Comentario al evangelio del Viernes 15 de Febrero del 2013
¿Cuál es el ayuno que Tú quieres, Señor?
Cuaresma y viernes: día penitencial para un cristiano. Las lecturas, por si quedaba alguna duda, lo
expresan claramente. Por boca de Isaías, Dios se asombra de que podamos expresar deseos de conocer
sus caminos, querer ser fieles a sus sentencias practicando ayunos y mortificaciones y, a la vez,
desatendernos de cuantos nos rodean. ¡No solo del pobre, del preso, del hambriento, sino de todo lo
que no sea mi propio interés, mi propio yo! Ciertamente, es una lectura dura si dejamos que toque
nuestro corazón. Que fácil es ayunar, privarnos de ciertos alimentos y hacer algunos gestos visibles y
no tocar ni por asomo mis actitudes más arraigadas, las más necesitadas de conversión: “dar puñetazos
sin piedad”, generar disputas entre nosotros, no reconciliarnos con quien nos ha herido, no pedir
perdón a quien hemos dañado, seguir cerrado en mí mismo… Cada uno tendríamos que poner aquí
nuestra propia llamada… lo que está más necesitado de conversión, ayuno y renuncia en mi vida. Aquí y
ahora. Y a partir de ahí, quizá se de el “milagro” y nos brote carne sana. El Señor en persona
responderá a nuestra oración. ¿Por qué nos cuesta tanto “personalizar” la fe, la cuaresma, el ayuno que
Dios quiere?
¿Será porque no tenemos conciencia de vivir junto al novio en la fiesta de bodas? Así lo expresa el
evangelio de hoy: la vida de un cristiano es una celebración de bodas. Todo dependerá de tu cercanía
con el novio, con Jesús… Porque los amigos del novio no ayunan cuando está con ellos. Lo malo es
vivir una fe tan plana que ni nos alegramos en exceso junto a Jesús ni ayunamos en profundidad
cuando es tiempo de conversión. El ayuno y la penitencia de un cristiano no pierde profundidad por
saberse viviendo en una continua fiesta, al lado del Resucitado. No lo olvidemos en cuaresma.
Al menos por hoy, pensemos cómo hacer de este viernes un día penitencial que agrade a Dios. Un
corazón contrito que busca misericordia en Dios, como reza el salmo… Quizá sea el mejor camino para
aprender a negarnos a nosotros mismos, no con prácticas huecas y ostentosas, sino en la verdad que
abre espacios a Su Presencia. Quizá este pequeño, bello y antiguo texto del P. García Nieto nos ayude
en el día de hoy:
“He visto también con mucha alegría,
cómo cuanto más lucho por salir de mí e ir a Vos,
más dentro de mi me encuentro;
y es que Vos estáis más dentro de mi que yo,
o que yo no estoy en mí, sino cuando estoy en Vos.
Que cuanto más me decido a hacerme guerra, más en paz me encuentro.
Que cuanto más me renuncio, más me poseo.”
Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz, Misionera Claretiana
Rosa Ruiz, Misionera Claretiana