Domingo IV de Pascua del ciclo C.
Las ovejas del Buen Pastor .
Ejercicio de lectio divina de JN. 10, 27-30.
1. Oración inicial.
Iniciemos nuestro encuentro de oración en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
R. Amén.
¿Qué es orar? Cuando mantenemos una conversación, además de hablar,
escuchamos a nuestros interlocutores. La oración no solo debe reducirse a hacerle
peticiones a Dios. Es cierto que la oración de petición es una gran demostración de
fe, porque nos presentamos ante Dios tal cual somos, débiles y pecadores, pero, al
estar en presencia de Nuestro Santo Padre, además de pedirle lo que deseamos,
debemos escuchar su Palabra. Tenemos mucho que pedirle y agradecerle a Dios, y,
Nuestro Padre común, tiene muchas cosas que decirnos, pues conoce nuestra vida,
y sabe lo que debemos hacer, para alcanzar la plenitud de la felicidad, viviendo
junto a Sí.
En ciertas ocasiones, al constatar que nuestras dificultades se prolongan durante
mucho tiempo, podemos creer que no tenemos ningún valor para Dios, al pensar
que nos ha desamparado, porque no nos concede lo que le pedimos. A pesar de
ello, Jesús, en el Evangelio que meditaremos este Domingo IV de Pascua, nos dice
que conoce a sus ovejas, -es decir, que no ignora todo lo que nos sucede-. Jesús
también nos dice en el Evangelio que estamos considerando, que sus ovejas lo
siguen. Aunque no comprendemos plenamente las razones que mueven a Dios a
actuar de una manera distinta a como lo hacemos nosotros, no vamos a dejar de
ser seguidores de Jesús, porque hemos aprendido que, ello, es lo mejor, que nos
puede suceder.
Aunque no encontremos la forma de resolver nuestras dificultades actuales, Jesús
nos insta a sobrevivir a las mismas, no resignándonos, sino creciendo
espiritualmente, y aprovechándonos de la utilidad que las mismas nos aportan para
alcanzar dicha meta, teniendo presente la esperanza, de alcanzar la vida eterna. No
dejemos que nadie nos impida tener fe en el Dios que no permitirá que
perezcamos, cuando, después de purificarnos y santificarnos, nos concederá la vida
eterna.
"Ninguna cosa es imposible para Dios" (CF. LC. 1, 37). Dado que no existe nadie
superior a Dios, solo nuestra decisión de no ser sus hijos, podría separarnos de Él,
porque respeta la libertad que nos ha concedido.
Jesús, Nuestro Santo Padre y el Espíritu Santo, son el único Dios existente. Si
permanecemos unidos a Jesús, alcanzaremos la perfección de Nuestro Salvador.
Oremos:
Espíritu Santo, amor que procedes del Padre y del Hijo, y que con ellos recibes
una misma adoración y gloria: Ayúdanos a comprender que necesitamos sentirnos
amados y protegidos por Dios, y a comprender que, servir a quienes necesitan
nuestras dádivas espirituales y materiales, es la única forma que tenemos, de
demostrar que te amamos.
Espíritu Santo, aliento divino que nos das la vida: Quema nuestras impurezas con
tu fuego, y haznos imitadores de tu divina caridad.
Espíritu Santo, amor del Dios ante quien somos pequeños: Enséñanos a ser
humildes, para que podamos vivir en la presencia de Nuestro Santo Padre.
Espíritu Santo, amor del dios para quien no hay nada imposible: Haz de nuestra
tierra un paraíso de luz en que la humanidad pueda encontrar la plenitud de la
felicidad, más allá de las razones por las que los hombres sufren. Amén.
2. Leemos atentamente JN. 10, 27-30, intentando abarcar el mensaje que San
Juan nos transmite en el citado pasaje de su Evangelio.
"Yo doy la vida eterna a mis ovejas
Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 27-30
En aquel tiempo, dijo Jesús:
—«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la
vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la
mano del Padre.
Yo y el Padre somos uno"".
2-1. Permanecemos en silencio unos minutos, para comprobar si hemos
asimilado el pasaje bíblico que estamos considerando.
