesús según el IV evangelio (reclutamiento de discípulos, aclaración sobre el
ministerio y predicación del Bautista, la alegría por encontrarse con el Maestro
de Galilea…), camino que nos ayuda a refrescar nuestras adhesiones a Jesús
como evangelio y al evangelio de Jesús.
Nos encontramos, también, en estos siete días con la memoria de dos amigos
entre sí y, por descontado, con dos grandes amigos del Galileo: Basilio Magno y
Gregorio de Nacianzo. La pluma de ambos, guiada por el Espíritu, nos ha dejado
textos de primera relevancia para impulsar nuestro seguimiento del Señor.
Equipo Evangelio del día
Con permiso de dominicos.org