Ferias de Navidad
DIA 5 DE ENERO
Padre Julio Gonzalez Carretti O.C.D
Lecturas:
a.-1Jn. 3, 11-20: De la muerte a la vida por el amor.
Si el apóstol Juan había insistido en el tema del la justicia que debía practicar el
cristiano, ahora insistirá, en el tema del amor fraterno (vv.11-12). Este sí es el
mandamiento fundamental del cristianismo, lo opuesto, no se denomina pecado,
sino odio fraterno. Pone como ejemplo, la actitud de Caín, que no era de Dios, sino
del Malo, no era su hermano, y lo mató en el campo. No sabemos las razones por
qué Yahvé, no aceptó los sacrificios de Caín, y sí los de Abel (Gn.4,2-8). La
tradición señalará más tarde, que las obras de Caín eran malas, era un pecador
dice el apóstol, en cambio, Abel era bueno (v.13; cfr. 1Jn. 3,8). Se ven aquí las
antítesis a las que recurre Juan: mientras los hijos de Dios viven en la verdad y el
amor, los hijos del mal, moran en el pecado y el odio. Un segundo argumento es el
odio del mundo por los cristianos, nada extraño para el momento en que el apóstol
escribe, son perseguidos y otros ya eran mártires de la fe (vv.13-14) Dentro de la
comunidad eclesial, hay amor fraterno, fruto del mandamiento principal, fuera de
ella odio hasta el exterminio de ellos. Los cristianos han pasado de la muerte a la
vida, el mundo que no se relaciona con Dios, permanece en la esfera de la muerte.
Precisamente por que el cristiano está unido a Dios participa de su vida, vive la
comunión con Dios, fruto de la comunión fraterna. Si Dios es amor, la vida del
cristino debe ser reconocida por el amor, pero también debe reconocerse lo
contrario, es decir, el que no ama permanece en la muerte. No ha encaminado su
vida hacia Dios, que es autor de la vida, permanece en el mundo, en la muerte.
Quien odia está en clara oposición al amor fraterno, en contra del querer divino.
Quien odia se encuentra privado de la amistad con Dios, de su vida divina, sobre
todo si quiere eliminar al prójimo, es un homicida. El apóstol quiere insistir en lo
esencial por eso aparece tan drástico en este tema presentando la realidad de Dios
y el mandato principal de Cristo Jesús, evitando así que falte el amor en la
comunidad eclesial, como lo vive en mundo. ¿Cómo vivir este amor fraterno?
Entregando la vida, como Jesucristo, al prójimo; entregando los propios bienes en
ayuda al necesitado. No se trata de palabras, sino obras eficaces en bien del
prójimo, la clave es la entrega. En este sentido el apóstol enseña que si la
conciencia se puede perturbar en este sentido, está el juicio de Dios por sobre el
juicio subjetivo que podemos hacer nosotros. Si amamos al prójimo no con
palabras sino con obras estamos en la verdad, podemos estar tranquilos, porque
aunque la conciencie se inquiete, Dios que es amor, lo conoce todo, por lo tanto
debe retirar esas acusaciones. Dios es más grande y ve todo, conoce nuestras
debilidades y limitaciones, también nuestras fortalezas. Lo que nosotros nos
conozcamos se completa por el juicio objetivo de Dios y el amor al prójimo se
convierte en criterio para lograr la paz interior.
b.- Jn. 1, 43-51: Tú eres el Hijo de Dios, el rey de Israel.
El evangelio sigue en la temática de los primeros discípulos de Jesús, donde Juan
quiere demostrar la fe de los discípulos en Jesús. Andrés lo confiesa como Mesías,
lo mismo hace ahora Felipe, refiriéndose a lo que escribió Moisés de ÉL, en la Ley y
los profetas (v. 45). Conocemos ahora la figura de Natanael, las palabras que les
dirige Jesús nos habla del conocimiento profundo que tiene de las personas, que se
presentan en su camino (v. 48). Jesús es el hijo de José de Nazaret. En la confesión
de fe de Natanael, encontramos tres títulos: Rabí, Maestro, Hijo de Dios y rey de
Israel (v. 49). Relaciona a Jesús con el Padre, como Hijo de Dios, y establece su
relación con Israel, como Rey, que era lo que se esperaba del Mesías anunciado por
los profetas. Si bien, era conocido que el Mesías aparecería de incógnito, pero de
ahí a venir de Nazaret, era algo inusual. ¿Era ese el lugar de donde vendría el
Mesías esperado y en quien se cumplieran las antiguas profecías? Natanael no
aparecerá luego como apóstol, pero el interés del evangelista, se desplaza a
ponerlo como testigo de haber encontrado al Mesías, con mayor razón, debido al
testimonio que Cristo hace de él, definiéndolo como “verdadero israelita, en quien
no hay engaño” (v. 47). Establece así Juan, un contrapunto, con la incredulidad de
los judíos, enemigos de Jesús, sin fe en el Mesías, pero este israelita, fiel y sincero,
lo acepta sin prejuicio alguno como Maestro, Mesías y Rey de Israel. Todos estos
testimonios de fe desde el Bautista hasta Natanael, se ve completado con el propio
testimonio de Cristo, cuando se presenta como el Hijo del Hombre: “Veréis al Hijo
del Hombre” (v. 51; cfr. Gn. 28, 10-17), es el sueño de Jacob que se contemplará
cuando el Hijo sea levantado (cfr. Jn. 3,14). Jacob, es Israel, según se creía
entonces, el hombre Jacob, que vivía en la tierra, tenía un representante en el
cielo. Jesús sería ese representante celestial, correspondencia entre cielo y tierra,
que es identidad. La idea de Juan, en el fondo, es presentar a Jesús como Mediador
entre el cielo y la tierra, espacio de la presencia de Dios, donde Dios se hizo
presente. Jesús, es el Hijo del Hombre, que viene acompañado de sus ángeles (cfr.
Mc .8, 38).