DOMINGO I DE CUARESMA ( C ) (Luc.VI,17-20-26)
Justo es Dios que no permitirá que seáis tentados más allá de vuestras fuerzas
- Ser cristiano, no es una tarea fácil. Basta con escuchar al Señor:
- "No he venido a traer la paz sino la guerra......"
- "El que quiera venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo ...."
- "El Reino de los Cielos padece violencia ..."
-“Milicia es la vida del hombre sobre la tierra” (Libro de Job)
- Y es que, la Gracia de Dios, recibida en el Bautismo, no es un don para
disfrutarlo, “ en posesión tranquila”. La vida divina de la Gracia, exige una
permanente lucha. Conservarla en nosotros, ha de ser el resultado, de una
lucha y de una victoria sobre los enemigos de nuestra alma.
- El Evangelio de hoy, que nos presenta a Cristo siendo tentado por el
Diablo, nos pone de manifiesto un campo muy concreto de esa lucha que ha
de soportar el cristiano: las tentaciones del Demonio.
- El hecho de que Jesús, suma santidad, pasara por el trance de ser tentado,
nos esclarece mucho la verdadera naturaleza de la tentación. Nos permite
afirmar que, sufrir tentaciones no es malo en sí, no menoscaba nuestra
fidelidad a Dios. La moralidad de la tentación la determina, la manera cómo
nosotros actuemos ante ellas. Si las rechazamos, si reaccionamos bien ante
ellas, las convertimos en un acto meritorio de virtud.
- ¿Qué es la tentación?
Una fascinación engañosa que nos induce a un acto pecaminoso .”
- Las tentaciones las provocan, los “ poderes del mal” , que Jesús, en el
Evangelio de hoy, las personaliza en Satanás.
- Esto no quiere decir que, en cada tentación, Satanás actúe en persona,
con rabo y cuernos. ¡No lo necesita! Desgraciadamente cuenta con muchos
aliados, dentro y fuera de nosotros. Debiera eso ponernos en guardia para
saberlo detectar cuando se nos presenta disfrazado, como lo hizo Cristo, en
Cesárea de Filipo, cuando Pedro, con criterio humano, intentó disuadirlo del
camino de la cruz: "Apártate de Mí, Satanás, tu piensas como los hombres,
no como Dios”
- Satanás es, “ padre de la mentira” y sabe aprovechar nuestras debilidades
y las inclinaciones desordenadas de nuestra naturaleza, para intentar
apartarnos de Dios ofreciéndonos una engañosa felicidad.
- Las tentaciones de Cristo .
- Quizás, a ti y a mi, nos puedan resultar extrañas las tentaciones de Jesús,
y hacernos pensar que, no tienen ningún parecido con las que nosotros
solemos padecer. Sin embargo, son, como tres tipos "standard" que, de
alguna manera, contienen todas las formas de tentación que podemos sufrir
los hombres. Examinémoslas brevemente a la luz de las respuestas de Jesús.
1ª) En la primera tentación, “que estas piedras se conviertan en
pan”, están contenidas todas esas "reivindicaciones" del cuerpo, de los
sentidos y de las distintas formas de materialismo que se nos pueden
presentar como engañoso camino de felicidad. Contra ellas tenemos, la
diáfana respuesta de Jesús señalando la insuficiencia de lo terreno para
conseguir la felicidad a la que aspiramos: "No sólo de pan vive el hombre
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”
2ª) En la segunda tentación, “Te daré todo el poder y la gloria…”,
es fácil descubrir en esta tentación, las múltiples formas de idolatría que nos
presenta el mundo y que nos impulsan a suplantar a Dios por los distintos
poderes de la tierra. La respuesta de Jesús, no puede ser también más
contundente: "Al Señor tú Dios adorarás y a El sólo darás culto.
3ª) Y, en la tercera, “Si eres hijo de Dios, tírate de aquí abajo…”.
- Por la respuesta de Jesús: "No tentarás al Señor tú Dios" , se nos está
advirtiendo del peligro que tenemos de, tentar a Dios . Y, tentamos a Dios,
en nuestra vida de cristianos, cuando pretendemos lo imposible. Cuando
prescindiendo de El y de la necesidad que tenemos de su Gracia, de su
ayuda, queremos conseguir, con nuestras solas fuerzas humanas, las metas
sobrenaturales de nuestra vocación cristiana. Quien olvida esta necesidad de
Dios para serle fiel, ¡tienta a Dios! Y este olvido le puede llevar a pensar, en
ocasiones, ¡que Dios manda “imposibles”!. La respuesta de Cristo en el
Evangelio es bien clara: “Imposible para los hombres, no para Dios”
( Lucas 18,27)
Aprendamos de Jesús:
- Estemos seguros de que El, no nos tienta nunca. "Ninguno, cuando sea
tentado, diga: soy tentado por Dios", nos advierte el Apóstol Santiago (I
13-15) Porque, cada uno es tentado por sus propias concupiscencias: Por esa
triple concupiscencia de la que nos habla San Juan: “ la concupiscencia de la
carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida”.(I Juan 2-17)
- Dios, por el contrario, lo que hace es, darnos las gracias necesarias para
vencerlas y además, nos asegura que: "Justo es Dios que no permitirá que
seáis tentados más allá de vuestras fuerzas" (1ª Cor. 10-13)
- Como Jesús, aprendamos a apoyarnos en Dios, en su Palabra y en la
fuerza de su Gracia, como armas poderosas contra todas las tentaciones..