IV Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Sábado
Padre Julio Gonzalez Carretti O.C.D
Lecturas bíblicas
a.- Hb. 13,15-17.20-21: El gran Pastor os dé todo bien.
b.- Mc. 6, 30-34: Andaban como ovejas sin pastor.
Los apóstoles regresan de su misión y narran a Jesús, lo hecho y enseñado. El
evangelista recalca la tarea de enseñar que tendrá más tarde la Iglesia, comunicar
la fe, por medio de la catequesis. La invitación de Jesús a descansar a un lugar
tranquilo, va revelando la actitud de Jesús: retirarse de Galilea, porque no encontró
la fe que esperaba, se recoge en un círculo, más íntimo, de sus discípulos. Modelo
de fe, para la primitiva iglesia, que unirá a la acción misionera, catequética, los
tiempos de recogimiento y meditación (cfr. Mc. 6, 45; 7, 24; 8, 10). Misión y
recogimiento son parte esencial de la vida cristiana (cfr. Lc. 10, 38-42). Se destaca
la atracción que ejerce Jesús sobre las muchedumbres, puesto que le siguen al
lugar de su descanso, andaban como ovejas sin pastor. No hay aquí sólo un
sentimiento de compasión, sino una imagen bíblica con profundo significado para
los judíos. Moisés pide a Dios un pastor para su pueblo Israel (cfr. Nm. 27, 17), y
Dios le concedió a Josué, para que la comunidad no quedase como rebaño sin
pastor. Ezequiel en su discurso a los pastores se queja de los que ha tenido Israel,
ahora es Yahvé, quien buscará a las ovejas perdidas y recogerá las descarriadas,
sanará a las enfermas, y dará vigor a las débiles y conservara a las sanas (cfr. Ez.
34, 16). Ahora es Jesús, que cumple con esa función de pastorear a su pueblo. Hay
un promesa para el final de los tiempos: “Yo suscitaré para ponérselo al frente un
solo pastor que las apacentará, mi siervo David: él las apacentará y será su
pastor.” (Ez. 34,23). Jesús, lo vemos como el Mesías prometido que defiende la
obra de Dios. Pero también se recuerda otra profecía: “Heriré al pastor y se
dispersarán las ovejas” (Ez. 14, 27; cfr. Zac. 13, 7). En este pasaje se contempla la
Iglesia primitiva y de hoy, porque Jesús ha sido establecido como el único Pastor de
su pueblo. Jesús se vuelve una y otra vez a su pueblo, la Iglesia, le enseña y le
conduce, la alimenta y conserva por la acción de sus legítimos pastores. Hoy más
que descarriadas las muchedumbres, tienen otros intereses, mejores o más
rentables que los del evangelio. La tarea de todo cristiano, será invitar a participar
en la vida de la Iglesia a toda persona, con una ferviente acción misionera,
constante, a todos los hombres de buena voluntad a escuchar la Palabra de Dios, a
nutrirse de los sacramentos, especialmente de la reconciliación y eucaristía, que
hacen de la oración un verdadero diálogo con Dios y el prójimo.
Teresa de Jesús, llevado al horizonte místico Jesús, es el buen Pastor que con su
voz, silbo suave, atrae a las almas a entrar en su Castillo interior, según la
experiencia de la Santa Madre Teresa de Jesús: “Dicen que el alma «se entra
dentro de sí» y otras veces que «sube sobre sí». Porque este lenguaje no sabré yo
aclarar nada, que esto tengo malo, que por lo que yo lo sé decir pienso que me
habéis de entender, y quizá será sólo para mí. Hagamos cuenta que estos sentidos
y potencias, que ya he dicho que son la gente de este castillo, que es lo que he
tomado para saber decir algo, que se han ido fuera y andan con gente extraña
enemiga del bien de este castillo, días y años; y que ya se han ido, viendo su
perdición, acercando a él aunque no acaban de estar dentro, porque esta
costumbre es recia cosa; sino no son tan traidores y andan alrededor. Visto ya el
gran Rey, que está en la morada de este castillo, su buena voluntad, por su gran
misericordia quiérelos tornar a sí, y, como buen pastor, con un silbo tan suave que
aun casi ellos mismos no lo entienden, hace que conozcan su voz y que no anden
tan perdidos sino que se tornen a su morada. Y tiene tanta fuerza este silbo del
pastor que desamparan las cosas exteriores en que estaban enajenados y métense
en el castillo.” (4M 3,2)