Fiesta del Bautismo del Señor del ciclo C.
Jesús fue ungido como Mesías de dios.
Ejercicio de lectio divina de LC. 3, 15-16. 21-22.
1. Oración inicial.
Orar es no permitir que nuestras ocupaciones interrumpan el encuentro que
vamos a tener con el Señor para adorarlo y meditar su Palabra, porque, cuanto
menos oramos, más débil es nuestra fe.
Orar es comunicarnos con Dios pronunciando palabras sinceras, y cumplir la
voluntad de Nuestro Dios Uno y Trino, imitando la conducta, que observó Jesús,
Nuestro Redentor.
Orar es predicar el Evangelio, sin ceder a la idea de querer tener mayor
protagonismo que Jesús.
Orar es no ceder a la tentación de rechazar a quienes profesan una fe diferente a
la nuestra, por tener el pensamiento de que nuestra religión es verdadera porque
procede de Dios, y las demás son falsas.
Orar es pedirle al Espíritu Santo que nos purifique y santifique, y que su fuego
queme nuestras imperfecciones, a fin de que seamos dignos, de vivir, en la
presencia de Nuestro Santo Padre celestial.
Orar es creer que Dios se nos revelará cuando nos comuniquemos con El al orar,
y vivamos imitando, la conducta que observó Jesús.
Orar es tener la certeza de que Dios nos acoge haciéndonos sus hijos, y por ello
queremos hacer el bien como si nuestra salvación dependiera de las buenas obras
que hacemos, porque queremos agradecerle al Dios Uno y Trino, todo el bien que
nos ha hecho.
Oremos:
RESPIRA EN MÍ
Respira en mí
Oh Espíritu Santo
Para que mis pensamientos
Puedan ser todos santos.
Actúa en mí
Oh Espíritu Santo
Para que mi trabajo, también
Pueda ser santo.
Atrae mi corazón
Oh Espíritu Santo
Para que sólo ame
Lo que es santo.
Fortaléceme
Oh Espíritu Santo
Para que defienda
Todo lo que es Santo.
Guárdame pues
Oh Espíritu Santo
Para que yo siempre
Pueda ser santo.
(San Agustín).
2. Leemos atentamente LC. 3, 15-16. 21-22, intentando abarcar el mensaje que
San Lucas nos transmite en el citado pasaje de su Evangelio.
"Jesús se bautizó. Mientras oraba, se abrió el cielo
Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 15-16. 21-22
En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no
sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:
—«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco
desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.»
En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el
cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:
—«Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto".
2-1. Permanecemos en silencio unos minutos, para comprobar si hemos
asimilado el pasaje bíblico que estamos considerando.
2-2. Repetimos la lectura del texto dos o tres veces, hasta que podamos
asimilarlo, en conformidad con nuestras posibilidades de retener, si no todo el
texto, las frases más relevantes del mismo.
3. Meditación de LC. 3, 15-16. 21-22.
3-1. Muchos judíos creyeron que San Juan Bautista era el Mesías.
"Como el pueblo estaba expectante y andaban todos pensando en sus corazones
acerca de Juan, si no sería él el Cristo" (LC. 3, 15).
Cuando San Juan Bautista empezó a llevar a cabo la misión de preparar a los
israelitas a recibir al Mesías, hacía más de cuatro siglos que no aparecían profetas
en Israel, que predicaran la Palabra de dios, y denunciaran las injusticias llevadas a
cabo por los poderosos, contra los menos favorecidos socialmente. Muchos
hermanos de raza del Bautista creían que la profecía reaparecería cuando el Mesías
viniera al mundo.
"Voy a enviar a mi mensajero a allanar el camino delante de mí (tal mensajero era
el Bautista), y en seguida vendrá a su templo el Señor (Jesús) a quien vosotros
buscáis; y el ángel de la alianza que tanto deseáis, ya llega, dice Yahveh Sebaot"
(MAL. 3, 1).
Muchos de los oyentes del Bautista pensaron que el hijo del sacerdote Zacarías
era el Mesías, porque, la manera de predicar del citado mensajero divino, se
identificaba con la manera de predicar la Palabra de Yahveh, que tuvieron los
grandes Profetas del pasado, pues San Juan insistía en la necesidad que tenía Israel
de volverse de sus pecados a Dios, si quería ser objeto de la misericordia y la
aprobación divinas. Tengamos en cuenta que, el mensaje predicado por San Juan,
es válido para que nos lo apliquemos, los cristianos de todos los tiempos.
