IV Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Jueves
Padre Julio Gonzalez Carretti O.C.D
Lecturas bíblicas
a.- Hb. 12,18-19.21-24: Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios
vivo.
b.- Mc. 6,7-13: Los fue enviando de dos en dos.
Este evangelio da sus consejos a los discípulos, para que empiecen su tarea
evangelizadora: predicar la conversión. Jesús enseña en Galilea, pero quiere llegar
más allá, extender su actividad. Envía a sus discípulos de dos en dos, para que
sean testigos, con su testimonio concorde confirmen la predicación, la palabra de
Dios. Si son rechazados serán testigos en contra de aquellos que no quisieron oír su
voz (v.11). Ejercen la función para la que fueron elegidos, han vivido con ÉL, ahora
les corresponde, compartir su tarea evangelizadora y su poder. Los Doce,
representan a las tribus de Israel, porque Jesús lo quiso así y llamar a Israel a la
conversión, y ofrecerles la salvación por medio de obras: expulsar demonios,
curaciones de enfermos, resucitar muertos; si se da el rechazo a este mensaje,
ellos se convierten en mensajeros y testigos en el juicio de ellos. Los consejos que
da Jesús mantienen su vigencia, porque lo que le interesa es que se mantenga el
espíritu de simplicidad y sobriedad. Los discípulos deben renunciar a todo lo
superfluo: a las provisiones, el dinero, el doble vestido, etc. Los que recibirán en
mensaje deben sostenerlos, porque lo principal es la predicación del evangelio a los
pobres y enfermos, aunque se requiera fe y conversión. Son enviados con toda la
fuerza de Jesús, con su misma dignidad. La salvación está en medio de ellos, el
Reino de Dios ha llegado, y los signos son evidentes: expulsaban demonios,
curaban enfermos. Hacen los mismos gestos que Jesús, exigiendo la conversión y la
fe inicial necesaria (cfr. Mc. 1, 15; 1, 29. 39; 6,2; 3,23-27). La unción con aceite,
como imponer las manos, era una expresión externa de la curación de los
enfermos, insistiendo en la salvación que viene de Dios. Sin saber el resultado de la
misión, Marcos extiende la mirada más allá de lo inmediato, es decir, en la misión
de la Iglesia primitiva para resaltar la fuerza del Evangelio y animar a los
misioneros con esta inicial excursión en la vida y corazón de los hombres. La
salvación de Dios es eficaz y la fuerza de Dios irresistible, solo nos pide a los que
aceptamos la palabra de gracia del evangelio, nos toca vivir en obediencia a la fe.
El éxito es cosa de Dios, nosotros como ellos, sembramos la palabra en le vida y
caminos de los hombres de hoy: muchos la aceptan y son consecuentes con ello;
otros la rechaza, pues tienen otros intereses. El Juicio será para todos, lo
importante es ir a él con la misión cumplida: corazón convertido, fruto de la palabra
que ilumina y salva.
Teresa de Jesús, enseña que antes de la misión, el evangelista nos ha dicho que los
llamó para estar con ÉL (Mc. 3, 14), es decir, dejarse enseñar por el Maestro en o
interior de alma, abierto el oído para escuchar. “Nunca el maestro está tan lejos del
discípulo, que sea menester dar voces” (CV 24,5).