EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 24,35-48.
Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido
al partir el pan.
Mientras estaban hablando de todo esto, Jesús se presentó en medio de ellos (y les
dijo: «Paz a ustedes.»)
Quedaron atónitos y asustados, pensando que veían algún espíritu,
pero él les dijo: «¿Por qué se desconciertan? ¿Cómo se les ocurre pensar eso?
Miren mis manos y mis pies: soy yo. Tóquenme y fíjense bien que un espíritu no
tiene carne ni huesos, como ustedes ven que yo tengo.»
(Y dicho esto les mostró las manos y los pies).
Y como no acababan de creerlo por su gran alegría y seguían maravillados, les dijo:
«¿Tienen aquí algo que comer?»
Ellos, entonces, le ofrecieron un pedazo de pescado asado (y una porción de miel);
lo tomó y lo comió delante ellos.
Jesús les dijo: «Todo esto se lo había dicho cuando estaba todavía con ustedes;
tenía que cumplirse todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y
en los Salmos referente a mí.»
Entonces les abrió la mente para que entendieran las Escrituras.
Les dijo: «Todo esto estaba escrito: los padecimientos del Mesías y su resurrección
de entre los muertos al tercer día.
Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los
pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones,
invitándolas a que se conviertan.
Ustedes son testigos de todo esto.
Comentario del Evangelio por:
Pablo VI, papa de 1963 a 1978
Audiencia General del 9 de abril 1975
“La paz esté con vosotros”
Fijémonos en el saludo inesperado, tres veces repetido por Jesús resucitado,
cuando se apareció a sus discípulos reunidos en la sala alta, por miedo a los judíos
(Jn 20,19). En aquella época, este saludo era habitual, pero en las circunstancias
en que fue pronunciado, adquiere una plenitud sorprendente. Os acordáis de las
palabras: “Paz a vosotros”. Un saludo que resonaba en Navidad: “Paz en la tierra”
(Lc 2,14) Un saludo bíblico, ya anunciado como promesa efectiva del reino
mesiánico (Jn 14,27). Pero ahora es comunicado como una realidad que toma
cuerpo en este primer núcleo de la Iglesia naciente: la paz de Cristo victorioso
sobre la muerte y de las causas próximas y remotas de los efectos terribles y
desconocidos de la muerte.
Jesús resucitado anuncia pues, y funda la paz en el alma descarriada de sus
discípulos... Es la paz del Señor, entendida en su significación primera, personal,
interior, aquella que Pablo enumera entre los frutos del Espíritu, después de la
caridad y el gozo, fundiéndose con ellos (Gal 5,22) ¿Qué hay de mejor para un
hombre consciente y honrado? La paz de la conciencia ¿no es el mejor consuelo que
podamos encontrar?... La paz del corazón es la felicidad auténtica. Ayuda a ser
fuerte en la adversidad, mantiene la nobleza y la libertad de la persona, incluso en
las situaciones más graves, es la tabla de salvación, la esperanza...en los
momentos en que la desesperación parece vencernos.... Es el primer don del
resucitado, el sacramento de un perdón que resucita (Jn 20,23).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”