Tiempo y Eternidad
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José Manuel Otaolaurruchi, L.C.
Marketing, maestro
Marketing es el título de un libro escrito por Al Ries y Jack Trout , gurús de las leyes que
rigen la mercadotecnia. De las 22 leyes desarrolladas, la tercera dice así: “ Es mejor ser el
primero en la mente, que el primero en el punto de venta ”. Significa que la gente acude a
comprar el producto que primero le viene a la mente. Si tiene sed, piensa en una Coca Cola;
si le duele la cabeza, pide una aspirina; si necesita un celular, pregunta por un Nokia.
Posiblemente algunas de estas marcas no son las primeras en su categoría, pero innovaron
imagen y entraron pisando fuerte en el mercado. Este proceso se llama: “perforación”. Hay
que meterse de un solo golpe en la mente del público para formar opinión sin cometer el
error de ir ganando fama paulatinamente. Esto explica por qué hay artistas o productos que
se hacen famosos de la noche a la mañana. Nuestro cerebro etiqueta a las personas en
apenas cuatro segundos y luego es muy difícil cambiar la impresión.
Parece que Jesús pagó las consecuencias de las leyes de la mercadotecnia en su primer
discurso ante los de su pueblo. Leyó el pasaje del profeta Isaías acerca del Mesías y
enrollando el texto comenzó diciendo, “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de las
escrituras que acaban de oír” (Lc. 4,21). ¿Qué hizo el pueblo? Comenzó a mirarse unos a
otros arrugando el ceño como diciendo: ¿Qué le pasa a éste? ¿Está loco? Alguno se atrevió
a gritar: ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Cómo va a ser el Mesías?
En cambio, en las ciudades donde Jesús era un desconocido, fue muy bien recibido porque
no tenían prejuicios y estaban totalmente abiertos a escuchar sus palabras y a seguir sus
consejos. Por si fuera poco, los milagros que acompañaban su predicación fortalecían su fe
y de este modo la tercera ley del marketing confirma su validez.
Hoy en día Cristo y la Iglesia católica no son novedad en el mundo. América y Europa,
sobre todo, han heredado un amplísimo legado espiritual, artístico, filosófico, cultural que
constituyen nuestra identidad. Pero como el hombre es esnobista, pronto se aburre de su fe
y sale en búsqueda de algo novedoso, la última teoría soteriológica, la llegada de un nuevo
profeta. Precisa actualizar el mensaje del evangelio porque la versión 2.0 ya quedó atrás,
ahora estamos en la era Windows 8.
El hombre en su naturaleza es el mismo desde Cro-Magnon hasta el neonato. De antaño a
hogaño no hay cambio en la naturaleza, sí en la cultura y sus accidentes. En Cristo y la
Iglesia sucede lo mismo, Dios llegó para quedarse, no pasará de moda como tampoco pasa
de moda una madre o un padre. La iglesia no es una vedette, es la depositaria del mensaje
de salvación de Dios para los hombres.
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