2-2. Repetimos la lectura del texto dos o tres veces, hasta que podamos
asimilarlo, en conformidad con nuestras posibilidades de retener, si no todo el
texto, las frases más relevantes del mismo.
3. Meditación de JN. 10, 27-30.
3-1. Mis ovejas escuchan mi voz.
"Mis ovejas escuchan mi voz" (JN. 10, 27a).
Vivimos en un mundo en que nos es totalmente indispensable escuchar las voces
que nos enseñen a realizarnos personalmente. Ejemplos de ello son las voces de
nuestros padres, profesores, sacerdotes y catequistas. Todos ellos llevaron a cabo
en su tiempo la misión de ayudarnos a ser mejores, superándonos a nosotros
mismos.
No todas las voces que escuchamos en el mundo deben ser obedecidas. Recuerdo
a un señor que consumía muchas bebidas alcohólicas que me dijo en cierta ocasión
que no sabía qué hacer con su vida, porque alguien acabó con su felicidad, y no
encontraba trabajo. Le dije que comprendía las razones por las que consumía
tantas bebidas alcohólicas, y que no estaba intentando resolver sus problemas
convenientemente, pues apenas se relacionaba con sus familiares, y tenía amigos
que, en vez de ayudarlo, le recordaban constantemente sus fracasos, y, al no
buscar personas y actividades que lo motivaran a seguir viviendo, no encontraba la
fuerza que necesitaba, para superarse a sí mismo. En el mundo escuchamos
muchas voces, pero no nos conviene aceptar los mensajes que nos transmiten, sin
analizarlos detenidamente, pensando en las consecuencias que la aplicación de los
mismos a nuestra vida tiene, tanto a corto, como a largo plazo.
En nuestro tiempo, deseamos ser independientes. Hemos aprendido a sentirnos
libres, y a no depender de nadie, que no seamos nosotros mismos. Dado que
desgraciadamente muchos líderes de diversas confesiones religiosas han cometido
pecados muy graves, y todos los adeptos de las mismas no somos santos
ejemplares, por lo general, existe una gran desconfianza, con respecto a las
religiones.
Jesús, en el texto evangélico que estamos considerando, compara a sus
seguidores, con ovejas. Este hecho no se entendía en el tiempo que se escribió el
cuarto Evangelio, tal como mucha gente, lo entiende, actualmente. Cuando Jesús
predicaba el Evangelio, en Israel había muchos pastores, que vivían pastoreando
ovejas. Dado que las ovejas son dóciles, ello fue aprovechado por Jesús, para
afirmar que, tal como las ovejas conocen la voz de sus pastores, y no siguen a
otras personas, sus creyentes debemos seguirlo a Él, sin seguir a quienes nos
separen del Dios Uno y Trino. Sé que, en la actualidad, el hecho de comparar a los
creyentes con ovejas, es tenido como un insulto, ya que, la docilidad con que las
ovejas siguen a los pastores, puede ser vista como incapacidad de los creyentes de
ser independientes, pero no debemos olvidar que, ya que el Evangelio de San Juan
fue escrito en la última década del siglo I, debe ser juzgado con la mentalidad del
autor del mismo y de sus lectores, y no desde el punto de vista de quienes en la
actualidad desconfían de las religiones, porque obvian lo bueno de las mismas, y
solo ven en ellas la maldad de muchos creyentes, que se aprovechan de la fe de los
incautos, para pecar, y mejorar su posición social.
Para el cuarto Evangelista, escuchar a Jesús, no significaba, lo que significa para
nosotros, escuchar a quienes nos hablan. Para San Juan, escuchar a Jesús,
consistía en acoger el mensaje predicado por el Redentor de la humanidad, e
intentar vivirlo, plenamente. Escuchar el mensaje de Jesús, es acoger la Palabra del
Señor, y aplicarla a nuestra vida. ¿Escuchamos la Palabra de Jesús, tal como lo hizo
San Juan, durante el tiempo que se prolongó, el Ministerio público del Señor?
3-2. Jesús conoce a sus ovejas, y ellas lo siguen.
"Yo las conozco y ellas me siguen" (JN. 10, 27b).
