COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires –
ciclo 2012)
Domingo 6 de enero de 2013 - Solemnidad de la Epifanía del Señor
Evangelio según San Mateo 2, 1-12 (ciclo C)
Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes,
unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron:
"¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos
su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo". Al enterarse, el
rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces
reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo,
para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. "En Belén de
Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: Y tú,
Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las
principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será
el Pastor de mi pueblo, Israel". Herodes mandó llamar secretamente
a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que
había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: "Vayan e
infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan
encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle
homenaje". Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que
habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar
donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de
alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su
madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus
cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron
en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes,
volvieron a su tierra por otro camino.
Cristo es la Luz que viene para todos
La presencia de Cristo es la Luz que viene para todos. La Luz que es la
Verdad, la Luz que es Gracia, la Luz que es Redención, que es Salvación.
Esa Luz nos la quiere compartir y nos la da para que todos participemos de
ella; porque el que está en la Luz vive en la Verdad, vive en la Gracia, ya
vive como Redimido y anhela la Salvación.
¡Ojo, que el ángel de Satanás se disfraza como ángel de la luz!, y a uno le
quiere “enroscar la víbora”, cambiar la cabeza, romper sus proyectos,
desviarlo del camino. Esa luz es aparente porque en realidad es tiniebla. En
cambio Cristo es la Luz que se nos da y está presente en el tiempo, aquí y
ahora.
La importancia de los Magos reside en la capacidad de buscarlo, viniendo de
 
Oriente; porque el Hijo de Dios, Jesús, el Mesías, el Señor, viene para
todos, no viene sólo para algunos ¡viene para todos! Cada uno tiene que
buscarlo al Señor y cada uno tiene una estrella para seguir buscándolo.
Cuando uno encuentra al Señor, no puede quedar igual; su vida cambia, se
transforma, se modifica, se hace luz ya que antes era tiniebla.
Sigamos la estrella, encontremos al Señor ya que el Señor quiere
encontrarnos a nosotros y seamos capaces de adorarlo. Un pueblo que
adora a Dios, es un pueblo que vive en la plenitud y en la verdad. Un
pueblo que no sabe adorar a Dios, no vive en la plenitud ni en la verdad.
Sólo a Dios adoramos y le queremos ofrecer nuestra vida; no sólo lo que
tenemos sino también lo que somos.
La presencia de Cristo es la universalidad, viene a todos, la gran raza
humana, la gran familia humana. Por eso la Iglesia nunca puede reducirse
ni a los blancos, ni a los negros, ni a los amarillos, ni a los pobres, ni a los
ricos; no queda sometida a las diferencias geográficas, sociales, culturales o
de fronteras, porque Dios viene para todos y todos tenemos que converger
y encontrarnos con el Señor.
¡Feliz Fiesta de la Epifanía! Que lo encontremos, que lo adoremos, que
seamos capaces de ofrecerle nuestra vida.
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén