V Semana de Cuaresma
Introducción a la semana
Semana que se llamaba de Pasión. Es la previa a la semana santa. El martes nos
encontramos con la fiesta de San José. El hombre sencillo, que no juzga a María,
que asume calladamente las decisiones de Dios, que se encargó del proceso
educativo de Jesús…Del santo al que tantas instituciones de la Iglesia, la Iglesia
misma, acuden. Al que hemos de imitar también en ir descubriendo a Jesús,
dejándonos sorprender por su Palabra; y ofreciendo amor, acogida desde la, a
veces, oscuridad de nuestra fe.
La Liturgia de la Palabra del resto de la semana se centra en textos del evangelio
de Juan. Las primeras lecturas vienen a apoyar esos textos, bien exponiendo
hechos semejantes, bien mostrando personajes a los que alude Jesús en el texto
evangélico. Los textos evangélicos muestran a Jesús hablando a los judíos o a
los fariseos. Hablando, pero más bien reprochándoles su actitud de cerrazón
mental y de oposición a su palabra. Que lleva a una oposición clara a su
persona: debe morir para salvar al pueblo, dice Caifás. Jesús conoce lo que se
trama en su entorno contra él. Cada día es más fuerte la convicción de que todo
puede terminar en su ejecución. Eso no le arredra, y entiende que su muerte no
será inútil. No lo será porque es consecuencia de su fidelidad a la misión que el
Padre le encomendó, que él realiza por su amor a hombres y mujeres. Esa
fidelidad amorosa que le llevará a la muerte, la muerte del justo de la que
hablan textos del Antiguo Testamento, y sobre todo Isaías, o el episodio de la
serpiente de bronce, merecerá su glorificación y hará posible la de todo ser
humano.
Fray Juan José de León Lastra
Licenciado en Teología
Con permiso de dominicos.org