3-2. El bautismo de San Juan Bautista y el bautismo de Jesús.
"Declaró Juan a todos: "Yo os bautizo con agua; pero está a punto de llegar el
que es más fuerte que yo, a quien ni siquiera soy digno de desatarle la correa de
sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (LC. 3, 16).
3-2-1. El bautismo de San Juan Bautista.
El bautismo de San Juan Bautista era un símbolo de la purificación del pecado de
que fuimos objetos cuando recibimos el bautismo de Jesús. El bautismo de San
Juan exigía el arrepentimiento de los pecados de quienes lo recibían y el cambio de
conducta de parte de los mismos.
¿Por qué afirmamos que el bautismo de San Juan era simbólico, y consideramos
que el bautismo de Jesús es una realidad? San Juan sabía perfectamente que Jesús
era muy superior a él, y que por ello no era digno ni de desatarle la correa de sus
sandalias. San Juan se reconocía inferior a Cristo, hasta el punto de que ni pensaba
en compararse con el Mesías, ni en servirlo como esclavo pagano, porque muchos
esclavos judíos eran eximidos de desatarles las sandalias a sus amos, por causa de
la humillación que ello representaba. Teniendo este hecho en cuenta, deberíamos
reflexionar sobre si pensamos que somos superiores, iguales o inferiores a Nuestro
Salvador.
3-2-2. El bautismo de Jesús.
3-2-2-1. Hemos sido bautizados en el Espíritu Santo.
Tal como veremos en el presente trabajo, Jesús fue ungido con el Espíritu Santo,
tal como en la antigüedad eran ungidos los reyes con aceite, para que llevaran a
cabo su misión. Cuando nosotros fuimos bautizados, recibimos los dones del
Espíritu Santo, para que viviéramos como fieles hijos de Nuestro Padre común. Esta
es la causa por la que podemos decir, -sin temor a equivocarnos-, que, al ser
bautizados, recibimos el poder necesario, para cumplir la voluntad del Dios Uno y
Trino.
Podemos pensar: Si hemos recibido el Espíritu Santo, ¿por qué no notamos su
presencia en nuestra vida de una forma mágica?
Si hemos recibido el Espíritu Santo, ¿por qué no se diferencia nuestra vida de la
existencia de los no creyentes?
Dios quiere hacer extraordinarias las situaciones ordinarias de nuestra vida. Dios
se nos manifiesta a través de una vida de constantes formación, acción y oración.
3-2-2-2. Hemos recibido el bautismo de fuego.
El Espíritu Santo tiene poder para purificarnos de nuestros pecados y
santificarnos. Si hemos sido bautizados y conocemos a Nuestro Dios Uno y Trino,
no podemos permanecer indiferentes con respecto a El, así pues, o cumplimos su
voluntad, o actuamos rechazándolo voluntariamente. Pidámosle al Espíritu Santo
que su fuego nos quite la imperfección que nos caracteriza, para que seamos
dignos de vivir, en la presencia de Nuestro Padre común.
3-3. Jesús fue bautizado por Juan, como si hubiera transgredido el cumplimiento
de la Ley divina.
"Todo el pueblo se estaba bautizando. Jesús, ya bautizado" (CF. LC. 3, 21).
San Lucas, al narrar el bautismo de Jesús por parte de San Juan Bautista, tuvo en
cuenta la humanidad de Nuestro Salvador, quien nació de padres humildes, y fue
adorado por pastores y paganos, los cuales eran marginados, por los hijos del
pueblo de Israel. En contra de las expectativas de quienes esperaban que el Mesías
surgiera de la realeza, -recordemos que se creía que sería descendiente del rey
David-, Jesús, en vez de identificarse con los líderes religiosos de su tiempo, se
comparó a quienes se consideraban simples pecadores, sin que su orgullo les
impidiera demostrar su realidad. La humildad de Nuestro Redentor, es admirable.
¿Nos atreveremos a vivirla?
3-4. El Espíritu Santo descendió sobre Jesús, mientras que el Señor oraba.
"Se hallaba en oración, se abrió el cielo, bajó sobre él el Espíritu Santo en forma
corporal, como una paloma" (CF. LC. 3, 21-22).
3-4-1. Lo más importante del Evangelio que estamos considerando.
