Maestro interior
Un excelente grupo musical boliviano canta así: “Tienes el alma tan fría, hermosa pero
vacía, incapaz de amar…” ¿No es esto una radiografía de nuestra sociedad
contemporánea? ¿No es un diagnóstico real de la enfermedad del corazón que
padecemos hoy? Vacío total: Estética versus ética, fragmentación versus comunión.
“Maestro interior” es frase ajustada de San Agustín para llamar al Espíritu Santo. Él da
a la Palabra acogida en nuestros corazones, la hace eficaz y susurra respuestas
correspondientes a la llamada del Señor dándonos la oportunidad de orar, contemplar
según la voluntad de Dios, no siguiendo nuestros caprichos antojadizos o nuestros
impulsos exhibicionistas. Es de interioridad que están necesitadas nuestras vidas.
En el Plan salvífico de Dios, Jesús ha venido a todo el mundo y el Espíritu Santo a
nuestros corazones. Pablo nos lo ense￱a categ￳ricamente: “Dios ha enviado a nuestros
corazones al Espíritu Santo” (Gal 4, 6) y en Romanos a￱ade: “El amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo” (Rm 5, 5). Allí en el corazón
entre el amor y la esperanza va tejiendo nuestra espiritualidad.
El gran milagro que realiza el Espíritu Santo es formar la comunión desde la diferencia,
no como obstáculo, sino como riqueza, como don. Esto marca las notas diferenciadas de
las distintas espiritualidades como también las diversas teologías, las prácticas
devocionales, las religiones, las culturas, los lenguajes y los signos. En toda esta
diversidad hay una energía aglutinante de convocación que se llama Espíritu Santo.
Cochabamba 19.05.13
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com