III D OMINGO DEL T IEMPO O RDINARIO , “C”
(Nh 8, 2-4ª.5-6-8-10; Sal 18; 1Co 12, 12-30; Lc 1, 1-4; 4,14-21)
L ECTURA
Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea. Esdras abrió el libro a la vista de
todo el pueblo, y cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al
Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: -«Amén,
amén.» (Nehemías)
Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su
costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Encontró el pasaje
donde estaba escrito: “El Espíritu del Se￱or está sobre mí, porque él me ha ungido”.
Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles:
-«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.» (Lucas)
C OMENTARIO
Este año, la Iglesia nos ofrece el evangelio de San Lucas como acompañamiento
dominical. Hoy, al inicio del Tiempo Ordinario, se abre, de alguna manera, el ciclo “C”,
aunque ya se leyó, en parte, en Adviento. De ahí que se proclame: “Yo también, después de
comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para
que conozcas la solidez de las ense￱anzas que has recibido” (Lc 1,3-4).
Al meditar los textos seleccionados para la liturgia de este domingo, encontramos un
paralelismo entre lo que se dice de Esdras y de Jesús. En ambos casos destacan la atención y
el respeto de la asamblea, de manera especial en la sinagoga de Nazaret, donde todos están
expectantes por las palabras de Jesús: -«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír» (Lc
4, 21).
¿Qué palabra se cumple en nosotros? A la luz de la segunda lectura, lo que debería
ponernos en pie es la expresi￳n paulina: “Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un
miembro” (1Co 12, 27).
La identidad del bautizado ha quedado transformada al nacer del agua y del Espíritu,
porque desde la recepción del sacramento que nos injerta en la vida de Dios, se nos ha
constituido en familia de Dios, en miembros del Cuerpo de Cristo, cada uno según el don que
ha recibido para servicio de los demás.
P UNTOS DE REFLEXIÓN
¿Escuchas la Palabra con atención? ¿Experimentas la gracia de su mensaje? ¿Qué
repercusión tiene en ti el saberte miembro del Cuerpo de Cristo? ¿Te sientes llamado a sumar
tus dones para bien común? ¿Das gracias a Dios por haber conocido el Evangelio?