V Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Sabado
Padre Julio Gonzalez Carretti O.C.D
Lecturas bíblicas
a.- Gn.3,9-24: Adán es expulsado del paraíso.
b.- Mc. 8, 1-10: La gente comió hasta quedar satisfecha.
Nos encontramos con otra multiplicación de los panes, esta vez para los paganos, la
primera fue a favor de los judíos (cfr. Mc. 6, 31-34). ¿Qué sentido tiene este doble
milagro? La intención del evangelista es comunicarnos que al banquete eucarístico
ya no sentarán solo judíos, sino también los gentiles. Marcos, recoge una tradición
griega o pagana. El origen de este milagro, es la iniciativa de Jesús: “Siento
compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no
tienen qué comer. Si les despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino,
y algunos de ellos han venido de lejos” (vv. 2-3). En la primera multiplicación la
motivación la dan los discípulos que mandan a Jesús despedir a la gente (cfr. Mc.
6,36). En “aquellos días” evoca las profecías que anunciaron la entrada de los
gentiles y la nueva alianza que Cristo sellará con su sangre. El número de los
panes, siete, nos hace pensar en las setenta naciones (cfr. Gn. 10-11) y en los
siete primeros diáconos de la primitiva Iglesia. Teniendo en sus manos el pan,
Jesús da gracias (cfr. Mc. 6, 41), la gente se sienta sobre la tierra, evoca la
universalidad, (cfr. Mc. 6, 39). La comunión con Jesús, es plenitud de vida, lo único
que sacia de verdad. Las sobras son siete, los siete días de la creación, las setenta
naciones, los siete diáconos (cfr. Gn.1; 10-11; Hch. 6, 1-7; Mc.6,43), mientras que
los que asisten a esta multiplicación son alrededor de cuatro mil. Si la siro-fenicia
se contentaba con las migajas, este pueblo se sació del pan que repartió Jesús, el
pan de su palabra, el único que logra la saciedad del hombre. Este nuevo pueblo,
ahora puede pertenecer al pueblo de Dios, sin tener necesidad de abrazar las
categorías de la religión judía. Caen las barreras que separaban a judíos y gentiles,
han llegado los días esperados por los profetas. La nueva familia de Jesús, se reúne
en torno a la Eucaristía, sin división alguna entre los pueblos. La palabra, el pan, la
fraternidad y la oración son sus elementos esenciales en toda la Iglesia universal.
Toda la humanidad queda invitada desde hoy al banquete eucarístico, que Jesús
prepara domingo a domingo, para crecer en nuestra condición de familiares de
Jesús, crecer en fraternidad y en oración perenne al Padre por este pan de vida que
nos regaló en su Hijo muy amado. Este es el Pan celestial que sacia, el hambre de
todo cristiano.
Teresa de Jesús, desde su experiencia de contemplativa vive de la Eucaristía.
“¿Pensáis que no es mantenimiento aun para estos cuerpos este santísimo Manjar y
gran medicina aun para los males corporales? Yo sé que los es, y conozco una
persona de grandes enfermedades, que estando muchas veces con graves dolores,
como con la mano se le quitaban y quedaba buena del todo. Esto muy ordinario, y
de males muy conocidos que no se podían fingir, a mi parecer. Y porque de las
maravillas que hace este santísimo Pan en los que dignamente le reciben son muy
notorias, no digo muchas que pudiera decir de esta persona que he dicho, que lo
podía yo saber y sé que no es mentira. Mas ésta habíala el Señor dado tan viva fe,
que cuando oía a algunas personas decir quisieran ser en el tiempo que andaba
Cristo nuestro Bien en el mundo, se reía entre sí, pareciéndole que teniéndole tan
verdaderamente en el Santísimo Sacramento como entonces, que ¿qué más se les
daba?” (CV 34,6).