Comentario al evangelio del Lunes 18 de Marzo del 2013
Queridos amigos y amigas:
Supongo que estaréis de acuerdo conmigo en que el corazón humano es un misterio. Capaz de tanto
bien, entrega, generosidad... Y, a la vez, con posibilidad de tanta oscuridad, engaño, injusticia.
La historia de Susana, narrada en la primera lectura, es muy clarificadora. Dos ancianos del pueblo
judío, considerados sabios por su edad, usan sus capacidades y su posición para tender una trampa a
Susana, que aparentemente queda sin salida.
En el evangelio hay otra mujer que se ve acosada. No es infrecuente ver en los medios de
comunicación casos actuales de mujeres a las que se quiere apedrear por los mismos motivos. Habría
que preguntar a los condenadores por su “expediente” en ese o en otros campos...
Eso fue exactamente lo que hizo Jesús: “El que esté sin pecado, que tire la primera piedra”. Y dice que
se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos.
Porque Dios está por la luz, por la verdad, por la justicia. Él ve más allá de las apariencias,
desenmascara lo oculto, pone las cosas en su sitio. Porque cuando los seres humanos juzgamos,
solemos equivocarnos. Seguimos queriendo usurpar a Dios “la ciencia del bien y del mal”. Y ya se
sabe que no conviene jugar a ser Dios... Lo contrario de Susana, quien “llorando, levantó la vista al
cielo, porque su corazón confiaba en el Señor”.
Qué sabio es aquél “no juzguéis y no seréis juzgados” del Maestro...
Pues nada más –y nada menos- por hoy. A seguir viviéndolo.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez, claretiano
Luis Manuel Suárez