San Lucas apenas le dio importancia al bautismo de Jesús, porque consideró que
el bautismo de San Juan era simbólico, mientras que, el bautismo predicado por
Jesús, es real. Lo realmente importante para el tercer Evangelista del episodio de
su primera obra que estamos meditando, fue el hecho de que, mientras Jesús
oraba, el Espíritu Santo lo ungió, -es decir, ratificó la elección de Nuestro Santo
Padre para que nos redimiera, y lo fortaleció, para que pudiera llevar a cabo su
obra-.
En la actualidad, muchos religiosos y laicos, somos testigos de cómo los
sacerdotes suelen ser acosados para que bauticen a los niños recién nacidos sin que
se ocupen de averiguar la formación religiosa de los padres y padrinos de los tales,
y de cómo esos niños, si, durante su infancia o adolescencia, o los años de su edad
adulta, deciden ser seguidores de Jesús, también son acosados, para que ignoren al
Dios Uno y Trino. A pesar de que el bautismo de San Juan era simbólico, Jesús no
se hizo bautizar para hacer una fiesta y olvidarse de Nuestro Santo Padre, sino para
ponerse a disposición de Nuestro Creador, para hacer su voluntad, pero no lo hizo
teniendo en cuenta su santidad por la que es muy superior a nosotros, sino
relacionándose con los pecadores, lo cual lo hacía ser mal visto, porque, al ser el
Judaísmo una religión muy fanatizada con la adquisición de la pureza, al
reconocerse como un simple pecador, Jesús quedó muy mal. Recordemos que los
judíos tenían leyes que, si las incumplían, no podían tocar a nadie ni a ninguna
cosa, con tal de evitar el contagio de su impureza.
¿Nos consideramos santos, pecadores, o gente corriente, que no comete pecados
considerados graves, pero que tampoco se esfuerza por alcanzar la purificación y la
santidad?
3-4-2. Jesús estaba orando cuando recibió el Espíritu Santo.
En el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, leemos:
"¿Qué es la oración?
La oración es la elevación del alma a Dios o la petición al Señor de bienes
conformes a su voluntad. La oración es siempre un don de Dios que sale al
encuentro del hombre. La oración cristiana es relación personal y viva de los hijos
de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu
Santo, que habita en sus corazones" (Compendio del CIC. n. 534).
La oración formaba parte de la vida de Jesús. Veamos unos ejemplos de ello,
extraídos del Evangelio de San Lucas.
La noche anterior al día en que el Señor eligió a sus Doce Apóstoles de entre los
miembros de su comunidad de discípulos, Jesús no durmió, porque estuvo orando.
"Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la
oración de dios" (LC. 6, 12).
Jesús oró en el huerto de Getsemaní, antes de que Judas se lo entregara a sus
enemigos. El sufrimiento no distrajo a Jesús de la oración, sino que le sirvió para
acercarse más a Nuestro Padre común, quien no impidió su Pasión y muerte.
"Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas
espesas de sangre que caían en tierra" (LC. 22, 44).
¿Nos relacionamos más con Dios cuando creemos que Nuestro Santo Padre nos
ha abandonado, o dicha creencia nos debilita la pobre fe que tenemos?
3-4-3. el cielo se abrió, cuando Jesús estaba orando.
El hecho de que el cielo se abrió, significa que apareció el espíritu de profecía que
muchos judíos esperaban, instantes antes de que, el Espíritu Santo, ungiera al
Mesías.
¿Por qué descendió el Espíritu Santo sobre Jesús adoptando la forma corporal de
una paloma? Este hecho nos recuerda el tiempo del diluvio en que la humanidad
pecadora fue aniquilada, y nos sugiere el pensamiento de que el Mesías, por medio
de su Pasión, muerte y Resurrección, establecería el último pacto de dios con los
hombres, el cual no es temporal, sino definitivo. Por otra parte, los judíos
esperaban que el Mesías se diera a conocer, por medio de la manifestación de un
don especial del Espíritu Santo, según se deduce, de los siguientes textos bíblicos:
"Reposará sobre él el espíritu de Yahveh:
espíritu de sabiduría e inteligencia,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor de Yahveh" (IS. 11, 2).
"He aquí a mi siervo a quien yo sostengo,
mi elegido en quien se complace mi alma.
He puesto mi espíritu sobre él:
dictará ley a las naciones" (IS. 42, 1).
"el espíritu del Señor Yahveh está sobre mí,
por cuanto que me ha ungido Yahveh.
a anunciar la buena nueva a los pobres me ha enviado,
a vendar los corazones rotos;
a pregonar a los cautivos la liberación,
y a los reclusos la libertad" (IS. 61, 1).