Cuando Jesús vivió en Israel, los pastores que apacentaban las ovejas, cuidaban
de que no se las robaran otros pastores, porque debían responder de las mismas
con su sueldo, -o renunciando a los alimentos que percibían-, y las defendían de los
lobos.
¿Percibimos que Jesús nos cuida, y nos protege de las asechanzas del mal?
El esfuerzo que hacían los pastores para apacentar las ovejas, era correspondido,
con la docilidad de las mismas. Dado que Dios nos ha creado siendo libres para
optar entre seguir a Jesús y rechazarlo, si el cuidado que tiene de nosotros, no es
correspondido con nuestra fidelidad a Él, no podremos ser salvos, lo cual no es la
consecuencia de que somos odiados, sino de que optamos por no aceptar a Dios.
¿Tiene alguna consecuencia para nosotros el hecho de seguir a Jesús?
Si nuestra respuesta a la anterior pregunta es negativa, ello indica, que no somos
seguidores del Señor.
Jesús siente una gran predilección por sus ovejas, especialmente, por las más
débiles.
"La hierba se seca, la flor se marchita,
mas la palabra de nuestro Dios
permanece por siempre.
Súbete a un alto monte,
alegre mensajero para Sión;
clama con voz poderosa,
alegre mensajero para Jerusalén,
clama sin miedo.
Di a las ciudades de Judá:
«Ahí está vuestro Dios.»
Ahí viene el Señor Yahveh con poder,
y su brazo lo sojuzga todo.
Ved que su salario le acompaña,
y su paga le precede.
Como pastor pastorea su rebaño:
recoge en brazos los corderitos,
en el seno los lleva,
y trata con cuidado a las paridas" (IS. 40, 8-11).
¿Es importante la Palabra de Dios para nosotros? Respondamos esta pregunta,
con las palabras del Salmista.
"Aparta mis ojos de mirar vanidades,
por tu palabra vivifícame" (SAL. 119, 37).
"Recuerda la palabra dada a tu servidor,
de la que has hecho mi esperanza.
Este es mi consuelo en mi miseria:
que tu promesa me da vida" (SAL. 119, 49-50).
3-3. Jesús les da vida eterna a sus ovejas, las cuales no le serán arrebatadas.
"Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi
mano" (JN. 10, 28).
¿Sabemos qué es la gloria de dios? Tal expresión encierra en sí misma lo que
Dios es. A través de las siguientes palabras de Jesús, veremos por qué el Señor,
puede vivificar, a sus ovejas.
"«No se turbe vuestro corazón.
Creéis en Dios: creed también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas mansiones;
si no, os lo habría dicho;
porque voy a prepararos un lugar.
Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar,
volveré y os tomaré conmigo,
para que donde esté yo
estéis también vosotros" (JN. 14, 1-3).
"Yo soy la resurrección.
el que cree en mí, aunque muera, vivirá;
y todo el que vive y cree en mí,
no morirá jamás" (CF. JN. 11, 25-26).
¿en qué sentido todos los que viven y creen en Jesús no morirán jamás? Las
palabras de Jesús no hacen referencia a la muerte natural de que todos seremos
víctimas algún día, sino a lo que en la Biblia se da a conocer como "la muerte
segunda", lo cual es la condenación. Teniendo este hecho en cuenta,
comprendemos que, los creyentes que sean víctimas de la muerte natural,
resucitarán, para no volver a morir.
Dado que Jesús es el Dios Todopoderoso, nadie podrá arrebatarle sus ovejas, las
cuales son libres, para seguirlo, y para separarse de Él.
Las ovejas de Jesús no perecerán. Tal expresión no significa que los creyentes en
el Señor no experimentarán la muerte natural, sino que vivirán en la presencia de
Nuestro Padre común.
3-4. Jesús, siendo igual al Padre, se sometió a Nuestro creador, porque lo ama.
"el Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar
nada de la mano del Padre" (JN. 10, 29).
