Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo C, Tiempo de Cuaresma,
Domingo de la Semana No. 2
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Dios hace alianza con Abrahán, el creyente * El Señor es
mi luz y mi salvación. * Cristo nos transformará, según el modelo de su cuerpo
glorioso * Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió
Textos para este día:
Génesis 15, 5-12. 17-18:
En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: "Mira al cielo; cuenta las
estrellas, si puedes."
Y añadió: "Así será tu descendencia."
Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber.
El Señor le dijo: "Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en
posesión esta tierra."
Él replicó: "Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?"
Respondió el Señor: "Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un
carnero de tres años, una tórtola y un pichón."
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero
no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los
espantaba.
Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso
y oscuro cayó sobre él.
El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha
ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
 
Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: "A tus descendientes
les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates."
Salmo 26 :
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R.
Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme. Oigo en mi corazón:
"Buscad mi rostro." R.
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu
siervo, que tú eres mi auxilio. R.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé
valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R.
Filipenses 3, 20-4, 1:
Hermanos: Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un
Salvador: el Señor Jesucristo.
Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso,
con esa energía que posee para sometérselo todo.
Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos
así, en el Señor, queridos.
Lucas 9, 28b-36:
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la
montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos
brillaban de blancos.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que,
apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a
los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:
"Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para
Moisés y otra para Elías."
No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al
entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el escogido,
escuchadle."
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el
momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Homilía
Temas de las lecturas: Dios hace alianza con Abrahán, el creyente * El Señor es
mi luz y mi salvación. * Cristo nos transformará, según el modelo de su cuerpo
glorioso * Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió
1. Las Dos Noches de Abrahán
1.1 En medio de la noche, Dios lleva a Abrahán, primero a la contemplación de la
grandeza de sus promesas y luego al reconocimiento de la propia nada.
1.2 Porque hay aquí la historia de dos noches. Una, la de contar las estrellas; otra,
la de permanecer semiaterrorizado ante los trozos de carne despedazada. Esta
segunda escena, bueno es aclararlo, nos remite al modo en que solían celebrarse
las alianzas entre jefes de tribus o clanes, en aquella época: los que sellaban
alianza pasaban por en medio de los animales despedazados y juraban, cada uno
por los propios dioses, que querían un destino semejante si llegaban a incumplir las
promesas hechas.
1.3 Si lo miramos bien, estas dos noches, la de la admiración y la del espanto, se
corresponden bien con esas dos dimensiones que la antropología moderna ver en el
hecho religioso: "fascinante" y "tremendo." Belleza que encanta y abismo que
espanta; sublime ternura de un Dios que enciende la esperanza y temeraria
audacia de un mortal que conversa y peregrina de cara a su Dios. Tal es la alianza;
tal es la cuaresma.
2. La Transfiguración
2.1 Con mayor gusto damos hoy la palabra a nuestro hermano de comunidad, Fr.
José Ma. Prada, O.P., en su reflexión sobre el evangelio de la Transfiguración.
2.2 El Maestro, con el que habían vivido durante tres años sus discípulos,
exteriormente era un hombre como los demás palestinos de su época, No era ni
más grande ni más pequeño, con el color bronceado de la piel, como correspondía a
los habitantes del desierto, con ojos talvez castaños, con las mismas necesidades y
flaquezas humanas, menos el pecado. Era tan parecido a sus discípulos, que Judas,
para identificarlo en el huerto, tuvo que dar una señal:: “Aquel a quien yo besare,
ese es”. Sin embargo, en su interior, se diferenciaba substancialmente de los
demás hombres porque era el Verbo de Dios encarnado, era Dios y hombre. Pero
esto era una realidad oculta, un misterio que solamente se descubría por revelación
del Padre, como se lo dijo a Pedro. Ni siquiera los demonios llegaron a saber a
ciencia cierta quien era, porque de lo contrario, no lo hubieran llevado a la cruz
porque allí sufrieron su derrota.
2.3 En la transfiguración mostró Jesús a sus discípulos, por un instante, su
verdadera personalidad, su gloria, su belleza divina, oculta hasta esos momentos
en su humanidad. Su rostro brillaba como el sol y sus vestidos blancos como la
nieve. Allí aparecen también Moisés y Elías para presentarlo como el Mesías, mucho
más poderoso que ellos y al que habían anunciado tantos años antes. Le hablaban
de su próxima muerte ignominiosa. En ese instante, una nube densa lo cubrió como
fue cubierta el arca de la alianza, como signo de la presencia de la divinidad. Y así
lo entendieron los tres discípulos al arrojarse sobre la tierra, temblorosos por la
cercanía de Dios.
2.4 Esta revelación fue confirmada por el Padre celestial: “este es mi Hijo muy
amado, escuchadlo”. Con estas palabras, el mismo Padre da testimonio de la
mesianidad de su Hijo. Ese hombre que verán traicionado, sentenciado, azotado,
coronado de espinas, escupido, llevando la cruz a cuestas hacia el calvario y muerto
en la cruz, ese era el Hijo de Dios.
2.5 Estos tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan, se volverán a encontrar solos con
Jesús, en el huerto de Getsemaní, tan desconcertados como lo están ahora.
Entonces no entenderán absolutamente nada. Se olvidaron totalmente de la
epifanía del monte. Solamente después de la resurrección de Jesús, empezarán a
entender estos misterios; y es que los misterios de Jesús, sólo se podrán entender
a la luz de la pascua y con la fuerza del Espíritu Santo.
Fr. Nelson Medina, O.P.