Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Viernes después de Ceniza
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El ayuno que quiere el Señor * Un corazón quebrantado y
humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias. * Cuando se lleven al novio, entonces
ayunarán
Textos para este día:
Isaías 58,1-9a:
Así dice el Señor Dios: "Grita a plena voz, sin cesar, alza la voz como una trompeta,
denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados. Consultan mi
oráculo a diario, muestran deseo de conocer mi camino, como un pueblo que
practicara la justicia y no abandonase el mandato de Dios. Me piden sentencias
justas, desean tener cerca a Dios. "¿Para qué ayunar, si no haces caso?;
¿mortificarnos, si tú no te fijas?" Mirad: el día de ayuno buscáis vuestro interés y
apremiáis a vuestros servidores; mirad: ayunáis entre riñas y disputas, dando
puñetazos sin piedad. No ayunéis como ahora, haciendo oír en el cielo vuestras
voces. ¿Es ése el ayuno que el Señor desea, para el día en que el hombre se
mortifica?, mover la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza, ¿a eso lo
llamáis ayuno, día agradable al Señor?
El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos
de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; partir tu pan con
el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo, y no
cerrarte a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te
brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: "Aquí estoy.""
Salmo 50:
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi culpa;
/ lava del todo mi delito, / limpia mi pecado. R.
Pues yo reconozco mi culpa, / tengo siempre presente mi pecado: / contra ti,
contra ti solo pequé, / cometí la maldad que aborreces. R.
 
Los sacrificios no te satisfacen: / si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. / Mi
sacrificio es un espíritu quebrantado; / un corazón quebrantado y humillado, / tú no
lo desprecias. R.
Mateo 9,14-15:
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: "¿Por
qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no
ayunan?" Jesús les dijo: "¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda,
mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y
entonces ayunarán."
Homilía
Temas de las lecturas: El ayuno que quiere el Señor * Un corazón quebrantado y
humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias. * Cuando se lleven al novio, entonces
ayunarán
1. El ayuno
1.1 Una de las prácticas más propias de la cuaresma, desde los primeros siglos del
cristianismo, es el ayuno. Pero las raíces de esta práctica se extienden aún más
atrás, hasta los tiempos mismos de los profetas y aun de Moisés, que acompañaba
su búsqueda contemplativa de la voz divina con severos y prolongados ayunos en el
Sinaí.
1.2 Es elocuente un texto que nos da el Éxodo: " Y Moisés estuvo allí con el Señor
cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan ni bebió agua. Y escribió en las
tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos. Y aconteció que cuando
Moisés descendía del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al
descender del monte, Moisés no sabía que la piel de su rostro resplandecía por
haber hablado con Dios" (Ex 34,28-29). Aquí aparecen los frutos propios de un
ayuno santo: conocimiento de la voluntad divina, vigor para predicar, luz de
contemplación y de gracia.
2. Ayuno y justicia
2.1 Grandes, pues son los bienes del ayuno, pero como casi todo lo bueno, el ayuno
también es susceptible de desfiguración y pérdida de su verdadero sentido. Es lo
que denuncia Isaías en su vigoroso texto de la primera lectura de hoy: "utilizan el
día del ayuno para hacer lo que les da la gana y explotar a sus trabajadores;
ayunan entre pleitos y riñas golpeando criminalmente con el puño". Lo grave aquí
no es ayunar, sino utilizar el día de ayuno para hacer prevalecer los propios
intereses. La maldad está en aparentar, de modo que el corazón se endurece
precisamente cuando se muestra como más piadoso y atento al querer de Dios.
2.2 Es así entonces que lo primero que debe ayunar es la injusticia. Antes que
abstenerse de alimentos hay que abstenerse de pecados, sobre todo de los que
lastiman a los hermanos, empezando por los más pobres. Y es lógico: ¡hermoso es
sobre toda hermosura abstenerse de alimentos si el motivo es no sólo purificar el
propio cuerpo y la propia alma sino ante todo compartirlos con los que no los
tienen! Así entendemos cómo la perfección del ayuno está en la caridad a la que
dispone.
3. Educarnos en la tristeza
3.1 Jesús nos muestra otro rostro del ayuno en su evangelio. El ayuno tiene un
rasgo de tristeza que no hay que quitarlo sino saberlo entender. La cuaresma es,
según esto, un tiempo para aprender a entristecernos, aunque ello suene extraño.
3.2 La tristeza es señal de desprendimiento o de pérdida, pero si se mira mejor es
una señal de amor. Son nuestros amores los que nos hacen sufrir y los que nos
hacen llorar. Aprender a entristecerse es mejorar la calidad del propio amor y de las
propias lágrimas. Cuando Cristo nos haga falta hasta hacernos llorar y suspirar por
su presencia, el corazón estará listo para recibir su visita, agradecer su sonrisa y
fundirse en su alma bendita y bienaventurada.
Fr. Nelson Medina, O.P.