Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 2, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: A pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer * Tú
eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. * El novio está con ellos
Textos para este día:
Hebreos 5,1-10:
Hermanos: Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para
representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por
los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo
está envuelto en debilidades. A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus
propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios
es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la
dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: "Tú eres mi Hijo: yo te he
engendrado hoy", o, como dice otro pasaje de la Escritura: "Tú eres sacerdote
eterno, según el rito de Melquisedec."
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y
súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado.
Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la
consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de
salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote, según el rito de
Melquisedec.
Salmo 109 :
Oráculo del Señor a mi Señor: / "Siéntate a mi derecha, / y haré de tus enemigos /
estrado de tus pies." R.
Desde Sión extenderá el Señor / el poder de tu cetro: / somete en la batalla a tus
enemigos. R.
 
"Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, / entre esplendores sagrados; / yo
mismo te engendré, como rocío, / antes de la aurora." R.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: / "Tú eres sacerdote eterno, / según el
rito de Melquisedec." R.
Marcos 2,18-22:
En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron
unos y le preguntaron a Jesús: "Los discípulos de Juan y los discípulos de los
fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?" Jesús les contestó: "¿Es que pueden
ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al
novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel
día sí que ayunarán. Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto
pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el
vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos."
Homilía
Temas de las lecturas: A pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer * Tú
eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. * El novio está con ellos
1. El Sumo Sacerdote
1.1 No pequeño camino tuvo que recorrer aquella primera generación de cristianos
para atreverse a llamar a Cristo "Sumo Sacerdote". Era un término de pésimos
recuerdos, pues fueron los sacerdotes judíos, asociados a los partidarios de
Herodes y a los saduceos, los que principalmente tuvieron que ver con la traición y
muerte a Jesús. Hombres perversos como Anás y Caifás ostentaron ese título que,
entre otras cosas, ya no se vivía según las claras directrices del libro del
Deuteronomio sino que había quedado reducido a la rapiña y el oportunismo de una
élite de avivatos descreídos que zumbaban alrededor del templo.
1.2 Y ahora resulta que la Carta a los Hebreos llama a Cristo "sacerdote", y aún
más: "sumo sacerdote". ¿Un retorno a las prácticas judaizantes? Todo lo contrario:
un modo de extraer el zumo precioso de lo que fue voluntad de Dios para con el
antiguo sacerdocio, presupuesto necesario para plantear de un modo profundo y
trascendente el sacerdocio nuevo y eterno de Nuestro Señor. Ahí está por ejemplo
lo que se dice, como espléndida definición del sacerdocio: "todo sumo sacerdote, en
efecto, es tomado de entre los hombres y puesto al servicio de Dios en favor de los
hombres, a fin de ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Está en grado de ser
comprensivo con los ignorantes y los extraviados, ya que él también está lleno de
flaquezas, y a causa de ellas debe ofrecer sacrificios por los pecados propios, a la
vez que por los del pueblo" (Heb 5,1-3). Como presbítero de la Iglesia Católica, por
misericordia de Dios, veo en esas palabras la quintaesencia del ministerio
sacerdotal: tomado de entre los hombres, al servicio de los hombres, envuelto en
fragilidad, comprensivo y orante... precioso modelo!
1.3 Ahora bien, el sacerdocio de Cristo, según apunta la Carta que comentamos, es
"a la manera de Melquisedec" (Heb 5,10). Tal vez porque Cristo es sacerdote y rey,
como lo fue Melquisedec (cf. Heb 7,1); tal vez porque el sacerdocio de Melquisedec
carece del régimen de las genealogías que enredaron y oscurecieron tanto el
sacerdocio levítico; tal vez por ambas razones. Lo que sí queda claro es que el
sacerdocio de Cristo trasciende los laberintos y estorbos del sacerdocio antiguo. Su
misión, perfecta y luminosa, abarca en un solo arco tierra y cielo.
2. Jesús, El Novio
2.1 Vayamos ahora al texto del evangelio de hoy. He aquí que buscando de qué
acusar al Señor le han presionado sus detractores, mas de tal acoso ha salido una
bellísima imagen: Jesús, el Novio.
2.2 Hubiera podido decirnos otras cosas, pero ha querido calificar la alegría de su
presencia con una expresión entrañable y cálida: el Novio. No es posible ayunar
cuando Él está.
2.3 Me gusta decir que Jesús no es un soltero ni un solterón; es un Novio. No ha
cancelado sus bodas, pues sigue siendo verdad lo que dijo su Padre al principio: "no
es bueno que el hombre esté solo" (Gén 2,18). Cristo no ha renunciado al
matrimonio, lo ha aplazado para el momento final. Y es tal el gozo que de allí brota,
que no es posible ayunar a la vista y degustación de tal banquete.
Fr. Nelson Medina, O.P.