EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la quinta semana del tiempo ordinario
Libro de Génesis 1,20-31.2,1-4a.
Dios dijo: "Que las aguas se llenen de una multitud de seres vivientes y que vuelen
pájaros sobre la tierra, por el firmamento del cielo".
Dios creó los grandes monstruos marinos, las diversas clases de seres vivientes que
llenan las aguas deslizándose en ellas y todas las especies de animales con alas. Y
Dios vio que esto era bueno.
Entonces los bendijo, diciendo: "Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas
de los mares y que las aves se multipliquen sobre la tierra".
Así hubo una tarde y una mañana: este fue el quinto día.
Dios dijo: "Que la tierra produzca toda clase de seres vivientes: ganado, reptiles y
animales salvajes de toda especie". Y así sucedió.
Dios hizo las diversas clases de animales del campo, las diversas clases de ganado
y todos los reptiles de la tierra, cualquiera sea su especie. Y Dios vio que esto era
bueno.
Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que
le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la
tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo".
Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y
mujer.
Y los bendijo, diciéndoles: "Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y
sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes
que se mueven sobre la tierra".
Y continuó diciendo: "Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la
tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento.
Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes
que se arrastran por el suelo, les doy como alimento el pasto verde". Y así sucedió.
Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Así hubo una tarde y
una mañana: este fue el sexto día.
Así fueron terminados el cielo y la tierra, y todos los seres que hay en ellos.
El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra que
había emprendido.
Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él cesó de hacer la obra que
había creado.
Este fue el origen del cielo y de la tierra cuando fueron creados. Cuando el Señor
Dios hizo la tierra y el cielo,
Salmo 8,4-5.6-7.8-9.
Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y la estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que lo cuides?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y esplendor;
le diste dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies:
todos los rebaños y ganados,
y hasta los animales salvajes;
las aves del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de las aguas.
Evangelio según San Marcos 7,1-13.
Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús,
y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin
lavar.
Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes
cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados;
y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay
muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de
los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos
no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen
con las manos impuras?".
El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la
Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos
de mí.
En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los
hombres".
Y les decía: "Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente
el mandamiento de Dios.
Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su
padre y a su madre será condenado a muerte.
En cambio, ustedes afirman: 'Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro
corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte...'
En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre.
Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han
transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!".
comentario del Evangelio por:
Imitación de Cristo, tratado espiritual del siglo XV
Libro II, cap. 5-6
“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.”
A veces nos damos cuenta de nuestra gran ceguera. Obramos mal y
presentamos mil excusas. A menudo nos mueven las pasiones e intentamos hacer
pasar nuestro actuar por obra de buen celo. Corregimos las pequeñas faltas de los
demás y nos permitimos caer en faltas grandes. Estamos pronto para juzgar y
condenar los yerros de los otros pero no tenemos cuidado en no serles molestos. El
que se juzgara a si mismo con rectitud no tendría ya coraje para juzgar
severamente a los demás.
Un cristiano presta atención a su propia vida ante todo, y el que vigila sus
propias acciones se guarda bien de criticar la conducta de los demás. No serás
nunca hombre interior mientras no te esfuerces a guardar silencio acerca de los
asuntos de tu prójimo para ocuparte principalmente de ti mismo... Aquel que ama a
Dios no se fija en lo que está por debajo de Dios, porque sólo Dios, eterno,
inmenso, colma todo, es amparo del alma y alegría verdadera del corazón...
Descansarás plácidamente, si tu corazón no te reprende. No te alegres sino
cuando obrares bien. Los malos nunca tienen alegría verdadera ni sienten paz
interior; porque dice el Señor: No tienen paz los malos. (Is 57,21)... Fácilmente
estará contento y sosegado el que tiene la conciencia limpia. No eres más santo
porque te alaben, ni más vil porque te desprecien. Lo que eres, eso eres; y por más
que te estimen los hombres, no puedes ser, ante Dios, más grande de lo que eres.
Si miras lo que eres dentro de ti, no tendrás cuidado de lo que de ti hablen los
hombres. El hombre ve lo de fuera, mas Dios ve el corazón. (1Sam 16,7).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”