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EN CAMINO
4to domingo del tiempo ordinario, ciclo “C”
- Primera lectura: Jr 1, 4-5.17-19: Yo estoy contigo para librarte.
- Salmo Responsorial: 70: Tú, Padre, eres mi esperanza y mi confianza.
- Segunda lectura: 1Cor 12,31-13,13: De los dones el más grande es el amor.
- Evangelio: Lc 4,21-30 : ¿No es este el hijo de José?
El verdadero Amor - El profeta y el demagogo – Cuarto Domingo
La supremacía del verdadero Amor: el cántico del amor lo ubicamos dentro
de la disertación sobre la situación de la Iglesia de Corinto, su problemática interna y los
carismas dentro de ella.
En el capítulo 11, Pablo hace un fuerte llamado de atención por las eucaristías
mal celebradas, no tanto porque no cumplieran las normas litúrgicas, que en aquella
época no existían, sino porque se quedaban en ritos vacíos que no transformaban la
vida personal y comunitaria de los participantes: “Mientras unos pasan hambre, otros se
emborrachan” (1Cor 11,21). Luego invita a celebrar dignamente la eucaristía,
compartiendo en igualdad y fraternidad.
En el capítulo 12 (texto que reflexionamos hace 15 días) está la discusión acerca
de la diversidad de carismas: profecía, predicación, servicio, etc. Pablo invita a poner
todos los carismas al servicio de la comunidad, para formar el cuerpo de Cristo, que es
la Iglesia, y vivir en armonía.
En cuanto al capítulo 13, vemos claramente que fue elaborado por un Pablo
maduro y lleno de Dios, quien, después de haber vivido mucho, descubrió lo
fundamental en la vida: el amor. Los antiguos identifican tres tipos de amor: Eros, Filía
y Ágape . Aquí se habla no tanto del eros , que es un amor más pasional y de atracción, ni
del filía que es el amor de familia, sino del amor ágape que es más fraternal, donativo y
universal.
Primero, menciona unos carismas que no son nada si falta el amor. Profecía,
predicación, servicio, conocimiento, etc., adquieren sentido en la medida en que se
hacen con amor y lo pierden si carecen de éste. Vale la pena que hoy analicemos si
hacemos las cosas con amor. Si nuestro trabajo, nuestro servicio y nuestras relaciones
interpersonales en general, están hechas con amor o hacemos las cosas por costumbre
o porque nos toca.
Luego enumera quince características del amor cristiano, siete planteadas de
forma positiva y ocho de forma negativa. Podríamos analizar cada característica y
compararla con nuestra manera de amar. Porque cuando hablamos de la supremacía del
amor, casi todos estamos de acuerdo en lo fundamental que es el amor para realizar
plenamente nuestra vida y ser felices. Pero a la hora de amar, muchas veces
confundimos amor con aquello que realmente no lo es. Hoy la palabra amor está tan
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desprestigiada como la palabra democracia. Con la excusa del amor se engaña, se
manipula, se malcrían hijos, se arruinan vidas.
Cada característica mencionada por Pablo podemos convertirla en pregunta. Por
ejemplo: el amor no es envidioso . ¿Hemos sentido envidia hacia las personas que decimos
amar? El amor no hace alardes ni se envanece . ¿Decimos amar a alguien más por su carro y
su bolsillo que por su humanidad? ¿Nos hemos creído superiores a las personas que
amamos o hemos tratado de llamar su atención con alguna extravagancia farandulera?
El amor no actúa con bajeza . ¿Hemos actuado con bajeza, con mentiras, con engaños,
con malos deseos, con las personas que decimos amar? Podemos hacer lo mismo con
las demás características: no busca su propio interés, no se irrita, no es rencoroso, no se alegra de la
injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo soporta, todo lo sufre; cree sin límites, espera sin
límites…
Por si acaso, quiero aclarar que cuando Pablo habla del amor que todo lo soporta y
todo lo sufre , no tiene en absoluto nada que ver con soportar a un ogro que maltrata y
hace sufrir a la persona que dice amar. “Por qué te quiero te aporrio”, repiten algunos
despistados. ¡No señor! Porque que te quiero te respeto, te apoyo, te acompaño, te trato
bien. Eso de maltratar a las personas que decimos amar es un grave desorden
psiquiátrico que necesita urgentemente un tratamiento.
Cuando se habla de soportar y sufrir se refiere a las pruebas que tiene la vida, a
las dificultades por las que pueden pasar las personas. Si realmente hay amor tenemos
que estar en los momentos alegres y también en los difíciles. Cuando hay dinero hay
muchos amigos. ¡Pero falsos amigos! La verdadera amistad soporta la prueba.
Finalmente, se reafirma la eternidad del amor. ¡Todo pasará! Empezando por las
cosas superfluas: el lujo, la ostentación, los honores. Pasarán aún los carismas valiosos:
la profecía, la sabiduría, el conocimiento. Hasta la fe y la esperanza, cuando estemos
frente a Dios, no serán necesarias. Quedará únicamente el amor.
El verdadero profeta y el demagogo milagrero : ante la inestabilidad política
de los emperadores romanos más corruptos, sus asesores aconsejaron la política del
“pan y circo” (comida y diversión), para tener contenta a la plebe. Con algo de pan y
mucho circo, mucha distracción y espectáculo, cuanto más alienante y degradante,
mejor; el pueblo se mantenía tranquilo y los “nobles” podían seguir con su lujo
insultante, mientras los esclavos, quienes no tenían derechos, llevaban la peor parte.
Como servidores, como gladiadores, como guerreros o, sencillamente, como carne para
las fieras, con el fin de divertir a los ciudadanos romanos.
Esa política logró calmar, en parte, los ánimos del pueblo romano, pero después
se convirtió en un arma en contra de ellos mismos, pues el pueblo lo único que quería
era pan y circo. El imperio se debilitó y se hizo presa fácil de los pueblos vecinos, que
en repetidas ocasiones lo invadieron. “Nuestros vicios son la mejor arma de los
bárbaros”, dijo después un ilustre asesor.
Un pueblo analfabeto o mediocremente formado no se interesa más que por el
pan y el circo. Le da pereza analizar las propuestas serias y comprometerse con
procesos integrales, y es amante de líderes mediáticos, populistas y demagogos.
Cualquier parecido con nuestra realidad latinoamericana, no es pura coincidencia. A
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nuestros pueblos también les gusta la política del “pan y circo”. Claro que a nosotros en
vez de pan nos dan pata… ¡Pero eso sí!, ¡circo, mucho circo! Campeonatos de fútbol o
de otro deporte durante todo el año. Fiestas y reinados de lo que usted quiera. Los
noticieros de televisión ahora están llenos de colas y bolas (farándula y deportes). Para
completar, algunas iglesias han caído en la tentación del espectáculo milagrero y del
cura o pastor farandulero. 1 ¡Mejor dicho! ¡Que viva el circo, la mediocridad y el engaño!
Hoy continuamos con el texto evangélico de h ace ocho días, en el cual Jesús
presenta su proyecto de vida a sus paisanos en la sinagoga de Nazareth. Cuando
terminó la lectura programática del profeta Isaías y dijo que esa lectura se cumplía (en
él), t odos aprobaban y se admiraban de las palabras que salían de sus labios.
Sus paisanos esperaban algún signo milagroso, que demostrara gran poder para
darle su apoyo. Pero se encontraron con un hombre que no gustaba del espectáculo
milagrero. Con un profeta cuyo proyecto pedía compromiso, trabajo y esfuerzo por
parte de todos. Ellos querían un milagro, Jesús les pidió trabajar con Él. Ellos querían
las cosas rápidas, su propuesta necesitaba la paciencia del labrador que hace su trabajo y
espera que el tiempo haga crecer y producir la semilla. Lástima que ese tipo de
propuestas no sean, por lo general, bien recibidas.
Los verdaderos profetas son muchas veces despreciados. Porque el verdadero
profeta no se deja acaparar ni presionar para satisfacer a un auditorio interesado sólo en
el espectáculo o en intereses individuales, aunque sean los de su propia familia o
pueblo. ¡Y Jesús no cedió! Se mantuvo siempre fiel a sus convicciones; prefirió el
desprecio de la gente, a engañarla con algún “signo milagroso”. Fue entonces cuando lo
vieron con otros ojos y pasó a ser el pobre vecino, el hijo de José, que todos conocían y
no era mayor cosa, pues era como ellos.
Una mezcla de baja autoestima, envidia, ignorancia y pesimismo colectivos trajo
como resultado un veneno mortal que por poco mata a Jesús antes de cumplir su
misión en este mundo. Muchas veces los evangelios lo presentan en confrontación con
las autoridades. En este texto el enfrentamiento fue con el pueblo, con la gente que lo
vio crecer. Con los pobres que no comprendieron su propuesta y menospreciaron sus
propios brazos para trabajar y cambiar el rumbo de la historia. Tuvieron miedo al
cambio y prefirieron lo malo conocido que lo bueno por conocer, viejo sofista de
mediocres reaccionarios.
Cuando un orador alaba un país o un territorio por sus múltiples virtudes, por su
gente y por los paisajes ensoñadores en donde viven; por su gloriosa historia, sus
héroes y sus valientes luchadores, se gana los aplausos del respetable público y
posiblemente su apoyo. Pero cuando un orador se atreve a hacer una crítica a su
auditorio, cuando hace memoria de sus errores en el pasado y del poco aprecio por los
profetas, entonces con mucha frecuencia el orador es rechiflado.
A todos nos gusta que nos alaben y nos molesta que nos critiquen. Pero es
necesario recibir con humildad tanto las alabanzas por nuestros aciertos, como las
críticas por nuestros desaciertos. Es necesario reconocer el trabajo de la gente, valorarlo
1 No critico la incursión de las iglesias cristianas en los mass media , sino la mediocridad de algunos líderes
religiosos y, sobre todo, la forma como utilizan la fe y la inocencia de la gente, para su propio beneficio y el
de los dueños de estos medios masivos.
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y estimularlo, y hacer una crítica seria y constructiva, cuando sea necesario, aunque no
nos miren bien.
Nadie es profeta en su tierra, les dijo Jesús, y les recordó las historias de Elías y
Eliseo, profetas despreciados en su tierra que ejercieron su ministerio con los
extranjeros.
El pueblo no aguantó la crítica. Prefirieron arremeter contra aquel que
amorosamente la hacía buscando el bienestar de todos, que cambiar sus mediocres e
inestables conductas. La cosa se fue al extremo. Unos minutos antes mostraban su
admiración y aprobación por lo que decía, ávidos de milagros y signos prodigiosos que
solucionaran sus problemas, por arte de magia. Luego, llenos de rabia y de frustración,
quisieron matarlo. Al final de su vida, los mismos que gritaron, “viva el rey de los judíos” ,
unos días después gritaron: “¡crucifícale, crucifícale!” . Pero esta vez, Jesús se abrió camino y
se alejó, para anunciar su evangelio en otra parte, pues el profeta es libre y no se debe a
la presión de la gente sino a la Palabra de Dios y a su fuerza liberadora.
Mirémonos a nosotros mismos como pueblo. ¿Nos molesta la crítica? ¿Qué
líderes nos gustan? ¿Qué esperamos de Jesús? ¿Será que con nuestra manera de ser
hemos hecho alejar a Jesús? o, ¿realmente lo acogemos con gozo en nuestro corazón y
estamos dispuestos a trabajar con Él?
Gracias, Padre bueno, por este maravilloso llamado y por las fuerzas para
cumplir bien la misión que nos das. Ayúdanos, sobre todo, a amar como Tú nos amas,
a hacerlo todo con amor sincero, a crear en nuestras familias y comunidades un
ambiente comunión, de fraternidad, de amistad y de solidaridad. Ayúdanos a superar el
egoísmo, odio, la avaricia, los miedos y todo aquello que nos impide amar. Haz de
nosotros personas comprometidas con tu causa, valientes anunciadores de la Buena
Nueva de la Salvación, profetas que denuncian y anuncian conducidos por la fuerza de
tu Espíritu.
Padre bueno, que también en nosotros se realicen tus maravillas. Ayúdanos a
experimentar que hoy también se cumple en nosotros esta escritura. Que también
nosotros nos comprometemos, como Jesús, en continuar tu obra salvadora.
Padre amoroso, en el continuo trasegar de nuestra vida, con la firme compañía
de Jesús y la fuerza del Espíritu Santo nos disponemos a seguir fielmente la ruta trazada
de la salvación, porque contigo nos encaminamos irreversiblemente a la plenitud de
nuestra vida en el amor. Amén.
Oración
Padre Dios, origen y meta de nuestra vida, fuente de alegría, de amor y de
salvación. Te damos gracias por todos los dones que cada día recibimos de Ti a manos
llenas. Así como ayer llamaste a Jeremías y lo enviaste a profetizar en el tiempo del Rey
Josías, hoy nos sentimos llamados y enviados por Ti a trabajar en nuestro mundo
concreto, en el hoy de nuestra historia. Ayúdanos a tomar conciencia de nuestro propio
contexto vital, para describir cuál es nuestra la misión como seguidores de tu Hijo
Jesús.