Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Si alguno era mordido y miraba la serpiente de bronce
quedaba curado * No olvidéis las acciones del Señor. * Cristo se humilló a sí
mismo, por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas * El Hijo del hombre tiene que
ser levantado
Textos para este día:
Números 21, 4b-9:
En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y
contra Moisés: "¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No
tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo." El Señor envió
contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos
israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: "Hemos pecado hablando
contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las
serpientes." Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: "Haz una
serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpiente
quedarán sanos al mirarla." Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un
estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce
y quedaba curado.
Salmo 77:
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza, / inclinad el oído a las palabras de mi boca: /
que voy a abrir mi boca a las sentencias, / para que broten los enigmas del pasado.
R.
Cuando los hacía morir, lo buscaban, / y madrugaban para volverse hacia Dios; / se
acordaban de que Dios era su roca, / el Dios Altísimo su redentor. R.
Lo adulaban con sus bocas, / pero sus lenguas mentían: / su corazón no era sincero
con él, / ni eran fieles a su alianza. R.
Él, en cambio, sentía lástima, / perdonaba la culpa y no los destruía: / una y otra
vez reprimió su cólera, / y no despertaba todo su furor. R.
Filipenses 2, 6-11:
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al
contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno
de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse
incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le
concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Juan 3, 13-17:
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó
del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto,
así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga
vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no
perezca ninguno de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no
mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve
por él."
Homilía
Temas de las lecturas: Si alguno era mordido y miraba la serpiente de bronce
quedaba curado * No olvidéis las acciones del Señor. * Cristo se humilló a sí
mismo, por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas * El Hijo del hombre tiene que
ser levantado
1. El misterio salvífico de la Cruz
1.1 El Papa Juan Pablo nos regaló en abril de 1999 una preciosa reflexión sobre el
valor de la Cruz como insignia para el mundo. De ese mensaje entresacamos
nuestra reflexión de este día. La numeración aquí es nuestra.
1.2 “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”. Éstas son las palabras, este es el
último grito de Cristo en la cruz. Con esas palabras se cierra el misterio de la pasión
y se abre el misterio de la liberación a través de su muerte, que se realizará en la
Resurrección. Son palabras importantes. La Iglesia, consciente de su importancia,
las ha asumido en la liturgia de las Horas, que cada día se concluye así: “Padre, a
tus manos encomiendo mi espíritu”.
1.3 Hoy queremos poner estas palabras en labios de la humanidad. Hoy queremos
poner estas palabras de Cristo en labios de todos estos hombres, porque estas
palabras, este grito de Cristo sufriente, sus últimas palabras no solamente cierran;
también abren. Significan una apertura al futuro.
1.4 “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Estas palabras abren.
Esperamos que estas palabras sean también las últimas palabras para cada uno de
nosotros, las que nos abran a la eternidad.
2. La Cruz, lugar de amor y profecía
2.1 Cristo por nosotros se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Flp
2, 8). Con estas palabras, la liturgia resume lo que aconteció en el Gólgota, hace
ahora dos mil años. El evangelista Juan, testigo ocular, narra los acontecimientos
dolorosos de la pasión de Cristo. Cuenta su dura agonía, sus últimas palabras:
“Todo se ha consumado” (cf. Jn 19, 30) y cómo un soldado romano traspasó su
costado con una lanza. Del pecho atravesado del Redentor salió sangre y agua,
prueba inequívoca de su muerte (cf. Jn 19, 34) y don extremo de su amor
misericordioso.
2.2 “Despreciado y evitado”. como dijo Isaías, está Cristo en el hombre afrentado y
aniquilado en la guerra y en cualquier lugar donde triunfe la cultura de la muerte;
“triturado por nuestros crímenes” está el Mesías en las víctimas del odio y del mal
de todos los tiempos y en cualquier lugar. “Como ovejas errantes” parecen a veces
los pueblos divididos y marcados por la incomprensión y la indiferencia.
3. Luz de esperanza
3.1 Sin embargo, en el horizonte de este escenario de sufrimiento y de muerte,
brilla para la humanidad la esperanza: “A causa de los trabajos de su alma, verá y
se hartará (...); mi Siervo justificará a muchos”. La cruz, en la noche del dolor y del
abandono, es antorcha que mantiene viva la espera del nuevo día de la
resurrección. Miramos con fe hacia la cruz de Cristo, mientras por medio de ella
queremos proclamar al mundo el amor misericordioso del Padre por cada hombre.
3.2 Sí, hoy es el día de la misericordia y del amor, el día en el que se ha llevado a
cabo la redención del mundo, porque el pecado y la muerte han sido derrotados por
la muerte salvífica del Redentor.
4. Oración
4.1 Divino Rey crucificado, que el misterio de tu muerte gloriosa triunfe en el
mundo.
4.2 Haz que no perdamos el valor y la audacia de la esperanza ante los dramas de
la humanidad y ante cada situación injusta que mortifica a la criatura humana,
redimida con tu sangre preciosa.
4.3 Al contrario, haz que con renovada fuerza proclamemos: Tu cruz es victoria y
salvación, porque con tu sangre y tu pasión has redimido al mundo.
Fr. Nelson Medina, O.P.