Dado que Jesús se sometió al Padre, no por causa de su inferioridad con respecto
a Nuestro Creador, sino porque lo ama, dijo que no fue Él quien buscó a sus ovejas,
sino que le fueron dadas, por Nuestro Padre celestial. Sería maravilloso el hecho de
que, aunque todos los cristianos no somos ministros ordenados de la Iglesia, nos
ocupáramos de beneficiar a quienes están a nuestro cargo, pensando que Dios nos
ha encomendado, la citada misión. Yo quisiera que los padres pensaran que sus
hijos les han sido dados por Dios, y que deben educarlos, tal como lo haría, Nuestro
Padre común. Sería bueno el hecho de que los profesores y predicadores del
Evangelio, pensaran que, aquellos a quienes deben formar a los niveles intelectual
y espiritual, les han sido encomendados por Dios, para que los hagan conocedores,
de lo que les deben enseñar.
Nadie puede arrebatarle a Dios sus ovejas, porque no existe nadie que sea
superior a Nuestro Padre común. Esta es la razón por la que Jesús nos instruye, en
los siguientes términos:
"Yo soy el buen pastor;
y conozco mis ovejas
y las mías me conocen a mí,
como me conoce el Padre
y yo conozco a mi Padre
y doy mi vida por las ovejas" (JN. 10, 14-15).
Las palabras de Jesús encierran una gran belleza. Jesús nos conoce y quiere que
lo conozcamos, tal como se conocen, Nuestro Padre común, y el Mesías. ¿Cuál es
nuestro grado de intimidad con Dios?
Jesús dio su vida por sus ovejas.
¿Qué renuncias caracterizarán a los padres para criar y educar a sus hijos?
¿Qué darán los formadores para transmitirles sus conocimientos a aquellos cuya
instrucción les ha sido encomendada?
¿Qué daremos los cristianos para transmitirle nuestra felicidad a un mundo que
rechaza a Dios porque tiene más presente nuestros pecados que las buenas obras
que llevamos a cabo?
3-5. Alabemos y adoremos al Dios Uno y Trino.
"Yo y el Padre somos uno" (JN. 10, 30).
Dado que Jesús es Dios, puede decir con respecto a Sí mismo:
"Yo soy el pan de la vida
el que venga a mí, no tendrá hambre,
y el que crea en mí, no tendrá nunca sed" (CF. JN. 6, 35).
Las palabras pronunciadas por Jesús, constituyen el alimento espiritual, que nos
ayudará a mantener viva, la fe que profesamos.
"Yo soy la luz del mundo;
el que me siga no caminará en la oscuridad,
sino que tendrá la luz de la vida" (CF. JN. 8, 12).
Las palabras de Jesús, nos aportan el conocimiento que necesitamos, para dejar
que Dios nos purifique y santifique, con tal de que seamos dignos, de vivir en su
presencia.
"Yo soy la puerta de las ovejas" (CF. JN. 10, 7).
Jesús se nos presenta como la puerta que accede al Reino de Dios.
"Yo soy el buen pastor.
el buen pastor da su vida por las ovejas" (JN. 10, 11).
Jesús es el Buen Pastor que no apacienta sus ovejas para beneficiarse de las
mismas, sino para favorecerlas. Esta es la causa por la que el Señor murió por sus
ovejas.
"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Nadie va al Padre sino por mí.
Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre;
desde ahora lo conocéis y lo habéis visto" (CF. JN. 14, 6-7).
Jesús es el Camino que nos conduce a la presencia de Nuestro Padre común, la
Verdad que nos hace libres (JN. 8, 32), y la Vida eterna que añoramos (JN. 11, 25).
Dado que el Señor es Dios, si lo experimentamos en nuestra vida, también
experimentamos a Nuestro Padre común y al Espíritu Santo, porque, las tres
Divinas Personas, son el único Dios verdadero que existe.
"Yo soy la vid verdadera,
y mi Padre es el viñador...
Permaneced en mí, como yo en vosotros.
Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo,
si no permanece en la vid;
así tampoco vosotros si no permanecéis en mí" (JN. 15, 1. 4).
El Cristianismo no puede ser vivido sin Jesús. Si pretendemos vivir nuestra fe
cristiana al margen de Jesús, nos engañamos, porque ello no es posible, si tenemos
en cuenta que los cristianos aspiramos a alcanzar una vida que no podemos
conseguir por nuestros medios.
