Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Febrero 22
Fiesta de la Cátedra de San Pedro
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Presbítero como ellos y testigo de los sufrimientos de
Cristo * El Señor es mi pastor, nada me falta. * Tú eres Pedro, y te daré las llaves
del reino de los cielos
Textos para este día:
1 Pedro 5,1-4:
Queridos hermanos: A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos,
testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse,
os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo,
gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida
ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino
convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor,
recibiréis la corona de gloria que no se marchita.
Salmo 22:
El Señor es mi pastor, / nada me falta: / en verdes praderas me hace recostar; /
me conduce hacia fuentes tranquilas / y repara mis fuerzas; / me guía por el
sendero justo, / por el honor de su nombre. R.
Aunque camine por cañadas oscuras, / nada temo, porque tú vas conmigo: / tu
vara y tu cayado me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos; / me unges la cabeza con
perfume, / y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan / todos los días de mi vida, / y habitaré
en la casa del Señor / por años sin término. R.
Mateo 16,13-19:
 
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus
discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos contestaron:
"Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas."
Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Simón Pedro tomó la
palabra y dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo." Jesús le respondió:
"¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne
y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y
sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te
daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el
cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo."
Homilía
Temas de las lecturas: Presbítero como ellos y testigo de los sufrimientos de
Cristo * El Señor es mi pastor, nada me falta. * Tú eres Pedro, y te daré las llaves
del reino de los cielos
1. "Tú eres Pedro"
1.1 A quien lea sin prejuicios el Evangelio le llamará la atención el modo como
Jesús forma a Pedro, las palabras que sólo a él dirige, las oraciones que por él
hace.
1.2 No se trata de que Pedro tenga cualidades humanas únicas, o lo que hoy
llamaríamos un "perfil" de líder irreprochable con una personalidad arrolladora. La
Biblia es tan sincera y descarnada en presentar las fallas de Pedro como suele serlo
con todos los demás: Moisés, David, Zacarías, Pablo...
1.3 Pedro ha sido elegido por amor y en el misterio de esa elección nace otro
misterio, que es el don de una fe singularmente robusta. Si algo construyó Cristo
en Pedro fue el regalo de esa fe maravillosa, bella e inquebrantable, sobre la que es
posible sostener y alimentar la fe de los demás discípulos, y en realidad de la
Iglesia entera.
2. Racionalismo superado
2.1 El racionalismo nos hizo creer que cada persona podía sostenerse sin otra
fuerza que la de sus propias certezas, adquiridas en la soledad de una inteligencia
capaz de mantenerse distante, objetiva y lúcida frente al mundo. Este ser
inteligente y solitario se supone que podía revisar con su linterna de razón a todo y
a todos, de modo que sus decisiones eran tomadas en un ámbito de libertad e
independencia totales.
2.2 Luego que descubrimos que esta racionalidad, o más bien, racionalismo, tenía
muchos errores en su formulación y muchas consecuencias desastrosas en su
aplicación. El conocimiento científico, supuesto paladín de la objetividad, nos
enseñó a cuestionar esa idea de independencia y distancia entre sujeto y objeto,
incluso para el caso de la ciencia natural. Estudiar el mundo es interactuar con él, y
esto implica cambiarlo en el acto mismo de observarlo. Los problemas técnicos y
teóricos que de esta sencilla anotación se derivan apenas empiezan a desgranarse.
2.3 Y si miramos al sujeto que conoce, ¿seguiremos diciendo que es desinteresado,
aséptico y lúcido? Estudios sociales muestran las tremendas presiones que marcan
a la investigación científica. Y el fruto del conocimiento, ¿es neutro? De ningún
modo. Conocimiento y poder se han ligado de tal modo en la modernidad que
parece poco probable adelantar proceso de divorcio entre ellos en el mediano plazo.
3. El poder de la Palabra
3.1 Redescubrir nuestra responsabilidad como creyentes es encontrarnos con la
estructura misma del ser humano que no existe sino abrigado y amamantado por la
palabra de sus hermanos. Es aquí donde entendemos las grandeza de esa frase con
la que Cristo entrega a Pedro un ministerio tan alto y extenso: "lo que ates en la
tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en
el cielo".
3.2 Sencillamente estas palabras son la expresión de la sublime responsabilidad
que tenemos por el hecho de existir como seres humanos. Pronunciadas hacia
Pedro no resuenan sólo en Pedro, sino en todo aquel que tome en serio que
estamos conectados a un misterio que se llama "humanidad"; algo que nos precede
y nos sucede, algo inmenso, lo único en que podemos pretender entender nuestro
propio ser y a la vez aquello que nos recuerda que ninguna decisión o palabra
nuestra puede apoderarse de la vida de nadie.
3.3 El racionalismo parecía exaltar al hombre mientras lo abandonaba en un
peñasco helado y fantasmal. De esa soledad enrarecida brotaron las tormentas de
la crueldad y los remolinos de un existencialismo trastornado y voraz. Frente a ese
nevado de inclemencias, la mano encallecida y robusta de Pedro, su mirada
humilde y firme a la vez, y sobre todo su voz clara y penetrante son un regalo
inmenso de Dios.
Fr. Nelson Medina, O.P.