Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo de Navidad
Día 3 de Enero
--------------------------------------
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Todo el que permanece en él no peca * Los confines de la
tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. * Éste es el Cordero de Dios
Textos para este día:
1 Juan 2,29-3,6:
Queridos hermanos: Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la
justicia ha nacido de él. Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos
de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos.
Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo
veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como
él es puro.
Todo el que comete pecado quebranta también la ley, pues el pecado es
quebrantamiento de la ley. Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados, y
en él no hay pecado. Todo el que permanece en él no peca. Todo el que peca no le
ha visto ni conocido.
Salmo 97:
Cantad al Señor un cántico nuevo, / porque ha hecho maravillas: / su diestra le ha
dado la victoria, / su santo brazo. R.
Los confines de la tierra han contemplado / la victoria de nuestro Dios. / Aclama al
Señor, tierra entera; / gritad, vitoread, tocad. R.
Tañed la citara para el Señor, / suenen los instrumentos: / con clarines y al son de
trompetas, / aclamad al Rey y Señor. R.
Juan 1,29-34:
 
Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: "Éste es el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije:
"Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que
yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado
a Israel."
Y Juan dio testimonio diciendo: "He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo
como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a
bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse
sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he
dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios."
Homilía
Temas de las lecturas: Todo el que permanece en él no peca * Los confines de la
tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. * Éste es el Cordero de Dios
1. Pasado, presente y futuro
1.1 Si hay algo característico de nuestra fe cristiana, ya desde su profunda raíz en
el pueblo de Israel, es esa conciencia del tiempo como una flecha que apunta a la
realización de un designio. Para nosotros el tiempo tiene una dirección. Nuestra
vida no es un corcho en un remolino ni una brizna en medio de la tormenta. Pasado
significa promesa; presente significa primicia; futuro significa plenitud.
1.2 En la primera lectura de hoy es clara esta secuencia. Escribe el apóstol:
"consideren el amor tan grande que nos ha demostrado el Padre" (1 Jn 3,1); ello
corresponde al pasado; luego dice: "ahora somos ya hijos de Dios" (1 Jn 3,2); eso
alude al presente; por último añade: "seremos semejantes a él, porque lo veremos
tal cual es" (1 Jn 3,2).
1.3 El amor manifiesto se convierte en una promesa. Es un cheque a nuestro favor;
es el anuncio de algo maravilloso que no esperábamos, que no merecíamos, que no
podíamos describir siquiera. Ese amor se traduce en un presente cargado de noble
dignidad: somos hijos de Dios. De allí brotan todos nuestros derechos y deberes.
Pero no es ello todo, sino solo la primicia de algo mayor aún: seremos semejantes
a él. Es la plenitud. El tiempo tiene una dirección y esa dirección apunta hacia la
plenitud.
2. Ver mientras vamos de camino
2.1 Juan utiliza de modo muy particular y muy fuerte el verbo "ver". Lo podíamos
entender ya de la frase que destacamos en la sección precedente. ¿Habrá algo más
vigoroso para este verbo que decir "seremos semejantes a él, porque lo veremos
tal cual es"?
2.2 Consecuentemente, el pecado es "no ver". Por eso dice: "todo el que peca, ni lo
ha visto [a Dios,] ni lo ha conocido" (1 Jn 3,6). ¿Qué quiere decir esto? ¿Cómo es
esto, que el que peca no ha visto a Dios, siendo así que sólo lo veremos al final, en
la plenitud del cielo? Lo que sucede es que hay un ver en plenitud, el del cielo, del
cual dice el apóstol: "lo veremos tal cual es"; pero hay otro ver, el ver mientras
vamos de camino en la tierra, que es básicamente ver las señales que él ha dejado,
especialmente, el amor grande que nos ha demostrado en Cristo. El sentido, pues,
sería: "el que peca es porque no reconoce las señales del amor de Dios en su vida".
3. El Cordero de Dios
3.1 El evangelio de hoy sigue su propia secuencia, a saber, la lectura continuada de
los primeros textos del evangelio según san Juan, según hemos comentado para los
textos de ayer. Se leen estos pasajes en Navidad porque nos ayudan a ver desde
otro punto de vista, más teológico y menos narrativo, es verdad, qué significa la
llegada a nuestra tierra de aquel que es la Palabra.
3.2 Juan Bautista habló ayer de Jesús. Ahora ve a Jesús. Su voz que le anunciado,
como lo anunciaron los demás profetas, ahora puede hacer algo que no pudieron
los demás profetas: presentar al mundo a Aquel que había anunciado.
3.3 Y estas son sus palabras de presentación: "este es el Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo" (Jn 1,29). Con ese anuncio nos cuenta algo sobre quién es
Jesús diciéndonos mucho sobre qué hace Jesús. Todo el sufrimiento del Bautista es
el pecado del mundo, y por eso toda su alegría es Aquel que quita el pecado del
mundo.
3.4 La señal de Jesús es el Espíritu Santo. Cristo es Cristo, palabra que significa
"ungido", porque ha recibido el don del Espíritu Santo no para santidad de su vida
sino para su ministerio propio, que es "quitar el pecado del mundo". Y la obra del
Espíritu será la de un bautismo, que aniquila y a la vez renueva, como las aguas del
Éxodo. El Espíritu aniquila así a nuestro faraón enemigo, que es el pecado y saca
victorioso al pueblo nuevo y renovado, el Israel de Dios.
Fr. Nelson Medina, O.P.