3-4. La voz del Padre.
"Y vino una voz del cielo: "Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado" (CF. LC. 3,
22).
Nuestro Santo Padre le habló a Jesús desde el cielo, manifestándole que lo
amaba, y animándolo a cumplir su misión.
¿Escuchamos la voz de dios en nuestros ratos de oración, diciéndonos que nos
ama, y animándonos a cumplir su voluntad?
3-5. Si hacemos este ejercicio de lectio divina en grupos, nos dividimos en
pequeños subgrupos para sacar conclusiones tanto del texto bíblico que hemos
meditado como de la reflexión que hemos hecho del mismo, y, finalmente, los
portavoces de los subgrupos, hacen una puesta en común, de las conclusiones a
que han llegado todos los grupos, tras la cual se hace silencio durante unos
minutos, para que los participantes mediten sobre lo leído y hablado en los grupos,
individualmente.
3-6. Si hacemos este ejercicio individualmente, consideramos el texto evangélico
y la meditación del mismo expuesta en este trabajo en silencio, con el fin de
asimilarlos.
4. Apliquemos la Palabra de dios expuesta en LC. 3, 15-16. 21-22 a nuestra vida.
Responde las siguientes preguntas, ayudándote del Evangelio que hemos
meditado, y de la meditación que aparece en el apartado 3 de este trabajo.
3-1.
¿Por qué creyeron muchos judíos que San Juan Bautista era el Mesías?
¿Qué hecho significativo debía acontecer cuando llegara el Mesías, y cómo habría
de conocerse el mismo?
¿Cuál era el contenido del mensaje predicado por San Juan Bautista?
¿Crees que el mensaje del Bautista es actual, o piensas que ha de ser desechado
con otras enseñanzas del Antiguo Testamento, como la Ley de Moisés? Explica los
razonamientos con que contestarías esta pregunta.
3-2.
3-2-1.
¿Qué significaba el bautismo de San Juan Bautista?
¿Qué exigencias implicaba la recepción del bautismo de San Juan Bautista?
¿Por qué afirmamos que el bautismo de San Juan era simbólico, y consideramos
que el bautismo de Jesús es una realidad?
¿Qué significa para ti el hecho de que un esclavo le desatara las sandalias a su
amo? ¿Que dos significados tiene este gesto en el Evangelio que estamos
considerando?
¿Nos creemos superiores, iguales o inferiores a Nuestro Salvador?
3-2-2.
3--2-2-1.
¿Sabes por qué los judíos ungían a sus reyes con aceite en la antigüedad?
¿¿Para qué recibimos los dones del Espíritu Santo cuando fuimos bautizados?
Si hemos recibido el Espíritu Santo, ¿por qué no notamos su presencia en nuestra
vida de una forma mágica?
Si hemos recibido el Espíritu Santo, ¿por qué no se diferencia nuestra vida de la
existencia de los no creyentes?
¿A través de qué medio se nos manifiesta Dios?
3-2-2-2.
¿Hacemos bien al permanecer indiferentes con respecto a dios quienes lo
conocemos? ¿Por qué?
¿Por qué necesitamos que el Espíritu Santo sea para nosotros fuego purificador?
3-3.
¿Por qué fue ungido el Mesías entre quienes se consideraban pecadores, en vez
de manifestarse entre los líderes religiosos de Israel?
¿Nos atreveremos a vivir inspirados en la humildad de Nuestro Redentor?
3-4.
3-4-1.
¿Por qué podemos decir que San Lucas apenas le dio importancia al hecho de que
Jesús recibiera el bautismo de Juan?
¿Qué hecho constituye la parte más importante del Evangelio que estamos
considerando?
¿Qué significa la unción de Jesús por parte del Espíritu Santo?
¿Para qué se bautizó Jesús?
¿Para qué se bautizan muchos cristianos actualmente?
¿Qué riesgo corrió Jesús al relacionarse con quienes se dejaban bautizar por Juan
reconociéndose pecadores?
¿Nos consideramos santos, pecadores, o gente corriente, que no comete
pecados considerados graves, pero que tampoco se esfuerza por alcanzar la
purificación y la santidad?
3-4-2.
¿Qué es para ti elevar el alma a Dios?
¿Debemos pedirle a Dios cuando oramos que cumpla nuestros deseos, o que
haga su voluntad? Razona tu respuesta a esta pregunta.
