V domingo del tiempo ordinario. Ciclo C
El cansancio de los buenos
La Palabra: “hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada”
(evangelio).
1. La reacción de Pedro está más que justificada: ¿para qué seguir echando las
redes, si en ella no entran los peces? De modo análogo podemos argüir nosotros:
¿para qué intentar ser mejor, si cada día tengo las mismas fallas?, ¿para qué ser
solidario de los otros, si cada día se impone más el individualismo, el sálvese quien
pueda?, ¿para qué seguir confiando en la construcción de un pueblo que sea libre y
fraterno, si todos los empeños terminan en fracaso? El cansancio de los buenos,
expresión que, ya en mis tiempos jóvenes, leí en una homilía de Pío XII, sigue
teniendo actualidad para nosotros.
2. El desánimo viene haciendo estragos en nuestro pueblo cubano y puede
significar la muerte de nuestros mejores valores y empeños. Nuestros esfuerzos por
ser personas cada día más libres, nuestros proyectos mesiánicos por la liberación
del pueblo se diluyen como la espuma; pero el evangelio de hoy nos invita
insistentemente a ir mar a dentro, a tirar de nuevo las redes para conseguir
abundante pesca. No tanto y solo apoyados en nuestra fuerza, sino en la confianza
de Alguien que nos habita, nos impulsa y de algún modo garantiza que nuestro
compromiso responsable y con amor por la liberación, no caiga en el vacío.
3. El cansancio de los primeros seguidores o discípulos de Jesús es manifiesto en
los relatos evangélicos. No les resultó fácil entender y menos recorrer el camino
abierto por el Maestro. Solo pudieron mantenerse fieles al evangelio, confiando en
la Palabra de Dios capaz de llamar a las cosas que no son para que sean. Que todos
despertemos a esa Palabra que Dios mismo nos ha dado y nos está dando en
Jesucristo para echar de nuevo cada día las redes manteniendo viva la esperanza.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net