Comentario al evangelio del Lunes 25 de Marzo del 2013
El Evangelio de este día ya nos sitúa en los momentos inmediatos, poco antes del arresto, del
juicio, de la condena y de su ejecución. Esto es lo que vamos a contemplar esta semana. Esto y la
noche pascual en la que haremos memoria del acontecimiento clave que ilumina toda la semana: la
resurrección. No hay que olvidar este punto. No vaya a ser que la semana se nos llene de lágrimas y
dolores y nos olvidemos de que lo que celebramos en realidad no es la muerte sino la resurrección, el
triunfo de la vida.
Pero ni siquiera basta con eso. Los hechos desnudos tampoco son suficientes. Las primeras lecturas
de estos días nos dan la interpretación, qué sentido tiene lo que pasa, qué significado para nosotros.
Decimos muchas veces que Jesús es nuestro salvador. ¿De qué? ¿Para qué?
Isaías nos pone en pista para que no terminemos pensando algo que esté alejado de la realidad. Si
Jesús cumple la voluntad de Dios al asumir su misión y, como consecuencia, su muerte en la cruz, no
es para que nos sintamos mejor o para que tengamos el consuelo íntimo de saber que Dios me ama a
mí y me protege en todo momento. Isaías no habla para nada de esa especie de intimismo religioso que
tan de moda está en nuestros días.
El “siervo” de que habla Isaías viene a traer el derecho a las naciones, a llamar a todos a vivir en
justicia. El final de la lectura es el punto culminante de la profecía: “Para que abras los ojos de los
ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.” Nada de
condenas. Nada de penas eternas. La misión de Jesús es salvar, dar la vista, liberar a los cautivos, llevar
la luz de la vida a todos.
Claro que ese texto también se puede leer como si fuese dirigido a nosotros: somos nosotros los
que tenemos que abrir nuestros ojos para ver a los demás como hermanos y hermanas. Somos nosotros
los que nos tenemos que liberar para liberar a los que viven en la esclavitud.
Los días en que vamos a hacer memoria de la muerte y resurrección de Jesús están cerca. Como
todos los años por esta época. Lo importante es darnos cuenta de su sentido. Para eso conviene meditar
con tranquilidad la lectura de Isaías. Para saber que Jesús vino a implantar la ley y la justicia entre
nosotros. Y que el Reino no es otra cosa.
Fernando Torres Pérez cmf