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EN CAMINO
Pentecostés, ciclo “C”.
Por, Neptalí Díaz Villán CSsR.
- Primera lectura: Hch: 2,1-11: Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo.
- Salmo Responsorial: 103: Yo me alegraré con el Señor.
- Segunda lectura: 1 Cor 12,3-7.12-13: Diversidad de carismas, pero un solo Espíritu.
- Evangelio: Jn 20,19-23: Reciban el Espíritu Santo.
Pentecostés: La acción del Espíritu
La diversidad de ambientes donde vive el ser humano es determinante para su
desarrollo. La latitud y altitud, el terreno llano, quebrado, montañoso, desértico,
húmedo, seco, costero, etc., hacen que el lenguaje, las costumbres, la concepción y
vivencia de lo sagrado, su experiencia con lo trascendente y su cultura en general
adquieran matices propios. Son muy distintos los seres humanos de la sierra, del llano,
de la costa, del campo o de la ciudad. A nivel mundial se notan más las diferencias entre
los pueblos orientales y los occidentales. Entre asiáticos, europeos, latinos, africanos y
nativos de nuestras tierras amerindias.
En el relato de la torre de Babel (Gn 11,1-9) la unidad de la lengua permitía la
construcción de una torre religioso-político-militar, como signo del proyecto de la
dominación. Aquí la unidad de lengua no era dada por el Espíritu Santo, sino por el
alma codiciosa de los seres humanos que con frecuencia le da rienda suelta a sus bajos
instintos de poder. Según el relato del Génesis, Dios confundió y dispersó a la gente
por toda la superficie de la tierra. La recuperación de las lenguas nativas hizo posible
detener la construcción de la ciudad dominadora. Una lectura del relato del Génesis,
desde la perspectiva tradicional, dominante y colonial, siempre vio la pluralidad de
lenguas y culturas como una maldición y castigo. Según esta visión, en Pentecostés se
habría recuperado la unidad perdida en Babel. Pero desde nuestra perspectiva
liberadora, la diversidad de lenguas es el hecho liberador que permitió la huida de los
trabajadores y la paralización de la construcción de la ciudad. 1 Pentecostés no fue la
recuperación de la unicidad en la lengua, sino el entendimiento en medio de la
pluralidad.
Durante la cristiandad 2 se impuso el cristianismo a la fuerza y quedaron
prohibidas otras manifestaciones religiosas, así como diversas formas de vivir el
1 RICHARD, Pablo. El movimiento de Jesús después de su resurrección y antes de la Iglesia, una
interpretación liberadora de los Hechos de los Apóstoles . Colección Biblia 71. Verbo Divino y otros. Quito
2001. Pág. 40
2 La cristiandad es la cultura alrededor d el conjunto de pueblos , obligados a adoptar el cristianismo como
religión. Es decir, que se hicieron cristianos no tanto por convicción sino por presión o por conveniencia con
el estado. Este fenómeno se dio después de Constantino cuando el cristianismo se unió al poder y dejó de
anunciarse la propuesta de Jesús como Buena Nueva y se convirtió en la religión oficial del imperio. Todo el
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cristianismo. Constantino y sus compinches, con la complicidad de algunos líderes
cristianos confundieron unidad con unanimismo, y organizaron la Iglesia respondiendo
a sus bajos instintos de poder, con claros signos de intolerancia: allí el Espíritu Santo
fue el gran ausente. Durante la evangelización en nuestras tierras, o mejor, durante la
cristianización de nuestros pueblos, se arrasó con la cultura, con las costumbres, con la
religiosidad y, por lo tanto, con la dignidad de los nativos. Según la mentalidad de los
conquistadores y misioneros, los nativos eran unos indios incivilizados e infieles, a
quienes había que civilizar y cristianizar: allí también el Espíritu Santo fue el gran
ausente.
En Pentecostés cada pueblo conservó su lengua y su cultura. Lo nuevo fue la
unidad y comprensión del Evangelio manteniendo la diversidad de lenguas y culturas.
