EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 20,11-18.
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se
asomó al sepulcro
y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies
del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado
a mi Señor y no sé dónde lo han puesto".
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que
era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde
lo has puesto y yo iré a buscarlo".
Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir
"¡Maestro!".
Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a
mis hermanos: 'Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de
ustedes'".
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le
había dicho esas palabras.
Comentario del Evangelio por:
Homilía de un autor anónimo del siglo XIII
Meditación sobre la pasión y la resurrección de Cristo, 38; PL 184, 766
“¿Mujer, por qué lloras, a quién estás buscando?” (Jn 20,15)
¿Mujer, por qué lloras?” ¿A quién buscas? “Lo sabéis bien, ángeles santos, a
quién busca y a quién llora. ¿Por qué entonces, avivar su llanto recordándole su
pena? María da libre curso a su pena y a sus lágrimas ya que se acerca el gozo de
un inesperado consuelo. “Ella se volvió hacia atrás y entonces vio a Jesús, que
estaba allí, pero no lo reconoció.” (Jn 20,14) Una escena llena de belleza y de
bondad cuando el deseado y el buscado se muestra y al mismo tiempo se oculta.
Se oculta para ser buscado con más ardor, encontrado con más gozo, retenido con
más ansia hasta ser introducido en la casa del amor (Ct 3,4) Es así como la
Sabiduría “jugaba con el orbe de la tierra y su alegría era estar con los hombres.”
(cf Prov 8,31)
“¿Mujer, por qué lloras, a quién estás buscando?” Tienes al que buscas y ¿lo
ignoras? Tienes el gozo auténtico de la eternidad y ¿lloras? Tienes dentro de ti al
que buscas fuera. Realmente, estás fuera de todo, llorando cerca de una tumba. Mi
tumba es tu corazón. No estoy muerto, reposo dentro de ti, vivo por toda la
eternidad. Tu alma es mi jardín. Tenías razón al pensar que era el jardinero. Como
nuevo Adán, cultivo mi paraíso y lo guardo. Tus lágrimas, tu amor y tu deseo son
obra mía. Me posees en ti sin saberlo y por esto me buscas fuera. Te me voy a
mostrar fuera para hacerte entrar en ti misma para que en el interior encuentres al
que buscas fuera.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”