Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Cuaresma,
Semana No. 4, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Ya no se oirán gemidos ni llantos * Te ensalzaré, Señor,
porque me has librado. * Anda, tu hijo está curado
Textos para este día:
Isaías 65,17-21:
Así dice el Señor: "Mirad: yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva: de lo
pasado no habrá recuerdo ni vendrá pensamiento, sino que habrá gozo y alegría
perpetua por lo que voy a crear. Mirad: voy a transformar a Jerusalén en alegría, y
a su pueblo en gozo; me alegraré de Jerusalén y me gozaré de mi pueblo, y ya no
se oirán en ella gemidos ni llantos; ya no habrá allí niños malogrados ni adultos que
no colmen sus años, pues será joven el que muera a los cien años, y el que no los
alcance se tendrá por maldito. Construirán casas y las habitarán, plantarán viñas y
comerán sus frutos."
Salmo 29:
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado / y no has dejado que mis enemigos se
rían de mí. / Señor, sacaste mi vida del abismo, / me hiciste revivir cuando bajaba
a la fosa. R.
Tañed para el Señor, fieles suyos, / dad gracias a su nombre santo; / su cólera
dura un instante; / su bondad, de por vida; / al atardecer nos visita el llanto; / por
la mañana, el júbilo. R.
Escucha, Señor, y ten piedad de mí; / Señor, socórreme. / Cambiaste mi luto en
danzas. / Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.
Juan 4,43-54:
En aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había hecho
esta afirmación: "Un profeta no es estimado en su propia patria." Cuando llegó a
Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho
en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.
Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.
Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que
Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a
su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: "Como no veáis signos y prodigios, no
creéis." El funcionario insiste: "Señor, baja antes de que se muera mi niño." Jesús
le contesta: "Anda, tu hijo está curado." El hombre creyó en la palabra de Jesús y
se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro
diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había empezado la
mejoría. Y le contestaron: "Hoy a la una lo dejó la fiebre." El padre cayó en la
cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús le había dicho: "Tu hijo está curado." Y
creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a
Galilea.
Homilía
Temas de las lecturas: Ya no se oirán gemidos ni llantos * Te ensalzaré,
Señor, porque me has librado. * Anda, tu hijo está curado
1. Una promesa de alegría
1.1 ¡Qué consuelo recibir las palabras de Isaías hoy! ¡Es verdad que la cuaresma
tiene que ser tiempo de cuestionamiento y reflexión interior pero eso no significa
que no quede espacio para la alegría, la sonrisa y la esperanza!
1.2 "Convertiré en gozo a Jerusalén", ha dicho el Señor. Semejante promesa es
más de lo que podíamos soñar. Jerusalén es el lugar del desastre, el lugar de la
deshonra, el lugar de la humillación, si pensamos en el destierro a Babilonia. ¡Y
Dios anuncia que Jerusalén será un gozo!
1.3 Estas expresiones no intentan ilusionarnos o endulzarnos el oído. Manifiestan el
poder de Dios, que ha CREADO todas las cosas, y que por eso mismo puede
VOLVER A CREAR. La expresión que utiliza es precisa: "habrá alegría y gozo eterno
por lo que voy a crear". En la Biblia este verbo, crear, tiene un contenido muy
fuerte y está reservado sólo para Dios.
1.4 La enseñanza entonces de esta primera lectura es que la obra del perdón al
pueblo pecador sólo puede ser descrita como una NUEVA CREACIÓN, algo que sólo
Dios puede hacer y que sólo Él sabe hacer. Y ante esa obra enteramente suya
nosotros sentiremos gozo indescriptible, más aún que si hubiéramos acompañado al
Altísimo el día en que dijo: "¡Que haya luz!" (Gén 1,3).
2. ¿Una petición inhumana?
2.1 Estamos acostumbrados a pensar en Jesús de una manera tan tierna, que
corremos el riesgo de apelar más a nuestra imaginación que a la revelación que el
Señor nos ofrece en su Palabra. La escena de hoy por ejemplo, a pesar de que se
trata de una curación, no carece de dureza.
2.2 Un funcionario le pide que vaya a su casa y cure a su hijo. La respuesta de
Cristo es dura: " Si no ven signos y prodigios son incapaces de creer". No parece
demasiado tierno, sobre todo si pensamos en el drama que vivía aquel hombre...
2.3 Si aceptamos que Jesús no tiene que parecerse a nuestra imaginación,
admitamos que una y otra vez debemos aprender quién es Él en realidad...
2.4 En este caso hay una enseñanza que en realidad es muy propia de Nuestro
Señor: le interesa más nuestra fe que nuestra salud física o nuestro bienestar
emocional. Tiene sed de nuestra fe, porque sabe muy bien que la salud del cuerpo
o la tranquilidad de una vida sin problemas a la vista no es algo que vaya a estar
siempre ni algo con lo que de veras podamos contar.
2.5 La enfermedad, las contradicciones, las traiciones de amigos, los accidentes o la
muerte misma estarán ahí siempre acechando, y si miramos a Jesús sólo a través
del lente de los favores que nos hace para restablecer nuestra salud o conservar
nuestro bienestar JAMÁS tendremos verdadera fe.
2.6 Y de algún modo eso es lo que hace Jesús "saliéndose con la suya" : templa el
arco de la fe de aquel hombre hasta su límite. El funcionario regio le pedía algo que
a cualquiera le hubiera parecido en sí mismo un honor: "ven a mi casa". Jesús
renuncia a ese honor y en cambio pone en condición de siervo, y siervo obediente,
a aquel hombre encumbrado: "cree; tu hijo ya está bien". Una hermosa solución
"de compromiso" en la que Cristo rescata lo que a Él más le interesa, es decir, que
crezca la fe, mientras concede lo que el atribulado papá pedía, la salud de aquel
niño.
Fr. Nelson Medina, O.P.