“SOBRE LA COMUNION Y EL DIALOGO”
Carta monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el 5º domingo de Pascua (28 de abril de 2013)
En el Evangelio de este domingo (Jn. 13,31-35) el Señor nos presenta un mandamiento
nuevo: “ámense los unos a los otros, así como yo los he amado, ámense también
ustedes… en esto reconocerán que ustedes son mis discípulos” (Jn. 13,34-35). Este
pedido de Jesús sabemos que es exigente y que es un componente esencial para vivir la
condición de cristianos, a tal punto que por la práctica de este mandamiento seremos
reconocidos como discípulos de Jesús. Si somos sinceros, ante este pedido tan claro que
nos hace el Señor, tendríamos que avergonzarnos, porque en nuestra sociedad,
comunidades y familias a veces prevalece la práctica del “ojo por ojo y diente por diente”.
Lo peor es que en muchos que se denominan rápidamente cristianos, ni siquiera existe este
cuestionamiento. Al contrario lo normal como tipo social es el circuito del daño, totalmente
distanciado del perdón y la reconciliación. No por casualidad en diversos documentos y
mensajes reiteradamente se señala la necesidad de acentuar una eclesiología y
espiritualidad de comunión.
El Evangelio de este domingo nos señala categóricamente: “ámense los unos a los otros” .
Este es el fundamento de una comunión que todos debemos tener en cuenta en nuestro
camino de discipulado. La realidad nos muestra que muchas veces la fe que tenemos como
“don”, no llega a impregnar situaciones de la vida diaria donde terminan dominándonos
aspectos negativos de nuestros afectos: enojos, celos, envidias, o cosas perores. Relaciones
humanas que a veces tenemos con seres queridos y cercanos, laborales o de otros tipos que
la vivimos sin evangelizarlas. Cuando pasa esto algunas enseñanzas cristianas quedan en el
olvido, el perdonar de corazón, retomar el diálogo, buscar amar a los enemigos, o bien
rezar por lo que nos persiguen. Dichas enseñanzas son una exigencia para que el cristiano
viva su Fe como discipulado. Es una exigencia crucificante y liberadora. Cuando somos
capaces de tomar una decisión de diálogo y perdón rompemos el circuito del odio y la
venganza con el arma del amor. La fe que es un “don” de Dios madura en nuestra vida
cotidiana cuando en algunas situaciones vividas o decisiones que tenemos que tomar
asumimos al Evangelio, al Se￱or, que es la “Palabra”.
Hace pocos días en la “jornada de formaci￳n permanente del clero” junto a la mayoría de
los sacerdotes y diáconos de nuestra Diócesis, compartimos y experimentamos un momento
fuerte de comunión con Dios y entre nosotros. Al estar en el año de la fe, rezamos y
reflexionamos sobre este don que recibimos en nuestra propia vocación y misión. También
compartimos la necesidad de seguir profundizando durante este año 2013 esta búsqueda de
ser comunidades más discípulas y misioneras tratando de seguir el pedido de nuestro Papa
Francisco de “ir a las periferias geográficas, y existenciales del corazón” . Privilegiando a
los que no están, a los más pobres y necesitados.
El testimonio de comunión y diálogo de los cristianos también es un servicio a nuestra
sociedad y cultura en donde sobreabundan las ambiciones provocadas por la fama, el poder
el dinero y la superficialidad… Esto lleva a la mezquindad, al buscar objetivos sin medir el
daño que se puede provocar para lograrlos… negar o distorsionar la realidad desde
posturas autoritarias llevan inexorablemente al “fracaso”. Los cristianos y gente de recta
conciencia en este domingo estamos llamados por el Evangelio que leemos al diálogo y a
la comunión. Sabemos que cuando empezamos a asumir compromisos en el camino del
amor a Dios y a los hermanos, generamos un horizonte de “esperanza”.
Un saludo cercano y hasta el próximo domingo.
Monseñor Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas.