Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Martes después de Epifanía,
o Día 8 de Enero
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Dios es amor * Que todos los pueblos de la tierra se
postren ante ti, Señor. * Jesús se revela como profeta en la multiplicación de los
panes
Textos para este día:
1 Juan 4,7-10:
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el
que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios,
porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios
envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste
el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos
envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados.
Salmo 71:
Dios mío, confía tu juicio al rey, / tu justicia al hijo de reyes, / para que rija a tu
pueblo con justicia, / a tus humildes con rectitud. R.
Que los montes traigan paz, / y los collados justicia; / que él defienda a los
humildes del pueblo, / socorra a los hijos del pobre. R.
Que en sus días florezca la justicia / y la paz hasta que falte la luna; / que domine
de mar a mar, / del Gran Río al confín de la tierra. R.
Marcos 6,34-44:
En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban
como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma. Cuando se hizo tarde se
acercaron sus discípulos a decirle: "Estamos en despoblado, y ya es muy tarde.
Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer."
Él les replicó: "Dadles vosotros de comer." Ellos le preguntaron: "¿Vamos a ir a
 
comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?" Él les dijo: "¿Cuántos
panes tenéis? Id a ver." Cuando lo averiguaron le dijeron: "Cinco, y dos peces."
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se
acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los
dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los
dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.
Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de
peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Homilía
Temas de las lecturas: Dios es amor * Que todos los pueblos de la tierra se
postren ante ti, Señor. * Jesús se revela como profeta en la multiplicación de los
panes
1. El que ama ha nacido de Dios
1.1 La expresión audaz del apóstol Juan puede parecernos excesiva. Si decimos que
todo el que ama ha nacido de Dios, tendremos que afirmar que han nacido de Dios
muchos y muchas que entienden el amor a su manera, quizá sólo como una
justificación o un nombre romántico para sus pasiones.
1.2 Pero esa interpretación no es forzosa. Todo depende de qué consideramos
como conocido y qué consideramos por conocer. En una afirmación como la de Juan
hay algo que se supone que es conocido y algo que queremos conocer y que
describimos en términos de lo que afirmamos como conocido. En una frase como
"Antonio es rubio", lo conocido es "rubio" y lo que estamos en proceso de conocer
es "Antonio". El predicado es lo conocido; el sujeto es lo que estamos conociendo.
Así que debemos preguntarnos qué podría ser sujeto y qué predicado en este
versículo central.
1.3 En efecto, la afirmación de san Juan que estamos estudiando tiene una
estructura de sujeto y predicado. Su sujeto es "el que ama" de donde hemos de
tomar como conocido y como camino para afirmar algo de este sujeto lo que sigue,
esto es el predicado: "el que ha nacido de Dios". Quiero decir: para Juan lo que
nosotros conocemos es quién ha nacido o no ha nacido de Dios y sobre esta base
afirmamos ahora que "el que ama" tiene esas cualidades y características propias
de quien ha nacido de Dios.
1.4 Con otras palabras: el texto del apóstol no nos autoriza a hablar de cualquier
modo del amor, pues precisamente lo que está aseverando es que el que ama tiene
las características de un nacido de Dios. ¿Y cómo sabemos cómo es un nacido de
Dios? Porque conocemos al Nacido de Dios, al Unigénito, a Cristo. Gracias a que
hemos "visto y oído" a este Nacido de Dios (cf. 1 Jn 1,1-4), no estamos en poder de
nuestro capricho cuando vamos a hablar del amor. Después de Cristo sabemos
cómo son los que nacen de Dios y por eso sabemos cómo son los que aman.
2. Dios es Amor
2.1 Con la misma metodología del sujeto y el predicado podemos acercarnos a una
comprensión recta del gran enunciado de Juan: "Dios es amor". ¡Atención! No dijo:
"el amor es dios"; no proclamó la divinidad del amor, de cualquier amor por ser
amor; dijo: "Dios es amor". El sujeto, a quien queremos conocer un poco más, un
poco mejor, es DIOS; el predicado, lo que consideramos más cercano y conocido
es: "amor".
2.2 ¿Y en dónde o cómo hemos conocido qué es amor y qué es amar? Muy
claramente lo dice el apóstol: "Dios ha manifestado el amor que nos tiene enviando
al mundo a su Hijo único, para que vivamos por él. El amor no consiste en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su
Hijo como víctima por nuestros pecados." (1 Jn 4,9-10).
2.3 Una vez más, entonces: el amor ha adquirido su nombre, su rostro y su
significado en Jesucristo. Por él y en él sabemos qué quiere decir amar. Jesús es
nuestro diccionario. La carne de Jesús, la historia de Jesús, la conducta de Jesús es
la luz que ilumina la verdad de nuestras palabras. Porque no son nuestras palabras
quienes le miden, sino que es él, la Palabra, quien calibra y autoriza o desautoriza
nuestras palabras.
Fr. Nelson Medina, O.P.