SIN TEMOR EN LA RUTA
Padre Javier Leoz
“No tengamos miedo de ser cristianos y de vivir como tales”. Este, entre otros, fue
el mensaje que el Papa Francisco derramaba sobre todos los fieles presentes en el
Regina Coeli del día 7 de abril. Y es que, para anunciar y tener el coraje de lleva a
Cristo a este mundo nuestro, primero tenemos que ser y vivir como cristianos.
¿Cómo anunciar lo que desconocemos?
1. ¡Feliz Pascua con el Resucitado, hermanos! - Que no nos quedemos atrás a la
hora de proponer (no imponer) aquello que desde el Evangelio sabemos que sería
la gran alegría del mundo y el gran secreto para que todo lo que nos rodea tuviera
un horizonte lleno de luz. Como cristianos no podemos perder la esperanza. En
algunos momentos, y por diversos cauces, escuchamos que el mundo está perdido.
Que no hay solución. ¡Mentira! La Pascua, el paso del Señor Resucitado, nos ha
dejado la fuerza y el tesón de los que creen en El. ¿Podemos decepcionar al Señor
con nuestro absentismo? ¿Por qué no echar, una y otra vez, las redes de nuestras
buenas voluntades allá donde pensamos que todo está acabado? ¿Qué es difícil?
¿Que el cansancio hace mella en nuestro seguimiento a Jesús?
¡Es el Señor! Y, por el Señor, antes y después, ahora, mañana y siempre nos
hemos de emplear a fondo para sembrar en su nombre, para remar con Él y para
intentar que el mundo, los hombres y mujeres de nuestro tiempo, conozcan (los
que todavía no lo han escuchado), reconozcan (los que lo han olvidado) a un Cristo
que trae vida, ilusión y coraje para todos.
2. ¡Feliz Pascua con el Resucitado, amigos! - No nos puede agobiar la ausencia de
frutos. Aunque existan razones para el pesimismo, para mil y una preocupaciones,
el Señor nos invita, nos sugiere que hay que seguir adelante. Que la barca, aunque
aparentemente esté vacía, se sostiene porque Él va al timón. ¿Le queremos? ¡Que
se note en nuestro combate del día a día!
Eso nos falta: confianza absoluta en El. No podemos castigarnos tanto. No podemos
centrar toda la labor pastoral, catequética, caritativa, asistencial o lúdica
exclusivamente en nuestras fuerzas. El Señor, al fin y al cabo, es quien nos otorga
la capacidad para hacer frente a las contrariedades. Qué bien lo expresaba el Papa
Francisco en el inicio de su pontificado al recordarnos que no hemos de abandonar
la cruz. Que, la cruz, ha de ir siempre con nosotros.
Los apóstoles, como nosotros en algunos momentos, estaban a punto de renunciar
a todo. La pesca había sido infructuosa, decepcionante. Se sentían abandonados y
desconcertados. Sólo, cuando apareció el Señor, el panorama cambió de color.
Que también nosotros, lejos de abandonar cuando el horizonte es oscuro,
imploremos, recemos y miremos al cielo buscando la mano siempre tendida de
Jesús que sale en los momentos más amargos de tristeza y de dolor.
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN! ¡MERECE LA PENA OBEDECER AL SEÑOR!
3.- ¡POR TU NOMBRE, SEÑOR!
Echaré las redes de mi vida,
para que otros tengan savia y en abundancia
Esperaré a que el sol se imponga sobre las tinieblas
y comprender que, no hay noche que dure una eternidad
Miraré al fondo de los acontecimientos
y confiare en que, Tú y sólo Tú,
eres quien iluminas las sombras de la existencia humana
¡POR TU NOMBRE, SEÑOR!
Me desgastaré, en cuerpo y alma,
para llevar almas y corazones a tu encuentro
para que, el mundo, tan colapsado de cosas como vacío de sentido
recupere la alegría que nos ofrece tu ser resucitado
¡POR TU NOMBRE, SEÑOR!
Mantendré firme mi amor y fe en Ti
para, luego, ser ardiente antorcha
que irradie luz y paz allá donde me encuentre
Mantendré firme mi esperanza en Ti
para que, el hombre que busca y no encuentra,
sepa que en Ti encontrará siempre una respuesta
¡POR TU NOMBRE, SEÑOR!
Te amaré hasta el final y, amándote como Tú mereces,
sembraré de fraternidad y de perdón mis caminos
de alegría y de belleza los corazones de los que te anhelan
de regocijo y de seguridad
los rostros cansados de tantos caminos retorcidos
Amén