Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 3, Miércoles
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Ha perfeccionado para siempre a los que van siendo
consagrados * Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. * Salió el
sembrador a sembrar
Textos para este día:
Hebreos 10,11-18:
Hermanos: Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo
muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los
pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio;
está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus
enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha
perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Esto nos lo atestigua
también el Espíritu Santo. En efecto, después de decir: "Así será la alianza que haré
con ellos después de aquellos días -dice el Señor-: Pondré mis leyes en sus
corazones y las escribiré en su mente"; añade: "Y no me acordaré ya de sus
pecados ni de sus crímenes." Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.
Salmo 109:
Oráculo del Señor a mi Señor: / "Siéntate a mi derecha, / y haré de tus enemigos /
estrado de tus pies." R.
Desde Sión extenderá el Señor / el poder de tu cetro: / somete en la batalla a tus
enemigos. R.
"Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, / entre esplendores sagrados; / yo
mismo te engendré, como rocío, / antes de la aurora." R.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: / "Tú eres sacerdote eterno, / según el
rito de Melquisedec." R.
 
Marcos 4,1-20:
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío
tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la
orilla. Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar: "Escuchad:
Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron
los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas
tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió
el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las
zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació,
creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno."
Y añadió: "El que tenga oídos para oír, que oiga."
Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el
sentido de las parábolas. Él les dijo: "A vosotros se os han comunicado los secretos
del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para
que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se
conviertan y los perdonen.""
Y añadió: "¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El
sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se
siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra
sembrada en ellos. Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al
escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando
viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros
que reciben la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la palabra, pero
los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los
invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la
simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del
treinta o del sesenta o del ciento por uno."
Homilía
Temas de las lecturas: Ha perfeccionado para siempre a los que van siendo
consagrados * Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. * Salió el
sembrador a sembrar
1. El Poder del Perdón
1.1 Tal vez la palabra que brilla con más fuerza en la primera lectura de hoy es
PERDÓN. Hoy el Señor nos está enseñando que el perdón es real, es eficaz, es
cercano, pero sobre todo: es posible.
1.2 Y es perfecta la comparación que nos da la Carta a los Hebreos: los sacrificios
siempre repetidos son como intentos y más intentos de un perdón que nunca llega
de veras. El sacrificio de Cristo es el sacrificio que no se repite, el que es eficaz, el
que sí perdona.
1.3 Una objeción proponen entonces los cristianos no católicos: si el sacrificio de
Cristo es único, ¿por qué celebran tantas misas, y en cada una dicen que es
"sacrificio"? ¿No es eso volver a la ineficacia del Antiguo Testamento? La respuesta
no es difícil, si uno reflexiona un momento sobre el asunto: en el Antiguo
Testamento había muchos sacrificios distintos porque en cada uno había una
víctima distinta; en el Nuevo Testamento, y en particular cuando obedecemos a
Cristo celebrando la Santa Misa, no hay muchas víctimas, sino una sola, que es Él
mismo.
2. Creer en el Perdón
2.1 Es grave no reconocer la presencia del pecado, porque ello nos hace libertinos y
cínicos; pero más grave es no reconocer la presencia del perdón, porque ello nos
conduce a la amargura, al resentimiento, y a la tristeza.
2.2 En el Símbolo de los Apóstoles decimos con toda la Iglesia: "creo en el perdón
de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna". No es una casualidad
que estas tres afirmaciones de fe estén juntas. El perdón es una resurrección; la
resurrección es vida que no acaba y la vida nueva es la imagen misma del perdón.
2.3 Y en efecto, ¿qué sentido tendría afirmar que Dios puede resucitar a un muerto
si no creo que puede perdonar a un vivo? De hecho el perdón es una nueva vida
dentro de la vida. Y por ello la gran señal y motivo del perdón es la resurrección de
Cristo. El que ha sacado vida de las garras de la muerte, que es lo irreversible por
definición, lo puede todo. El que puede darme vida al final también puede darme
nueva vida mientras aún voy de camino.
3. Una siembra abundante
3.1 El evangelio de hoy nos trae otro tema: la abundante siembra de la Palabra. Es
natural y es lo más frecuente que leamos este texto desde el análisis de los
terrenos, pero hay otra lectura posible, que algunos estudiosos dicen que
corresponde más a la intención primera de Jesús: miremos el poder de la semilla.
3.2 En efecto, este sembrador divino es generoso, como Dios mismo es generoso.
Al planeta tierra, único que cobija vida inteligente en este sistema solar, le llega
una trillonésima parte de la luz del sol; lo demás aparentemente se desperdicia.
Nuestro Dios es un Dios que "desperdicia", pues vemos que desperdicia atardeceres
bellísimos que nadie ve, colores preciosos que nadie agradece, paisajes de ensueño
que nadie canta. Ese "desperdicio", esa sobreabundancia de donación es como la
traducción a nuestro pequeño mundo y a nuestra pequeña mente del misterio de su
infinitud, que no conoce límites. Con sus "desperdicios" Dios revela discreta pero
eficazmente que es infinito.
3.3 Y ese infinito existe también, y mucho más, en la Palabra y en la gracia.
Solemos llamar a la parábola de hoy la parábola del sembrador, pero quizá
podríamos llamarla mejor la parábola de la semilla victoriosa. Porque esta es la
historia de una semilla que, aunque rechazada, oprimida o secuestrada siempre se
sale con la suya y desde la abundancia de su amor todo lo gobierna. Así es Dios.
Fr. Nelson Medina, O.P.