Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Febrero 23
Memoria de San Policarpo
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Prepárate para las pruebas * Señor, tu derecha me salva.
* Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán
Textos para este día:
Eclesiástico 2,1-13:
Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios, prepárate para las pruebas; mantén
el corazón firme, sé valiente, no te asustes en el momento de la prueba; pégate a
él, no lo abandones, y al final serás enaltecido. Acepta cuanto te suceda, aguanta
enfermedad y pobreza, porque el oro se acrisola en el fuego, y el hombre que Dios
ama, en el horno de la pobreza. Confía en Dios, que él te ayudará; espera en él, y
te allanará el camino. Los que teméis al Señor, esperad en su misericordia, y no os
apartéis, para no caer; los que teméis al Señor, confiad en él, que no retendrá
vuestro salario hasta mañana; los que teméis al Señor, esperad bienes, gozo
perpetuo y salvación; los que teméis al Señor, amadlo, y él iluminará vuestros
corazones. Fijaos en las generaciones pretéritas: ¿quién confió en el Señor y quedó
defraudado?; ¿quién esperó en él y quedó abandonado?; ¿quién gritó a él y no fue
escuchado? Porque el Señor es clemente y misericordioso, perdona el pecado y
salva del peligro.
Salmo 137:
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; / delante de los ángeles tañeré para ti, /
me postraré hacia tu santuario. R.
Daré gracias a tu nombre / por tu misericordia y tu lealtad. / Cuando te invoqué,
me escuchaste, / acreciste el valor en mi alma. R.
Tu derecha me salva. / El Señor completará sus favores conmigo: / Señor, tu
misericordia es eterna, / no abandones la obra de tus manos. R.
Juan 15, 18-21:
 
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran
del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no
son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo.
Acuérdense de lo que les dije: “El siervo no es superior a su señor”. Si a mí me han
perseguido, también a ustedes los perseguirán, y el caso que han hecho de mis
palabras lo harán de las de ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues
no conocen a aquel que me envió».
Homilía
Temas de las lecturas: Prepárate para las pruebas * Señor, tu derecha me salva.
* Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán
1. Fruto abundante
1.1 San Policarpo es uno de los primeros mártires de la Iglesia y su martirio
cumplió plenamente con lo que significa la palabra en su origen griego: dar
testimonio. Primero con su vida y luego con su muerte, Policarpo cumplió además
el sentido de su nombre cristiano, que suena sin duda anticuado a nuestros oídos.
Polyn-carpós quiere decir: abundante fruto, en alusión a aquello que dijo Jesús: "El
que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no
podéis hacer nada... La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis
mis discípulos" (Juan 15,5.8).
1.2 La importancia de "dar fruto" está en dos cosas: que ello da la gloria a Dios, y
que ello da vida al pueblo de Dios. Dar gloria y dar vida es resplandecer en la
verdad, la santidad y la bondad, y eos fue lo que cumplió este santo obispo, que así
dio sentido pleno a su nombre.
2. La tradición, expresión viva de la fe
2.1 Policarpo fue discípulo de San Juan, el Evangelista. Esto lo sitúa muy cerca del
testimonio inmediato de la primera generación de cristianos y lo convierte en un
testigo excepcional del proceso de nacimiento mismo de la Iglesia. Es aún más
providencial que san Ireneo, también obispo y también mártir, fuera discípulo de
Policarpo, porque a través de Ireneo, que sí nos dejó abundantes escritos, podemos
oír expresiones como : "Oí esto a Policarpo, que aseguró haberlo oído de Juan." El
Evangelio se vuelve mucho más real, toma más carne cuando uno reflexiona en
esas expresiones.
2.2 También así descubrimos lo que significa la Tradición: es más un verbo que un
sustantivo. Refleja el hecho de la Encarnación en su dimensión social, como
realidad que trasciende el periodo estricto de la vida de Cristo sobre esta tierra,
para cubrir entonces el impacto que la Palabra y el Espíritu causan en la Historia
humana, hasta el fin de los tiempos.
2.3 Según eso, imaginar un cristianismo sin Tradición es como negar la realidad de
la carne del Hijo de Dios. Sólo tenemos acceso a esa carne tocándola a través de su
Cuerpo que es la Iglesia, y que prolonga de modo visible el milagro de su
Encarnación. Biblia y Tradición no aparecen en paralelo sino entretejidas como
realidades históricas comparables a la voz que pronuncia una y el sentido de esa
palabra.
Fr. Nelson Medina, O.P.