Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 4, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Por medio de la fe, subyugaron reinos. Dios tiene
preparado algo mejor para nosotros * Sed fuertes y valientes de corazón, los que
esperáis en el Señor. * Espíritu inmundo, sal de este hombre
Textos para este día:
Hebreos 11,32-40:
Hermanos: ¿Para qué seguir? No me da tiempo de referir la historia de Gedeón,
Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; éstos, por medio de la fe,
subyugaron reinos, practicaron la justicia, obtuvieron promesas, amordazaron
fauces de leones, apagaron hogueras voraces, esquivaron el filo de la espada, se
curaron de enfermedades, fueron valientes en la guerra, derrotaron ejércitos
extranjeros; hubo mujeres que recobraron resucitados a sus difuntos.
Pero otros fueron tundidos a golpes y rehusaron el rescate, para obtener una
resurrección mejor; otros pasaron por la prueba de la flagelación ignominiosa, de
las cadenas y la cárcel; los apedrearon, los serraron, murieron a espada, rodaron
por el mundo vestidos con pieles de oveja y de cabra, faltos de todo, oprimidos,
maltratados; el mundo no era digno de ellos: vagabundos por desiertos y
montañas, por grutas y cavernas de la tierra.
Y todos éstos, aun acreditados por su fe, no consiguieron lo prometido; Dios tenía
preparado algo mejor para nosotros, para que no llegaran sin nosotros a la
perfección.
Salmo 30 :
Qué bondad tan grande, Señor, / reservas para tus fieles, / y concedes a los que a
ti se acogen / a la vista de todos. R.
En el asilo de tu presencia los escondes / de las conjuras humanas; / los ocultas en
tu tabernáculo, / frente a las lenguas pendencieras. R.
 
Bendito el Señor, que ha hecho por mí / prodigios de misericordia / en la ciudad
amurallada. R.
Yo decía en mi ansiedad: / "Me has arrojado de tu vista"; / pero tú escuchaste mi
voz suplicante / cuando yo te gritaba. R.
Amad al Señor, fieles suyos; / el Señor guarda a sus leales, / y a los soberbios les
paga con creces. R.
Marcos 5,1-20:
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de
los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio,
donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con
cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y
cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza
para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes,
gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró
ante él y gritó a voz en cuello: "¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios
Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes." Porque Jesús le estaba diciendo:
"Espíritu inmundo, sal de este hombre." Jesús le preguntó: "¿Cómo te llamas?" Él
respondió: "Me llamo Legión, porque somos muchos." Y le rogaba con insistencia
que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus
le rogaron: "Déjanos ir y meternos en los cerdos." Él se lo permitió. Los espíritus
inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil,
se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron
a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué
había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la
legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían
visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le
rogaban que se marchase de su país.
Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía.
Pero no se lo permitió, sino que le dijo: "Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo
que el Señor ha hecho contigo por su misericordia." El hombre se marchó y empezó
a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Homilía
Temas de las lecturas: Por medio de la fe, subyugaron reinos. Dios tiene
preparado algo mejor para nosotros * Sed fuertes y valientes de corazón, los que
esperáis en el Señor. * Espíritu inmundo, sal de este hombre
1. El mundo no era digno de ellos
1.1 Creo que la frase más elogiosa que la Biblia dice de un ser humano es la que
hemos oído en la primera lectura de hoy: el mundo no era digno de ellos. ¡Dios,
cuánto se levanta el ser humano hasta rozar el cielo, por la virtud de la fe!
1.2 La fe da poder. Esto suena a magia, pero no es magia; en todo caso, una fe sin
poder es una fe sin obras, y una fe sin obras está muerta, nos enseñó el apóstol
Santiago (St 2,17).
1.3 Es bueno entonces que aprendamos a diferenciar el poder de la fe y el poder de
la magia. Todos los héroes de los que hemos oído hoy tuvieron gran poder pero no
un poder para usar a su antojo sino un poder para recorrer el camino de la
obediencia al plan de Dios. Allí donde algo se opone a la divina voluntad Dios
mismo obra a través de los que tienen fe. No es entonces una fuerza que queda a
disposición del hombre, sino una fuerza que lleva al hombre mismo a la altura del
designio de Dios. Por eso fueron grandes. Por eso el mundo no era digno de ellos.
2. Errantes y peregrinos
2.1 Después de semejante elogio, la paradoja: toda esa grandeza iba oculta en la
humildad de una vida errante. Como que Dios quisiera proteger sus tesoros y
resguardarlos de las miradas del cinismo y la procacidad.
2.2 Mas ese ocultamiento, que tiene como su momento máximo en la Cruz de
Cristo, tiene otros propósitos, a no dudarlo. Un camino de despojo hace más
sincera la intención, porque limpia de idolatrías el alma. Un camino más agreste
enseña a confiar sólo en quien nos va guiando, como bien lo mostró Israel por el
desierto. Un camino más humilde aparta del corazón la tentación de la soberbia,
que nos haría discípulos de Satanás.
3. Liberado del demonio
3.1 El evangelio nos presenta precisamente la liberación de un pobre hombre. Es la
imagen misma, es el fruto típico de la esclavitud a que está sometido: aislado,
dañino para otros y próximo a la muerte y a los muertos. El demonio parecía
solazarse, como jugando con su víctima, balanceándola ante las fauces de un
destino espantoso. Debe quedarnos claro qué está sucediendo: cada quien refleja
de quién es siervo, porque cada señor se retrata en lo que hace con sus siervos.
3.2 Jesús también se retrata en lo que hace con sus siervos, que somos y
queremos ser nosotros. Frente al aislamiento satánico, la dulzura de la fraternidad
cristiana; frente al daño a otros, la caridad hacia con todos; frente al vecindario de
la muerte, y la cultura de la muerte, los ecos y anuncios de una vida que no acaba.
¡Bendito Dios!
Fr. Nelson Medina, O.P.