II Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Miercoles
Jesús nos libera de la esclavitud de la ley, y nos salva
“En aquel tiempo, entró Jesús de nuevo en la sinagoga, y había allí
un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al acecho a ver si
le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía
la mano seca: «Levántate ahí en medio». Y les dice: «¿es lícito en
sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de
destruirla?». Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira,
apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «extiende la
mano». Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto
salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra Él
para ver cómo eliminarle” (Marcos 3,1-6).
1. Señor, has venido a proclamar el Evangelio de la salvación, pero
tadversarios, lejos de dejarse convencer, buscan pretextos contra ti:
« Había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al
acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle » (Mc 3,1-2).
Entonces les dice: « ¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del
mal, salvar una vida en vez de destruirla? » Estamos viendo con detalle
como Jesús es señor del sábado, pone la ley nueva en recipientes nuevos,
en un contexto de filiación sustituyendo la ley del temor por la del amor.
“Hoy, Jesús nos enseña que hay que obrar el bien en todo tiempo: no hay
un tiempo para hacer el bien y otro para descuidar el amor a los demás. El
amor que nos viene de Dios nos conduce a la Ley suprema, que nos dejó
Jesús en el mandamiento nuevo: « Amaos unos a otros como yo mismo
os he amado » (Jn 13,34). Jesús no deroga ni critica la Ley de Moisés, ya
que Él mismo cumple sus preceptos y acude a la sinagoga el sábado; lo que
Jesús critica es la interpretación estrecha de la Ley que han hecho los
maestros y los fariseos, una interpretación que deja poco lugar a la
misericordia.
Con su acción, Jesús libera también el sábado de las cadenas con las
cuales lo habían atado los maestros de la Ley y los fariseos, y le restituye
su sentido verdadero: día de comunión entre Dios y el hombre, día de
liberación de la esclavitud, día de la salvación de las fuerzas del mal. Nos
dice san Agustín: «Quien tiene la conciencia en paz, está tranquilo, y esta
misma tranquilidad es el sábado del corazón». En Jesucristo, el sábado se
abre ya al don del domingo” (Joaquim Meseguer).
¿Es la ley el valor supremo?, ¿o lo es el bien del hombre y la gloria de
Dios? En su lucha contra la mentalidad legalista de los fariseos, ayer nos
decía Jesús que « el sábado es para el hombre » y no al revés. Jesús, nos
dices que ley sí, legalismo, no. La ley es un valor y una necesidad. Pero
detrás de cada ley hay una intención que debe respirar amor y respeto al
hombre concreto. Es interesante que el Código de Derecho Canónico, el
libro que señala las normas para la vida de la comunidad cristiana, en su
último número (1752), nos habla de la aplicación de la ley «teniendo en
cuenta la salvación de las almas, que debe ser siempre la ley suprema en la
Iglesia». Estas son las últimas palabras de nuestro Código. Detrás de la
letra está el espíritu, y el espíritu debe prevalecer sobre la letra. La ley
suprema de la Iglesia de Cristo son las personas, la salvación de las
personas (J. Aldazábal).
En el evangelio podemos intuir que el concepto de «pecado contra el
Espíritu Santo» consiste en atribuir al diablo lo que es precisamente acción
del Espíritu. Jesús libera al ser humano del poder del demonio, y para él eso
es el signo privilegiado de la acción de Dios, por el que Dios nos revela su
presencia. Atribuir esta acción de Dios al diablo es convertir lo más sagrado
en algo demoníaco: una auténtica blasfemia contra lo más sagrado, una
calumnia contra el Espíritu de Dios.
H. Küng en su libro sobre el judaísmo (Madrid, Trotta, 1993) ilustra
bien la sensibilidad que tienen algunos judíos actuales: Eugene Borowitz
cita un caso especialmente significativo, apasionadamente discutido en el
Estado de Israel, y que, una vez más, tiene sobre todo que ver con el
precepto sabático: a un judío que intentaba ayudar a un no judío
gravemente herido en un accidente de tráfico, le fue negado el uso del
teléfono en casa de un judío ortodoxo. ¿Por qué? ¡Porque era sábado!
Ciertamente, puede quebrantarse el precepto del sábado cuando va en ello
la vida o la muerte, pero con una condición: "que se trate de un judío, y no
de un infiel". Esta historia conecta con la de Marcos. Parece que, en el caso
referido por Borowitz, al menos se puede atender al compatriota judío en
una situación que no cabe aplazar para el día siguiente. En el episodio de
Marcos, claro que se podía diferir para otro día la curación, como tuvo la
oportunidad de recordarlo, en otro relato, un jefe de sinagoga. Y tampoco
postergaban para el primer día de la semana la labor de sacar una bestia de
carga que hubiera caído en un pozo. En cambio, una especie de
entumecimiento mental y, según Marcos, una verdadera dureza de corazón,
incapacitaba a aquellos hombres para ver el sentido del sábado. ¿En qué
consiste la santidad del sábado?... ¿No acabamos convirtiéndolo en un día
moralmente neutro, salvíficamente vacío, teologalmente desustanciado?"
(Pablo Largo).
2 . La gran meta del hombre es "acercarse" al Dios vivo para "darle
culto" y, así, ser «purificado» del pecado y conseguir la «perfección» por
medio del «sacerdote», el Hijo de Dios y hombre perfecto. El Antiguo
Testamento intentaba ya purificar el pecado y acercar el hombre a Dios;
hallar a Dios y conseguir su realización. Jesús es quien lleva esto a la
realidad: « Yahvé lo ha jurado y no se arrepiente: 'Tú eres sacerdote
eterno según el rito de Melquisedec' » (Sal 110,4), se ve la superioridad
de éste sobre Leví y su sacerdocio y es figura de Jesús (G. Mora). A
Melquisedec no se le conocía "ni padre, ni madre, ni genealogía". Dado lo
rigurosos que eran en materia de genealogías, es extraño.
El sacerdocio de Jesús no es de Leví, es de otro orden. -“ Melquisedec
es ᆱrey y sacerdoteᄏ”... como Jesús que instaura el Reino de Dios. -
Melquisedec es un sacerdote pagano... Jesús encontrará de nuevo ese
sacerdocio universal. - Melquisedec significa «rey de justicia» y su villa es
«Salem» que significa «paz». - Melquisedec, en fin, carece de genealogía,
es como un ser caído del cielo que anuncia así la divinidad de Cristo. Esos
argumentos, de tipo rabínico, pueden parecernos algo complicados, pero
expresan a los judíos, en imágenes concretas, que Cristo la salvación de
Cristo es universal y alcanza a todos los hombres de toda raza y de toda
situación religiosa. -“ Es sacerdote no en virtud de una ley humana,
sino por una fuerza de vida indestructible ”.
3. Jesús, quiero contemplar que habla de ti el salmo, verlo con más
profundidad a partir de lo que acabamos de ver: “Oráculo de Yahveh a
mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que yo haga de tus enemigos
el estrado de tus pies. El cetro de tu poder lo extenderá Yahveh
desde Sión: ¡domina en medio de tus enemigos! Para ti el
principado el día de tu nacimiento, en esplendor sagrado desde el
seno, desde la aurora de tu juventud. Lo ha jurado Yahveh y no ha
de retractarse: «Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de
Melquisedec
Llucià Pou Sabaté