EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la tercera semana de Pascua
Libro de los Hechos de los Apóstoles 8,1b-8.
Saulo estaba allí y aprobaba el asesinato. Este fue el comienzo de una gran
persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, excepto los apóstoles, se
dispersaron por las regiones de Judea y Samaría.
Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron un gran duelo por él.
Saulo, por su parte, trataba de destruir a la Iglesia. Entraba casa por casa, hacía
salir a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.
Mientras tanto, los que se habían dispersado anunciaban la Palabra en los lugares
por donde pasaban.
Así Felipe anunció a Cristo a los samaritanos en una de sus ciudades adonde había
bajado.
Al escuchar a Felipe y ver los prodigios que realizaba, toda la población se interesó
por su predicación.
Pues espíritus malos salían de los endemoniados dando gritos, y varios paralíticos y
cojos quedaron sanos.
Hubo, pues, gran alegría en aquella ciudad.
Salmo 66(65),1-3a.4-5.6-7a.
Aclamen a Dios en toda la tierra,
canten salmos a su glorioso nombre,
hagan alarde de sus alabanzas.
Digan a Dios: ¡Qué terribles son tus obras!
Tu fuerza es tal que tus enemigos
se convierten en tus aduladores.
Toda la tierra ante ti se inclina,
te canta y celebra tu Nombre.
Vengan a ver las obras de Dios:
sus milagros que a los hombres espantan.
Transforma el mar en tierra firme,
por el río pasaron caminando;
¡Que para él sean nuestros festejos,
para el Valiente, siempre vencedor!
Con sus ojos vigila a las naciones
no sea que se alcen los rebeldes.
Evangelio según San Juan 6,35-40.
Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el
que cree en mí nunca tendrá sed.
Sin embargo, como ya les dije, ustedes se niegan a creer aun después de haber
visto.
Todo lo que el Padre me ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí,
porque yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que
me ha enviado.
Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me ha
dado, sino que lo resucite en el último día.
Sí, ésta es la decisión de mi Padre: toda persona que al contemplar al Hijo crea en
él, tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.»
Comentario del Evangelio por:
Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas
Misioneras de la Caridad
Carta a un sacerdote, 17/02/1978
“Yo soy el pan de vida”
Habéis pedido pasar tres meses a solas con Jesús (en retiro); eso os parece
bien. Pero si durante ese tiempo el hambre de Jesús en el interior de los corazones
de algunos de los miembros de su pueblo, es un hambre mayor que la vuestra, no
deberéis quedaros a solas con Jesús todo ese tiempo. Deberéis permitir a Jesús que
os transforme en ese pan que alimente a aquellos con los que estáis en contacto.
Permitid ser un alimento devorado por la gente; mediante la palabra y vuestra
presencia estáis proclamando a Jesús... Sólo Dios podría ofrecer un amor más
grande que aquel de darse a sí mismo como Pan de vida – para ser partido y
comido con el fin mismo de que vosotros y yo podamos comer y vivir, que podamos
comer y satisfacer de este modo nuestro anhelo de amor.
Y así y todo Él no parecía satisfecho, porque Él también tenía hambre de amor.
Se hizo el hambriento, el sediento, el desnudo, el forastero y no dejó de proclamar:
“Tuve hambre, anduve sin ropas, fui forastero. A mí me lo hicisteis” (Mateo 25,40).
El Pan de vida y el hambriento, pero un único amor: solo Jesús..
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”