Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 1, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Dios juzgó conveniente perfeccionar y consagrar con
sufrimientos al guía de su salvación * Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de
tus manos. * Enseñaba con autoridad
Textos para este día:
Hebreos 2,5-12:
Hermanos: Dios no sometió a los ángeles el mundo venidero, del que estamos
hablando; de ello dan fe estas palabras: "¿Qué es el hombre, para que te acuerdes
de él, o el hijo del hombre, para que mires por él? Lo hiciste poco inferior a los
ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, todo lo sometiste bajo sus pies." En
efecto, puesto a someterle todo, nada dejó fuera de su dominio. Pero ahora no
vemos todavía que todo le esté sometido.
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora
coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha
padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo,
juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y
consagrar con sufrimientos al guía de su salvación. El santificador y los santificados
proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos,
cuando dice: "Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te
alabaré."
Salmo 8 :
¡Señor, dueño nuestro, / qué admirable es tu nombre / en toda la tierra! / ¿Qué es
el hombre, para que te acuerdes de él, / el ser humano, para darle poder? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, / lo coronaste de gloria y dignidad, / le diste
el mando sobre las obras de tus manos. R.
 
Todo lo sometiste bajo sus pies: / rebaños de ovejas y toros, / y hasta las bestias
del campo, / las aves del cielo, los peces del mar, / que trazan sendas por el mar.
R.
Marcos 1,21-28:
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado
siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina,
porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en
la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: "¿Qué
quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién
eres: el Santo de Dios." Jesús lo increpó: "Cállate y sal de él." El espíritu inmundo
lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:
"¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus
inmundos les manda y le obedecen." Su fama se extendió en seguida por todas
partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Homilía
Temas de las lecturas: Dios juzgó conveniente perfeccionar y consagrar con
sufrimientos al guía de su salvación * Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de
tus manos. * Enseñaba con autoridad
1. El sabor de la muerte
1.1 El texto de la Carta a los Hebreos para el día de hoy trae una afirmación que
nos impacta: "por disposición divina, gustó él la muerte en beneficio de todos" (Heb
2,9). "Gustando" la muerte Jesucristo aparece como menor a los ángeles, pero
precisamente a través de su muerte, ha sido constituido por encima de los ángeles
y ha heredado un título superior a todo otro título.
1.2 Lo más extraño, y lo más grande a la vez, del misterio de Cristo es sin duda su
muerte. ¿Es esa muerte señal de debilidad, de pecado, de inferioridad o de derrota?
¿Tiene su causa en la fuerza de sus adversarios, en la fragilidad de sus recursos, en
la naturaleza débil que comparte con nosotros? La Carta a los Hebreos quiere
darnos una respuesta que dé razón de la íntima solidaridad que Jesucristo tiene con
cada hombre y a la vez explique cómo esta muerte, siendo en todo semejante a la
nuestra, puede otorgarnos lo que nuestra propia muerte no puede.
1.3 Por eso es necesario descubrir detrás del misterio de la muerte del Señor un
misterio más grande aún: hay un designio, hay una voluntad, que es superior a la
simple fuerza de los hechos, y que da razón de la muerte de Cristo. Hay una
"disposición divina" (Heb 2,9) detrás de la crueldad, detrás del espanto, detrás de
la tristeza que envuelven a la Cruz del Señor. Y por tanto nuestro corazón debe
trascender esa corteza grotesca de muerte y descubrir aquel propósito de bendición
que allí se escondía.
1.4 El propósito de aquella disposición no es otro que nuestro bien: "gustó él la
muerte en beneficio de todos". Quedan así en claro dos cosas: que hay un designio
de Dios detrás de la muerte de su Hijo Jesucristo, y que de esta muerte ha venido
un inmenso beneficio para nosotros. Cómo sucede esto y por qué fue así habrá que
meditarlo a partir de otros textos posteriores de esta Carta tan densa y tan
fecunda.
2. Primero los Hechos
2.1 El ministerio de Jesús, según lo describe el comienzo del Evangelio según san
Marcos, está lleno de obras de poder. Jesucristo no es una idea. No es tampoco un
personaje de fantasía al que podamos ponerle las características, cualidades o
defectos que a nosotros nos parezcan. Conocer a Jesús no es enterarse de un grupo
de ideas, de una colección de anécdotas o de las aventuras de algún personaje
extraño y más o menos simpático.
2.2 Conocer a Jesús es acercarnos a una vida. Él pertenece a nuestra historia. Mira
cómo empieza Lucas su testimonio sobre Jesús y su Evangelio: "Puesto que muchos
han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre
nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos
oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber
investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden,
ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido"
(Lucas 1,1-4).
2.3 Aquí se nos habla de "testigos oculares", de una "narración ordenada" y sobre
todo de un propósito: "para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has
recibido". La imaginación puede ser bella, pero no es sólida. Tratándose de Jesús,
los hechos tienen la primera y definitiva palabra.
2.4 Y de esos hechos nace una autoridad incomparable. El que enseña con
autoridad y exorciza autoridad primero ha mostrado esa autoridad sobre la historia
nuestra, que en sus manos se reconstruye, limpia y florece.
Fr. Nelson Medina, O.P.