I Semana de Cuaresma, Ciclo C
Miercoles
Padre Julio Gonzalez Carretti O.C.D
Lecturas bíblicas
a.- Jon. 3, 1-10: Conversión de los ninivitas.
El Señor invita a Jonás, por segunda vez a predicar en Nínive la conversión y desde
el rey hasta el último hombre todos hicieron penitencia (cfr. Jon.1-2). El anuncio
era, que si no se convertían dentro de cuarenta días, Nínive sería destruida (v.4).
Era la misma llamada, la misma misión el mismo mensaje, p ero Jonás había
aprendido que a Yahvé no se le desobedece; y va a Nínive. Era una gran ciudad,
necesitó tres días para recorrerla y predicar el mensaje de conversión a todos sus
habitantes. Tiempo, cuarenta días, número que expresa plenitud. El pueblo pasa de
enemigo de Yahvé a creer en ÉL debido a la predicación de Jonás (cfr. Gn.15,6),
contrapunto de Israel que no se convierte (cfr. Ez.3,4-7), contraste duro pero real;
los ninivitas se convierten, en cambio Israel permanece en su actitud rebelde. El
rey hizo su proclama: “La palabra llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su
trono, se quitó su manto, se cubrió de sayal y se sentó en la ceniza. Luego mandó
pregonar y decir en Nínive: «Por mandato del rey y de sus grandes, que hombres y
bestias, ganado mayor y menor, no prueben bocado ni pasten ni beban agua. Que
se cubran de sayal y clamen a Dios con fuerza; que cada uno se convierta de su
mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. ¡Quién sabe! Quizás vuelva
Dios y se arrepienta, se vuelva del ardor de su cólera, y no perezcamos.» Vio Dios
lo que hacían, cómo se convirtieron de su mala conducta, y se arrepintió Dios del
mal que había determinado hacerles, y no lo hizo.” (vv. 7-10). El rey dio ejemplo a
su pueblo y éste comprendió que la penitencia externa, debe ir unida a la actitud
interior de vida. La petición del rey a nombre de su pueblo se cumplió: Dios se
compadeció por la disposición interior que encontró la predicación de Jonás, en el
pueblo y no se cumplió la profecía. Es el triunfo del amor de Dios sobre la maldad y
dureza del corazón del hombre. Condicionado sí no por el culto o mediaciones de
sacrificios, muchas veces criticadas por los profetas, sino por conversión del
corazón, cambio de vida. Toda una lección para Israel, y también para nosotros en
este tiempo propicio para la conversión.
b.- Lc. 11, 29-32: El signo de Jonás, y el Hijo del Hombre.
A lo largo de la historia los hombres han pedido signos, ante el silencio de Dios.
Primero nos encontramos con un rechazo de parte de Jesús a realizar cualquier
signo con esas características, y luego, Jesús se declara como el Signo de Dios,
para el tiempo presente. En una situación semejante se encontrará más tarde
Pablo, cuando en Corinto, los griegos le pidan sabiduría, y los judíos, exijan signos
(cfr. 1 Cor.1, 32). Los judíos buscan seguridad, exigen a Dios signos portentosos,
que se manifieste con su poder, liberación de la miseria o la llegada del Reino
escatológico; debían ser signos que no dejen duda alguna de su presencia. La
negativa de Jesús, es definitiva y radical, no les dará ningún signo, excepto el de
Jonás. El Dios trascendente de los judíos, se ha hecho hombre entre los hombres,
para acompañarlos en esta vida, y hacia la casa del Padre suyo. Es en Jesús de
Nazaret, donde el Dios trascendente y escatológico de los judíos, sigue obrando
prodigios liberadores de todo lo que oprime al hombre, hasta hacerlo partícipe de
su Pascua. En este sentido, se puede decir, que Dios ha dado un signo en Jonás,
que ha perecido en el mar y vuelve a la existencia, como Jesús que de la pasión y
muerte, Resucita glorioso. Este Signo, carece de todo aquello que buscaban los
judíos: su apariencia externa es humilde. Solo aquellos que tienen fe, descubren en
sus palabras y obras, la realidad de la Resurrección. Salomón, en todo su
esplendor, fue signo para la reina del Sur, por la sabiduría de Dios que poseía;
Jesús declara que ÉL es más que Salomón. Jonás, predicador del juicio de Dios
contra lo ninivitas, movió a ese pueblo a la conversión; Jesús es más que Jonás. Ha
hecho más cosas que todos los profetas, reyes y justos del AT.; es el Signo de Dios
por excelencia, y sin embargo, los hombres de su tiempo no le han recibido y no
han creído a su palabra. Los que no han aceptado a Jesús, en el fondo, no han
reconocido que ÉL, es camino hacia el Padre. También hoy, muchos exigen signos
apodícticos: como quitar la violencia del mundo, el hambre de los pobres, acabar
con los ateos o tibios en la fe, etc., para que el mundo crea en Dios. Jesús, fue
tolerante en el sentido de proponer el evangelio como camino de salvación, la
misma pedagogía sigue la Iglesia al predicar el evangelio a toda criatura. Estamos
en el tiempo de la paciencia de Dios, aprovechemos este tiempo, convirtiendo el
corazón, al evangelio de Jesús, Sabiduría y Resurrección nuestra.
A la Santa Madre Teresa de Jesús, le llegó también su hora de convertirse al Señor
Jesús, los ejemplos de los Santos la ayudaron. “Pues ya andaba mi alma cansada y
aunque quería no la dejaban descansar las ruines costumbres que tenía.
Acaecióme que, entrando un día en el oratorio, vi una imagen que habían traído allí
a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que se hacía en casa. Era de
Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal,
porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal
que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y
arrojéme cabe El con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me
fortaleciese ya de una vez para no ofenderle... Mas esta postrera vez de esta
imagen que digo, me parece me aprovechó más, porque estaba ya muy
desconfiada de mí y ponía toda mi confianza en Dios. Paréceme le dije entonces,
que no me había de levantar de allí hasta que hiciese lo que le suplicaba. Creo
cierto me aprovechó, porque fui mejorando mucho desde entonces.” (Vida 9,1 y 3).