Comentario al evangelio del Sábado 04 de Mayo del 2013
Queridos amigos:
En los textos de hoy encuentro una tensión entre el "Ven y ayúdanos" de la primera lectura y el "Por
eso el mundo os odia" del evangelio de Juan. Esta tensión se da en el día a día de nuestra existencia
cristiana. ¿Cuántas veces hemos sentido las "llamadas", los gritos, de la realidad? A veces, se trata de
una persona en apuros; otras, de una situación de injusticia flagrante; otras, de un desierto de
indiferencia religiosa. Cuando no blindamos nuestro corazón a la realidad, oímos muchas veces la voz
que Pablo oyó: "Ven y ayúdanos". Sentimos que el mundo es la casa familiar en la que podemos echar
una mano. Experimentamos una corriente de simpatía y de solidaridad. ¡Estamos hechos para servir a
este mundo, para responder a sus llamadas!
Pero, ¿no es verdad que, en ocasiones, experimentamos también el "odio" del mundo? No me refiero,
naturalmente, a las críticas que a menudo recibimos los creyentes por nuestras conductas inauténticas,
sino a esa persecución (sorda o abierta) de que somos objeto simplemente porque representamos otra
manera de entender la vida. Jesús nos habla sin tapujos. Si nunca somos perseguidos, entonces estamos
jugando al "más de lo mismo", no representamos ninguna novedad, ninguna alternativa. Y, lo que es
más radical, no nos parecemos a nuestro Señor, que fue perseguido hasta la muerte.
Vuestro amigo.
Fernando González
Fernando Gonzalez