3-6. Si hacemos este ejercicio de lectio divina en grupos, nos dividimos en
pequeños subgrupos para sacar conclusiones tanto del texto bíblico que hemos
meditado como de la reflexión que hemos hecho del mismo, y, finalmente, los
portavoces de los subgrupos, hacen una puesta en común, de las conclusiones a
que han llegado todos los grupos, tras la cual se hace silencio durante unos
minutos, para que los participantes mediten sobre lo leído y hablado en los grupos,
individualmente.
3-7. Si hacemos este ejercicio individualmente, consideramos el texto evangélico
y la meditación del mismo expuesta en este trabajo en silencio, con el fin de
asimilarlos.
4. Apliquemos la Palabra de dios expuesta en JN. 10, 27-30 a nuestra vida.
Responde las siguientes preguntas, ayudándote del Evangelio que hemos
meditado, y de la meditación que aparece en el apartado 3 de este trabajo.
3-1.
¿Cuáles son las voces que nos conviene escuchar?
¿Qué voces debemos ignorar?
¿Por qué debemos analizar las propuestas de las voces que escuchamos antes de
aceptarlas inocentemente?
¿Por qué desconfía mucha gente de las religiones?
¿Sabes cuál es la causa por la que las religiones orientales son más atractivas
para muchos occidentales que el Cristianismo?
¿en qué sentido es Jesús el Buen Pastor, y nosotros somos sus ovejas?
¿Qué significaba para San Juan Apóstol y Evangelista el hecho de escuchar a
Jesús?
¿Escuchamos la Palabra de Jesús, tal como lo hizo San Juan, durante el tiempo
que se prolongó, el Ministerio público del Señor?
3-2.
¿Por qué defendían los pastores judíos las ovejas que pastoreaban de los ataques
de los lobos?
¿Percibimos que Jesús nos cuida, y nos protege de las asechanzas del mal?
¿en qué se diferencia el cuidado de las ovejas por parte de los pastores, del
cuidado de Jesús, con respecto a nosotros?
¿Cómo quiere Dios que respondamos a su manera de velar por nosotros?
¿Odia Dios a quienes lo rechazan?
¿Tiene alguna consecuencia para nosotros el hecho de seguir a Jesús?
¿Por qué cuida Jesús de una manera especial las ovejas más débiles de su
rebaño?
¿Es importante la Palabra de Dios para nosotros?
3-3.
¿Qué es la gloria de dios?
¿Por qué puede Jesús darles la vida eterna a sus ovejas?
¿Qué hará Jesús cuando les prepare a sus ovejas un lugar en el cielo?
¿en qué sentido resucitarán los creyentes que murieron, y no morirán los
creyentes que viven?
¿en qué se diferencia la muerte natural de la llamada “la segunda muerte”?
Si nadie puede arrebatarle a Jesús las ovejas que le han sido dadas por Nuestro
Padre celestial, ¿cómo explicas el hecho de que muchos cristianos renuncien a
profesar nuestra fe?
¿Qué significa el hecho de que las ovejas de Jesús no perecerán?
3-4.
¿Por qué se sometió Jesús a Nuestro Padre común?
¿en qué sentido es útil el hecho de que beneficiemos a las personas que están a
nuestro cargo tal como Jesús actúa para purificarnos y santificarnos?
¿Existe una relación entre Jesús y nosotros, como la que existe entre el Señor, y
Nuestro Padre del cielo? ¿Por qué?
¿Cuál es nuestro grado de intimidad con Dios?
¿Qué renuncias caracterizarán a los padres para criar y educar a sus hijos?
¿Qué darán los formadores para transmitirles sus conocimientos a aquellos cuya
instrucción les ha sido encomendada?
¿Qué daremos los cristianos para transmitirle nuestra felicidad a un mundo que
rechaza a Dios porque tiene más presente nuestros pecados que las buenas obras
que llevamos a cabo?
3-5.
¿en qué sentido es Jesús el alimento espiritual que sacia nuestra hambre de
conocimiento de Dios y nuestra sed de justicia?
