Domingo I de Adviento, Ciclo C
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
+ Adviento: advenimiento, llegada, venida… del Salvador.
La primera (hace 2.000 años) y la segunda (al fin de los tiempos).
+ Tiempo para crecer en ESPERANZA , y en las actitudes que la misma
implica:
v la VIGILANCIA
v la FIDELIDAD EN LO COTIDIANO
v la SENSIBILIDAD para descubrir y discernir la PRESENCIA misteriosa y real
de Dios en nuestra vida y nuestro tiempo (“signos de los tiempos”), que - como
siempre - se hace presente para ser nuestro Salvador (Dios-con-nosotros,
Dios que nos salva).
Estas semanas, en que ya comenzamos a intercambiar augurios de Navidad,
deben ser también un estímulo para descubrir y desear eficazmente las promesas
del Mesías: la Paz, la Justicia, la hermandad, el nacimiento de un mundo nuevo
desde la raíz.
+ Tiempo para crecer en la certeza de que así como Dios cumplió las
promesas del Antiguo Testamento , así colmará también todas nuestras
expectativas: Él, que ha venido ya, y que ininterrumpidamente permanece entre
nosotros, vendrá definitivamente con poder y gloria al fin de los tiempos para
transformar todas las cosas a la medida de Cristo en su plenitud.
+ Por eso comenzamos este nuevo año litúrgico, dirigiendo una mirada hacia
el final de los finales (como quien mira la cima antes de comenzar a subir la
montaña), a fin de encaminarse bien, y no perder el rumbo.
+ Sin embargo, el Evangelio de hoy suena un poco terrible... ¿Porqué?
Porque el tema del fin del mundo está bastante “manoseado”, y resulta
“molesto” para mucha gente:
* las sectas, que no predican Esperanza, sino expectación enfermiza .
Interpretan la Biblia de modo retorcido y equivocado . No tienen autoridad
para hablar del tema.
* literatura barata de divulgación , pretendidamente “científica” (invasiones
extraterrestres, guerras interplanetarias, ovnis, etc.)
* cine, T.V., charlatanes en gral ...
En todo este maremagnum, la Esperanza del Reino no aparece por
ningún lado… (porque todas esas cosas que dicen estos charlatanes son
mentiras) .
 
+ Cuando Cristo, LA VERDAD EN PERSONA, nos enseña sobre este tema, nos
dice: “Levanten la cabeza, se acerca su liberación… Invita a la confianza y
alivio , contraponiéndose así a todos aquellos que pretenden mostrar el fin del
mundo como algo que debe crear terror y espanto
Notemos que en la Biblia, estos momentos decisivos de la historia se describen
poniendo de relieve la íntima solidaridad que todos los elementos de la
creación tienen con el hombre, vértice de la misma. Porque el hombre es el
vértice, el rey de toda la creación, los elementos de la naturaleza aparecen como
asociados a su suerte : el sol, la luna, las estrellas, el mar, la tierra, las
montañas...
Cuando el hombre pecó, toda la creación sufrió las consecuencias de
esa rebeldía. Y San Pablo nos enseña que así como el hombre será liberado del
pecado y de todas sus consecuencias en el día de la Resurrección, así también toda
la creación participará de alguna forma de la exaltación final del hombre (la
creación es solidaria con el hombre en el pecado y en la Redención)
Así, hay algunos textos de la Biblia donde se dice que al final de todas las
cosas, toda la creación se encontrará en medio de tremendos sufrimientos,
“retorciéndose de dolor”… Pero San Pablo explica: son dolores de parto
(Rm. 8,22), y por ende, no de muerte, sino de vida . No son una tragedia, sino el
paso necesario para algo NUEVO : una vida nueva, signada por la libertad gloriosa
de los hijos de Dios: la liberación del pecado, el dolor, la tristeza y la muerte: es la
victoria total y definitiva del Reino de Dios.
De este modo comprendemos el Evangelio de hoy: los sufrimientos terribles
en que aparece envuelto el mundo indican que va a comenzar algo nuevo y
distinto : es el tiempo de la liberación del pecado, el dolor, el llanto, la tristeza y la
muerte. Porque viene Cristo para implantar definitivamente su Reino.
Antes de esa venida de Cristo hay muchos sufrimientos sobre la tierra. Para
quienes no tienen fe, esos dolores son terroríficos (no les encuentran sentido:
sufrimiento sin fe!). Para nosotros, enseñados por Cristo, son dolores de parto :
anuncian una nueva vida. Son una participación en los dolores de la Cruz de Cristo,
que no terminó en la destrucción, sino en la Resurrección . Por eso hoy el
Evangelio nos invita no al miedo, sino a levantar la cabeza para descubrir a Cristo
glorioso que sale a nuestro encuentro desde el final de la historia.
+ Miremos nuevamente hacia la cima, para no perder el rumbo en el camino...
Hagámoslo especialmente en este “clima afectivo” del Adviento … (familia;
situación social (y situaciones límites en gral.)...
Recuperemos el sentido del tiempo (no algo que pasa, sino Alguien que
viene ).
+ El Adviento que hoy empezamos nos invita especialmente a no ceder a la
tentación de considerar el sufrimiento como una ausencia de Dios… Todo lo
contrario: Navidad = Dios-con-nosotros, Dios muy cerca: “en él vivimos, nos
movemos, y existimos”; en Él todo encuentra sentido : Él asume personalmente
la historia de los hombres para transformar nuestros dolores en algo totalmente
nuevo.
Contemplemos entonces, al comienzo de este Adviento, la presencia de María
Ssma. en el primer Adviento de la historia... y también, junto a Cristo, en el último
adviento, cuando más que nunca buscaremos su presencia de Reina y Madre de
Misericordia.
E Invoquemos a Dios Espíritu Santo (en realidad, nunca deberíamos
comenzar nada sin invocarlo ), pues “Sin Él (E.S.), Dios está lejos, Cristo
está en el pasado, el Evangelio es letra muerta, la Iglesia es una simple
organización, la autoridad es dominación, la misión es propaganda, el culto
es evocación y el obrar humano es una moral de esclavo. Pero con Él,
Cristo está allí, el Evangelio es la misión trinitaria, la autoridad es un
servicio liberador, la misión es Pentecostés, la Liturgia es un memorial y
una anticipación, y el obrar humano se vuelve divino…” (fragmento oriental).
Amén