EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Jueves de la Primera semana de Cuaresma
Libro de Ester 14,1.3-5.12-14.
En aquellos días, la reina Ester, temiendo el peligro inminente,
acudió al Señor y rezó así al Señor, Dios de Israel: "Señor mío, único rey nuestro.
Protégeme, que estoy sola y no tengo otro defensor fuera de ti,
pues yo misma me he expuesto al peligro.
Desde mi infancia oí, en el seno de mi familia, cómo tú, Señor, escogiste a Israel
entre las naciones, a nuestros padres entre todos sus antepasados, para ser tu
heredad perpetua; y les cumpliste lo que habías prometido.
Atiende, Señor, muéstrate a nosotros en la tribulación, y dame valor, Señor, rey de
los dioses y señor de poderosos.
Pon en mi boca un discurso acertado cuando tenga que hablar al león; haz que
cambie y aborrezca a nuestro enemigo, para que perezca con todos sus cómplices.
A nosotros, líbranos con tu mano; y a mí, que no tengo otro auxilio fuera de ti,
protégeme tú, Señor, que lo sabes todo."
Salmo 138(137),1-2a.2bc-3.7c-8.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo,
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad,
porque tu promesa ha superado tu renombre.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
Si camino entre peligros, me conservas la vida,
extiendes tu mano contra el furor de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos!
Evangelio según San Mateo 7,7-12.
Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se
les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le
abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el
Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto
consiste la Ley y los Profetas.
Comentario del Evangelio por:
Santo Tomás de Aquino (1225-1274), dominico, teólogo, doctor de la
Iglesia
Compendio teológico, 2,1
“Pedid,....buscad,...llamad,...”
Cuando la petición se dirige a un hombre, se debe primero expresar el deseo y la
necesidad por la que ruega. Tiene por objeto también doblegar el corazón al que se
pide, hasta hacerlo ceder. Más, estas dos cosas no tienen razón de ser cuando la
oración se dirige a Dios. Cuando oramos no tenemos que inquietarnos por expresar
a Dios nuestros deseos o nuestras necesidades, ya que Dios lo sabe todo (Mt 6,8)...
No obstante, la oración nos es necesaria para obtener la gracia de Dios; El caso es
que ejerce una influencia sobre el que ruega, con el fin de que considere sus
propias pobrezas e incline su alma a desear con fervor y espíritu filial lo que espera
obtener por la oración. Se hace, por esto, capaz de recibirlo...
La oración nos hace cercanos a Dios ya que nuestras almas se elevan hacia él,
conversan afectuosamente con él y lo adoran en espíritu y en verdad (Jn 4,23) Esta
intimidad adquirida en la oración incita al hombre a la oración confiada. Por esto
está escrito en los salmos: “Yo te invoco, oh Dios, porque tú me respondes.” (Sal
16,6) El salmista es acogido por Dios al inicio de la oración, luego ora con una
confianza mayor. Así que en nuestra oración a Dios, la frecuencia o la insistencia no
están fuera de lugar, antes bien son agradables a Dios; porque hay “necesidad de
orar siempre sin desanimarse.” (Lc 18,1) y en otro lugar, el Señor nos invita “pedid
y recibiréis; buscad y encontraréis, llamad, y os abrirán.” (Lc 11,9)
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”