Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Cuaresma,
Semana No. 4, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Vi que manaba agua del lado derecho del templo, y habrá
vida dondequiera que llegue la corriente * El Señor de los ejércitos está con
nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. * Al momento aquel hombre quedó
sano
Textos para este día:
Ezequiel 47,1-9.12:
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán del
templo manaba agua hacia levante -el templo miraba a levante-. El agua iba
bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar. Me sacó por la puerta
septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba
corriendo por el lado derecho. El hombre que llevaba el cordel en la mano salió
hacia levante. Midió mil codos y me hizo atravesar las aguas: ¡agua hasta los
tobillos! Midió otros mil y me hizo cruzar las aguas: ¡agua hasta las rodillas! Midió
otros mil y me hizo pasar: ¡agua hasta la cintura! Midió otros mil. Era un torrente
que no pude cruzar, pues habían crecido las aguas y no se hacía pie; era un
torrente que no se podía vadear. Me dijo entonces: "¿Has visto, hijo de Adán?" A la
vuelta me condujo por la orilla del torrente. Al regresar, vi a la orilla del río una
gran arboleda en sus dos márgenes.
Me dijo: "Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa,
desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos
que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en
abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida
dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán
toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán
cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su
fruto será comestible y sus hojas medicinales."
Salmo 45:
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, / poderoso defensor en el peligro. / Por
eso no tememos aunque tiemble la tierra, / y los montes se desplomen en el mar.
R.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, / el Altísimo consagra su morada.
/ Teniendo a Dios en medio, no vacila; / Dios la socorre al despuntar la aurora. R.
El Señor de los ejércitos está con nosotros, / nuestro alcázar es el Dios de Jacob. /
Venid a ver las obras del Señor, / las maravillas que hace en la tierra. R.
Juan 5,1-3.5-16:
En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo
Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos,
ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho
años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le
dice: "¿Quieres quedar sano?" El enfermo le contestó: "Señor, no tengo a nadie que
me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se
me ha adelantado." Jesús le dice: "Levántate, toma tu camilla y echa a andar." Y al
momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: "Hoy
es sábado, y no se puede llevar la camilla." El les contestó: "El que me ha curado
es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar." Ellos le preguntaron:
"¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?" Pero el que
había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de
aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:
"Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor." Se
marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por
esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.
Homilía
Temas de las lecturas: Vi que manaba agua del lado derecho del templo, y habrá
vida dondequiera que llegue la corriente * El Señor de los ejércitos está con
nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. * Al momento aquel hombre quedó
sano
1. Sanear el mar muerto
1.1 La primera lectura de hoy presenta ante nuestros ojos un imposible realizado:
sanear al Mar Muerto.
1.2 Lo de "muerto" no es un chiste ni una exageración. Siglos de acumulación de
sales minerales del Jordán han hecho de esta masa de agua una imagen de la
muerte. El Mar Muerto, como sabemos, se encuentra cientos de metros por debajo
del nivel del Mar Mediterráneo, de modo que las aguas que allí llegan no tienen
adonde correr y simplemente salen por evaporación, dejando una acumulación
creciente de sales que impiden la vida y que le dan el nombre que tiene: Mar
Muerto.
1.3 La radical soberanía de la muerte en ese inmenso charco salino es una imagen
viva de lo irreversible. Todo el mundo sabe que el agua se puede salar, pero ¿cómo
quitarle esa sal para hacerla potable y útil a la agricultura? No hay procedimiento
sencillo que lo logre, sobre todo: no lo había cuando Ezequiel nos cuenta que hay
un agua tan poderosa, tan sana, tan santa, que tiene fuerza para limpiar y sanear
el agua muerta de ese Mar.
1.4 Agua limpia que limpia al agua sucia: algo que va contra nuestra experiencia.
Lo que conocemos es que el agua sucia ensucia al agua limpia. Pero Dios puede
transmutar la flecha del tiempo, por así decirlo, y vencer en las tierras de lo
improbable y lo imposible. Y si puede hacerlo con esa agua muerta, ¿no lo podrá
con nuestras vidas, que han acumulado la sal mortífera del pecado y que se han
vuelto pozos de muerte?
2. Cristo, Agua Viva
2.1 El tema del agua sigue en el evangelio de hoy. Esta vez se trata de una piscina
con propiedades que hoy llamaríamos "mágicas" : el enfermo que logra acercarse al
agua cuando se revuelve, queda curado. Método que es absurdo en realidad,
porque implica sanar siempre al que está menos enfermo, que es el que
seguramente tiene más fuerzas para imponerse sobre los otros y llegar al
"momento mágico" en que se le va a dar la salud.
2.2 Esa piscina se parece al sistema financiero capitalista que ayuda más al que
menos necesita. Como dijo un chistoso: "para que den un préstamo en un banco,
debes demostrar que no lo necesitas".
2.3 El método de Jesús es diferente. Sus ojos están particularmente atentos a ese
que siempre queda relegado, ese que siempre ha sido pospuesto, ese que nunca le
interesó a nadie. Jesús hace lo que se esperaba de esa "magia", pero no por magia
sino por la fuerza de su Palabra y de una vida en unión con Dios.
2.4 En efecto, le advierte al paralítico curado: "no peques más, no sea que te
suceda algo peor". Como en otros pasajes, Jesús recuerda discretamente al
enfermo físico de la enfermedad espiritual que también padece, y así muestra que
no es un "mago" repartiendo favores, sino el Hijo de Dios, consolando, perdonando
y redimiendo a su Pueblo.
Fr. Nelson Medina, O.P.