¿Por qué es la oración un don de Dios que sale al encuentro del hombre?
¿Por qué es la oración una relación personal que mantenemos con Dios?
¿Por qué piensas que Jesús no prescindía de la práctica de la oración?
¿Nos relacionamos más con Dios cuando creemos que Nuestro Santo Padre nos
ha abandonado, o dicha creencia nos debilita la pobre fe que tenemos?
3-4-3.
¿Qué significa la apertura del cielo en el Evangelio que estamos meditando?
¿Por qué descendió el Espíritu Santo sobre Jesús adoptando la forma corporal de
una paloma?
3-4.
¿Para qué le habló Nuestro Santo Padre a Jesús?
¿Escuchamos la voz de dios en nuestros ratos de oración, diciéndonos que nos
ama, y animándonos a cumplir su voluntad?
5. Lectura relacionada.
Lee el Salmo 2.
6. Contemplación.
Contemplemos a una gran muchedumbre de judíos creyendo que San Juan
Bautista era el Mesías, y preguntémonos qué personas, bienes materiales o
proyectos nos separan de Nuestro Padre común, porque la pereza que nos
caracteriza nos impide conocerlo profundamente, por medio del estudio de su
Palabra, y de los documentos de la Iglesia, que interpretan la misma.
Contemplemos a San Juan Bautista, reconociendo, humildemente, que era
inferior a Jesús, y veámonos acosados por la triple tentación de poder, riquezas y
prestigio.
El bautismo de San Juan era simbólico, pues no tenía efectos, como sucede con el
bautismo de Jesús. ¿Nos percatamos de que a veces no les prestamos atención a
los sacerdotes cuando celebramos la Eucaristía, y, en lugar de ello, nos distraemos
con nuestros pensamientos, rezando el Rosario rutinariamente, o mirando
imágenes de Santos?
Contemplemos a Jesús entre la multitud de pecadores que se hacían bautizar por
Juan, sin que le importara ser marginado, por mezclarse con la gente considerada
de mala reputación, y pensemos si existen colectivos sociales marginados por
nosotros.
Contemplemos a Jesús orando, y veámonos nosotros con grandes dificultades
para orar, porque no nos formamos espiritualmente, y por ello nuestra fe se reduce
a la nada, sin que nos percatemos de ello, hasta que quizás sea demasiado tarde
para recuperarla.
Contemplemos al Espíritu Santo en forma de paloma sobre Jesús, y
visualicémonos con nuestra incapacidad de ver a Dios en las circunstancias que
caracterizan nuestra vida.
Contemplemos a Jesús extasiado escuchando la voz del Padre cargada de dulzura
y ánimo para que cumpliera la misión de redimirnos, y contemplémonos con
muchas dificultades, en un mundo en que hay demasiado ruido, y por ello no
escuchamos la voz, de quien más nos ama.
7. Hagamos un compromiso que nos impulse a vivir las enseñanzas que hemos
extraído de la Palabra de Dios, expuesta en LC. 3, 15-16. 21-22.
Comprometámonos a rezar el Padre nuestro pausadamente, meditando cada
frase de dicha oración, pidiéndole al Espíritu Santo, que nos ayude a sentir su
presencia, en nuestra vida.
Escribamos nuestro compromiso para recordarlo constantemente, y, según lo
cumplamos, aumentará nuestro amor a Dios, y a sus hijos los hombres.
8. Oración personal.
Después de hacer unos minutos de silencio, expresamos verbalmente lo que
pensamos, con respecto al texto bíblico que hemos considerado, y a la reflexión del
mismo que hemos hecho.
Ejemplo de oración personal:
Señor Jesús: Ayúdame a imitar la humildad que os caracteriza a San Juan
Bautista y a ti.
En los días en que me cueste seguirte, recuérdame que el Espíritu Santo vive en
mí, para que mi fe no se debilite.
Ayúdame a tener el deseo y la paciencia necesarios para conocerte por medio del
estudio de tu Palabra, y la práctica de la oración.
Ayúdame a distinguir la voz de Nuestro Santo Padre de entre las voces que
escucho en el mundo, para que así pueda conoceros, comprenderos, aceptaros y
amaros.
9. Oración final.
Lee el capítulo 12 del libro de Isaías.
Nota: He utilizado en esta meditación el leccionario de la Misa y la Biblia de
Jerusalén.
José Portillo Pérez
joseportilloperez@gmail.com