EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 14,15-16.23b-26.
Si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos,
y yo rogaré al Padre y les dará otro Protector que permanecerá siempre con
ustedes,
Jesús le respondió: «Si alguien me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo
amará. Entonces vendremos a él para poner nuestra morada en él.
El que no me ama no guarda mis palabras; pero el mensaje que escuchan no es
mío, sino del Padre que me ha enviado.
Les he dicho todo esto mientras estaba con ustedes.
En adelante el Espíritu Santo, el Intérprete que el Padre les va a enviar en mi
Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.
Comentario del Evangelio por:
Juan Taulero (c 1300-1361), dominico en Estrasburgo
Sermón 26, 2º para Pentecostés
“Se llenaron todos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar maravillas de
Dios” (Hch. 2,4.11)
He aquí el bello aniversario del día en que el Espíritu Santo fue enviado a los
santos discípulos y a todos aquellos que estaban reunidos con ellos, del día en el
que se nos dio el bello tesoro que los engaños del Enemigo y la imperfección
humana nos habían hecho perder en el Paraíso terrestre...
Y esto llegó de una manera increíblemente externa; en cuanto al misterio
escondido y oculto sobre estas maravillas, no existía razón alguna, ningún
pensamiento, ninguna criatura sabía sobre ello, ni lo concebía, ni sabía cómo
nombrarlo. El Espíritu Santo es una inmensidad de inconmensurable grandeza y tan
dulce como todas las grandezas e inmensidades que la razón misma pueda
concebir... nada al lado de esta. Comparado con ella, el cielo, la tierra, y todo
aquello que podamos comprender no es nada... He ahí por qué el Espíritu Santo
debe, él mismo, preparar el lugar donde debe ser recibido, trabajar él mismo para
hacer que el hombre sea capaz de recibirlo...; es el abismo inexplicable de Dios que
debe ser él mismo... su lugar y su capacidad de recepción.
“La casa se llenó por completo” (Hch. 2,2)... Esta casa simboliza, para empezar,
la santa Iglesia, que es la obra de Dios, pero también simboliza a cada hombre
habitado por el Espíritu Santo. Una casa tiene muchas estancias, habitaciones, y en
el hombre existen muchas facultades, sentidos y energías diferentes: el Espíritu
Santo las visita todas, de una manera especial. Desde que llega, presiona, excita al
hombre, despierta en él ciertas inclinaciones, trabaja con él y lo aclara. Esta visita y
estas acciones interiores no son sentidas de la misma manera por todos los
hombres. El Espíritu Santo está en todas las personas valientes, pero el que quiera
tener conciencia de su acción, sentir y disfrutar de su presencia debe recogerse en
sí mismo... en la calma y el silencio... Cuanto más se entregue a su propio
recogimiento, más conciencia tendrá de esta manifestación interior y siempre
creciente del Espíritu Santo, que siempre se da desde el principio.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”