¿Por qué es Jesús la luz del mundo?
¿Qué significa el hecho de que Jesús es la puerta de las ovejas?
¿Por qué es Jesús el Buen Pastor, y cómo lo demostró?
¿Por qué murió Jesús por sus ovejas?
¿Por qué es Jesús el Camino, la Verdad y la Vida?
¿En qué se diferencia la Verdad de Jesús de las verdades humanas?
¿Por qué experimentamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, si creemos en
ellos, al mismo tiempo?
¿Qué nos sucederá si nos declaramos cristianos que viven al margen de Jesús?
¿Por qué?
5. Lectura relacionada.
En el capítulo 34 del libro de Ezequiel, encontraremos una denuncia del mal
comportamiento de ciertos pastores de Israel, que puede caracterizar nuestra vida,
si no nos amoldamos, al cumplimiento de la voluntad de Dios. Leamos el citado
texto.
6. Contemplación.
Hagamos un ejercicio de oración contemplativa, meditando sobre los verbos que
aparecen, en el Evangelio del Domingo IV de Pascua.
“Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen” (JN. 10, 27).
Escuchemos la Palabra del Señor que podemos leer en la Biblia. Meditemos la
Palabra que es el alimento espiritual que nos ayuda a no perder la fe, que nos hace
soportables, nuestras dificultades actuales.
Jesús nos conoce. ¿Conocemos al Señor? Si no conocemos a Jesús, no
desearemos ser sus seguidores.
“Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi
mano” (JN. 10, 28).
¿Qué nos da Jesús, y qué le damos al Señor?
Jesús no permitirá que la segunda muerte nos impida vivir en el Reino de Dios,
pero ello en cierta forma depende de nosotros, porque somos libres para seguir a
Jesús, y para separarnos de Él.
Nadie le arrebatará a Jesús sus ovejas.
“Fui joven, ya soy viejo,
Nunca vi al justo abandonado,
Ni a su linaje mendigando el pan” (SAL. 37, 25).
“Si mi padre y mi madre me abandonan,
Yahveh me acogerá” (SAL. 27, 10).
“el Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar
nada de la mano del Padre” (JN. 10, 29).
Tal como el Padre le dio sus ovejas a Jesús para que las apacentara, nos ha sido
encomendado el cuidado y/o la formación de nuestros prójimos. ¿Cumpliremos el
citado deber?
No existe nadie superior a Dios. Él le da sentido a nuestra vida.
Nadie tiene el poder de arrebatarle a Dios las ovejas que le pertenecen.
“Yo y el Padre somos uno” (JN. 10, 30).
Jesús, junto al Padre y al Espíritu Santo, es Dios. Permanezcamos unidos al
Señor, para llegar a ser, con Él, pan de la vida, luz del mundo, puertas de las
ovejas, y buenos pastores, que recorren el camino mediante el que aprenderán la
Verdad esencial, que les permitirá alcanzar, la plenitud de la Vida.
7. Hagamos un compromiso que nos impulse a vivir las enseñanzas que hemos
extraído de la Palabra de Dios, expuesta en JN. 10, 27-30.
Comprometámonos a imitar la conducta característica del Buen Pastor, en cada
ocasión que sirvamos, a nuestros prójimos los hombres.
Escribamos nuestro compromiso para recordarlo constantemente, y, según lo
cumplamos, aumentará nuestro amor a Dios, y a sus hijos los hombres.
8. Oración personal.
Después de hacer unos minutos de silencio, expresamos verbalmente lo que
pensamos, con respecto al texto bíblico que hemos considerado, y a la reflexión del
mismo que hemos hecho.
Ejemplo de oración personal:
Señor Jesús: aliméntame con tu Palabra, y ayúdame a sentir un gran deseo de
imitar tu conducta de Buen Pastor, para que cada día me esfuerce más, en alcanzar
tu perfección divina.
9. Oración final.
Lee y medita el Salmo 23, pensando en el amor que Jesús siente por ti, y en
cómo te lo manifiesta.
Nota: He utilizado en esta meditación el leccionario de la Misa y la Biblia de
Jerusalén.
José Portillo Pérez
joseportilloperez@gmail.com