“SOBRE LAS REDES SOCIALES”
Carta monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el domingo de la Ascensión del Señor
Jornada mundial de las comunicaciones sociales.
(12 de mayo de 2013)
En este domingo de la Ascensión del Señor, la Iglesia celebra la “Jornada Mundial de las
Comunicaciones Sociales”. En el texto de este domingo (Lc.24, 46-53), el Señor les dice a los
Ap￳stoles: “Entonces les abri￳ la inteligencia para que pudieran comprender las Escritura, y a￱adi￳:
Así estaba escrito: el Mesías debi￳ sufrir mucho y resucitar de entre los muertos” al tercer día, y
comenzando por Jerusalén, en su nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el
perd￳n de los pecado…” (Lc.24, 46-47). En realidad este mandato se sitúa en el centro de la tarea de
todos los bautizados que es de evangelizar y que siempre implicará, por lo tanto comunicar el
Evangelio. Por tal motivo en esta jornada la Iglesia quiere celebrar con todos los comunicadores
sociales, periodistas, lectores…., trabajadores en general ligados a esta tarea, orando, reflexionando y
pidiendo por ellos para que puedan ser fieles a su misión y vocación.
Cada año recibimos el mensaje del Santo Padre para esta jornada, y como el envío se hace con
anticipación, el mensaje de este año corresponde al Papa Benedicto XVI. El tema de este año es sobre
“Redes Sociales: portadores de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización”. En dicha
reflexión el Papa nos dice: “Quisiera detenerme a considerar el desarrollo de las redes sociales
digitales, que están contribuyendo a que surja una nueva «ágora», una plaza pública y abierta en la
que las personas comparten ideas, informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas
relaciones y formas de comunidad.
Estos espacios, cuando se valorizan bien y de manera equilibrada, favorecen formas de diálogo y de
debate que, llevadas a cabo con respeto, salvaguarda de la intimidad, responsabilidad e interés por la
verdad, pueden reforzar los lazos de unidad entre las personas y promover eficazmente la armonía de
la familia humana. El intercambio de información puede convertirse en verdadera comunicación, los
contactos pueden transformarse en amistad, las conexiones pueden facilitar la comunión. Si las redes
sociales están llamadas a actualizar esta gran potencialidad, las personas que participan en ellas
deben esforzarse por ser auténticas, porque en estos espacios no se comparten tan solo ideas e
informaciones, sino que, en última instancia, son ellas mismas el objeto de la comunicación.
El desarrollo de las redes sociales requiere un compromiso: las personas se sienten implicadas
cuando han de construir relaciones y encontrar amistades, cuando buscan respuestas a sus preguntas,
o se divierten, pero también cuando se sienten estimuladas intelectualmente y comparten
competencias y conocimientos. Las redes se convierten así, cada vez más, en parte del tejido de la
sociedad, en cuanto que unen a las personas en virtud de estas necesidades fundamentales. Las redes
sociales se alimentan, por tanto, de aspiraciones radicadas en el corazón del hombre.
Las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente inclusivas: de este modo, se
beneficiarán de la plena participación de los creyentes que desean compartir el Mensaje de Jesús y los
valores de la dignidad humana que promueven sus enseñanzas. En efecto, los creyentes advierten de
modo cada vez más claro que si la Buena Noticia no se da a conocer también en el ambiente digital
podría quedar fuera del ámbito de la experiencia de muchas personas para las que este espacio
existencial es importante. El ambiente digital no es un mundo paralelo o puramente virtual, sino que
forma parte de la realidad cotidiana de muchos, especialmente de los más jóvenes.
Al asumir parte del mensaje del Papa Benedicto sobre “Las redes sociales” al servicio de la Palabra,
nos encontramos con un gran desafío, que implica poner a la persona en el centro del mundo de las
comunicaciones, para generar una cultura más humana y con valores
Les envío un saludo cercano y hasta el próximo domingo.
Monseñor Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas.