Comentario al evangelio del Viernes 05 de Abril del 2013
Queridos amigos y amigas:
¿Qué sintió Pedro cuando en medio de la noche reconoció a Jesús? Su grito ¡Es el Señor! se parece al
estremecimiento que nosotros podemos sentir cuando, en la dura brega de la vida, intuimos que el
Señor está, aunque no nos habíamos dado cuenta.
Está:
En las personas que están pendientes de nosotros y cuyo amor sólo se nos hace patente cuando
han desaparecido.
En la comunidad cristiana que, con todo el peso de sus limitaciones, nos ofrece el pan de la
Palabra y de la Eucaristía.
En los que, sin alardes publicitarios, han comprendido que ya es hora de arrimar el hombro para
que se abra camino la justicia.
En los que son fieles a su vocación matrimonial o consagrada sin que nadie lo vaya a saber jamás.
En los que, pudiendo ganar más a base de mentir, se mantienen en la verdad.
Este Señor, que parece un fantasma, pero que es una presencia luminosa en medio de la noche, nos
dice hoy:
Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. Seguid faenando, no renunciéis a asumir
vuestras responsabilidades. Atreveos a ir un poco más lejos de donde estáis, a responder a algún nuevo
desafío. De muy diversas maneras, durante el tiempo pascual, se nos invita a ir siempre más allá, como
si la resurrección de Jesús nos proporcionara ese plus de audacia que necesitamos para vivir. La
búsqueda constante de lo más fácil, de lo más cómodo, de lo más razonable, es el camino más directo a
la tumba, la senda más antipascual, porque es como negarse a aceptar lo que ha sucedido el primer día
de la semana.
Traed de los peces que acabáis de coger. Otra vez la llamada a aportar ese poco que ha sido fruto de
nuestra búsqueda, de nuestro trabajo. Nuestras solas fuerzas no nos conducen a la experiencia de la
vida, pero sin esfuerzo, sin el riesgo de lanzarnos mar adentro, tampoco reconocemos al Señor. Los
mensajes de esta primera semana de Pascua combinan siempre el don y la búsqueda, la gracia del
Señor que se hace visible y el esfuerzo de sus amigos y amigas que escrutan sus huellas por todas
partes.
Vuestro hermano en la fe:
Fernando Gonzalez
Fernando Gonzalez