La unicidad de lenguas no es el proyecto original de Dios, ni tampoco su recuperación
se dio en Pentecostés. El proyecto original de Dios, recuperado en Pentecostés, es una
humanidad plurilingüe, multiétnica y pluricultural.
En Pentecostés, con la acción del Espíritu Santo se logró la comunicación y el
entendimiento en cada lengua. 3 La acción del Espíritu en la vida de las personas y de las
comunidades, mueve a la comunicación en el Amor; a cambiar desde dentro, no como
imposición. Aquí la persona no tiene que renunciar a su desarrollo personal. Aquí cada
pueblo conserva su idioma, su religiosidad y su identidad cultural. El evangelio llega a
cada cultura y a cada pers ona, no para imponerse sino para proponer un camino que
posibilita nuevas relaciones interpersonales y nuevas relaciones con la trascendencia.
Por eso es Buena Noticia.
Hay cosas que como cristianos nunca podremos tolerar: la injusticia, la
corrupción, el engaño, la explotación, la esclavitud, etc., vengan de donde vengan. Pero
hay otros elementos que son parte de la cultura de los pueblos: el llamado ethos
cultural. Hay elementos que son propios de cada persona: el llamado ethos personal. El
Ethos personal y el Ethos cultural , en vez de contradecir la experiencia con Jesucristo,
se convierten en el espacio donde el evangelio se desarrolla y salva al ser humano. De
esta manera tenemos nuevas experiencias enriquecedoras para otros que quieran
aceptar la Buena Nueva. “El cuerpo humano es uno solo, aunque tenga muchos miembros; y los
miembros, a pesar de ser muchos, forman todos un solo cuerpo. Pues bien, eso es lo que sucede con
Cristo. Porque, por obra del único Espíritu, todos nosotros, judíos o no judíos, esclavos o libres, al
bautizarnos nos hemos unido a ese único Cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber de ese único
Espíritu.” (Primera lectura - 1Cor 12,12-13).
Abramos hoy toda nuestra vida a la acción del Espíritu para que nos haga testigos
de la resurrección y nos libere del miedo; para que salgamos del encerramiento
existencial en el que a veces vivimos y nos abramos a una relación nueva y renovadora
con Dios y con los hermanos.
mundo debía ser cristiano para darle cohesión al imperio; por eso a la Iglesia se le llamó Católica, es decir,
universal.
3 Esto no equivale al llamado don de lenguas del que hablan tanto los grupos neopentecostales, tanto
católicos como protestantes.
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Oración
Bendito seas, Padre y Madre, fuente inagotable de vida, de amor, de alegría y de
felicidad. Te damos gracias por todo el raudal de bendiciones que a cada momento
recibimos de Ti. Te damos gracias por la multiplicidad de seres que hay en el mundo.
Por las diversas identidades culturales y personales. Por las diversas experiencias
religiosas que producen salvación, protegen y dignifican la vida. Gracias por el hermoso
testimonio de Jesús y por la acción del Espíritu que nos conduce a la verdad completa.
Gracias porque nos amas a cada uno en particular, porque velas por nosotros, nos
cuidas y nos llenas de Ti.
Hoy nos abrimos a la acción de tu Espíritu. Lo aceptamos con alegría y humildad
para que Él nos una en el amor, nos ayude a vencer las discordias, a superar las
diferencias personales, ideológicas, sociales y nos dé la gracia de trabajar unidos por la
Causa de Jesús. Que tu Espíritu renueve nuestras vidas, nos haga vencer el miedo, nos
fortalezca, nos de la sabiduría, la diligencia y la capacidad para hacer vida la justicia del
Reino.
“Ven Espíritu Santo, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don,
en tus dones espléndido; luz que penetras las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro
trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los
duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del
hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuanto no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor
de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al
esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.” 4
4 Secuencia de Pentecostés.