II Semana de Cuaresma
Lunes
Lucas 6, 36-38
Introducción
Este pasaje Lucano no es como el de Mateo que les ha hablado a los
judíos en términos judaizantes. Lucas que habla a la gentilidad expresa el
mensaje de Jesús en términos de misericordia y amor mientras Mateo
prefiere hablar de justicia y perfección (Mt. 5, 48)
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La síntesis del mensaje de Jesús es como un axioma, si perdonan
serán perdonados.
La vida cristiana es esencialmente imitación de Dios, de su amor
misericordioso, de su infinita bondad y de su generosidad sin límites. El
motivo de obrar así es necesario para demostrar que somos hijos del
Altísimo.
El Reino de Dios comienza el día en el que Jesús anuncia que Dios es
Padre misericordioso. Jesús proclama esta misericordia de Dios y la hace
presente en su propia persona. Esto mismo exige de cada uno de sus
discípulos.
El perdón que sus discípulos conceden a sus hermanos y hermanas es
fruto del Amor de Dios que los ha reunido, congregados en Iglesia y es signo
de la presencia en ellos del perdón de Dios, es don y participación de la
misma misericordia del Padre.
El discípulo de Jesús es aquel que le permite edificar en él la imagen
de Dios, y que se deja modelar mediante la Palabra y los sacramentos para
ir lográndose día a día más hijo de Dios. Obrar cristianamente es un obrar
imitando a Jesús que imita al Padre.
Esto es el principio fundamental de la moral cristiana. De la relación que
establece con Dios, el cristiano recibe las inspiraciones y la fuerza para
transformarse disponible al servicio de los demás hermanos.
Mons. Miguel Esteban Hesayne