Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Cuaresma,
Semana No. 4, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo * Acuérdate
de mí, Señor, por amor a tu pueblo. * Hay uno que os acusa: Moisés, en quien
tenéis vuestra esperanza
Textos para este día:
Éxodo 32,7-14:
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: "Anda, baja del monte, que se ha
pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del
camino que yo les había señalado. Se han hecho un novillo de metal, se postran
ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: "Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de
Egipto.""
Y el Señor añadió a Moisés: "Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por
eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré
un gran pueblo." Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: "¿Por qué, Señor, se va
a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto, con gran poder y
mano robusta? ¿Tendrán que decir los egipcios: "Con mala intención los sacó, para
hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra"? Aleja
el incendio de tu ira, arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo. Acuérdate de tus
siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo, diciendo:
"Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de
que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre.""
Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.
Salmo responsorial: 105:
En Horeb se hicieron un becerro, / adoraron un ídolo de fundición; /
cambiaron su gloria por la imagen / de un toro que come hierba. R.
Se olvidaron de Dios, su salvador, / que había hecho prodigios en Egipto, /
maravillas en el país de Cam, / portentos junto al mar Rojo. R.
Dios hablaba ya de aniquilarlos; / pero Moisés, su elegido, / se puso en la
brecha frente a él, / para apartar su cólera del exterminio. R.
Juan 5,31-47:
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Si yo doy testimonio de mí mismo, mi
testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es válido el
testimonio que da de mí. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado
testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si
digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba,
y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es
mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras
que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me
envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto
su semblante, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no le
creéis.
Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están
dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria
de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre
propio, a ése sí lo recibiréis. ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos
de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a
acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra
esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero,
si no dais fe a sus escritos, ¿cómo daréis fe a mis palabras?"
Homilía
Temas de las lecturas: Arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo * Acuérdate
de mí, Señor, por amor a tu pueblo. * Hay uno que os acusa: Moisés, en quien
tenéis vuestra esperanza
1. ¿De quién es ese pueblo?
1.1 Una de las cosas interesantes de la primera lectura de hoy es que cuando Dios
le habla a Moisés le dice: "se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto";
y Moisés responde: "¿por qué se va a desahogar tu rabia contra tu pueblo, al que tú
sacaste de Egipto?". Uno podría preguntarse de quién es ese pueblo: rebelde y a la
vez amado; ingrato y a la vez agraciado.
1.2 Ese pueblo se llama Israel, pero lleva también el nombre de cada uno de
nosotros. En nosotros ha brillado la gracia y ha aparecido la ingratitud; somos
espejos de la misericordia y monumentos a la miseria; quien nos conozca puede
ver cuánto nos ha amado Dios... y cuán poco le hemos amado nosotros.
2. La dureza de corazón
2.1 Lo que nosotros solemos llamar "terquedad" o "rebeldía" tiene un nombre
expresivo en la Biblia: "dureza de corazón". El fruto de esa dureza es volverse
impermeable a la Palabra de Dios. Y el desenlace de quedarse sin la palabra que da
vida es la muerte.
2.2 Así podemos entender mejor la expresión "ira de Dios". Santo Tomás de Aquino
nos explica que no se trata de un enojo emocional o de una cólera que obnubile al
Altísimo, sino más bien es un modo de hablar de las consecuencias espantosas a
que conducen nuestros pecados, en cuanto sucede que, privados de la vida, nada
queda como resultado sino la muerte.
3. "El Señor se arrepintió..."
3.1 Hey!, ¿no nos habían dicho que Dios era inmutable? ¿Cómo así que Dios "se
arrepintió del mal que pensaba hacer a su pueblo"?
3.2 A la luz de la explicación anterior sobre la ira divina comprendemos lo que aquí
se nos quiere inculcar: si la "ira de Dios" expresa lo que nos va a suceder si nos
mantenemos apartados de Dios; el "arrepentimiento" de esa ira indica que si
cambiamos nuestra dureza en sincera apertura a la obra de Dios, en Él hallaremos
las fuentes vitales y la paz que habíamos perdido.
3.3 Santa Catalina de Siena, que bien meditadas tenía estas cosas, expresa más de
una vez su extraordinaria admiración por la piedad de Dios. El amor divino, cuando
encuentra cerrada la puerta de alguien, no por ello se rinde sin más, sino que hace
cosas fantásticas, como infundir sentimientos suyos de ternura en algún prójimo de
aquel rebelde, y luego, por los méritos de una oración que Él mismo inspiró,
derrumba con su gracia la muralla de rebeldía. ¿Hay cosa más bella?
Fr. Nelson Medina, O.P.