Fiesta. Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote (27 de Mayo
Mi siervo justificará a muchos
I. Contemplamos la Palabra
Lectura del libro de Isaías 52,13–53,12:
Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se
espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto
humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al
ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio?,
¿a quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su presencia como brote, como
raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente,
despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores,
acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y
desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores;
nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue
traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro
castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos
como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos
nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca;
como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y
no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su
destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo
hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los
malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación;
verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará
por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de
conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de
ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una
muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los
pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.
Sal 39 R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número. R/.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R/.
Entonces yo digo: «Aquí estoy,
como está escrito en mi libro,
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R/.
No he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 22, 14-20
Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: «He deseado
enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer,
porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de
Dios.»
Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo: «Tomad esto,
repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto
de la vid hasta que venga el reino de Dios.»
Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.»
Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo: «Esta copa es la nueva
alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.»
II. Compartimos la Palabra
Mi siervo justificará a muchos
Recepción del último canto del siervo de Yahvé del Deuteroisaías eclesialmente
cristológica, pues Jesús de Nazaret condenado por nuestros pecados y
glorificado por Dios es el mejor referente de la comunidad que, en su vida
entregada a favor nuestro, ve la mejor prueba de su muerte y resurrección. Este
siervo ostenta sufrimiento y éxito, y en su inocencia sufrió las consecuencias del
pecado de los otros. Condenado sin justicia y enterrado como un malhechor, su
entrega nos habla de los planes de Dios, porque su muerte (si el grano de trigo
no muere…) nos ha ganado el perdón que no acreditan nuestros hechos, al
tiempo que nos ofrece la total amnistía de nuestras debilidades. La fidelidad y/o
constancia del Siervo tendrá feliz resultado pues la generosidad de su entrega
será admirada y, más allá de su contrastada inocencia, su sufrir servirá para que
otros sean declarados justos. Por eso su silencio y su actitud absolutamente
pacífica son para nosotros energía de salvación.
He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros
La eucaristía, viático de la comunidad de seguidores de Jesús, capacita a éstos
para misionar en nombre del mismo que se nos da como comida y bebida, es
decir, como santo y seña de la predicación fraterna, como el mejor argumento
de la celebración litúrgica y principio y fin de la misma vida de comunidad: en
ella se da cuenta de lo que se vive y se cargan las baterías del espíritu para
proseguir el camino evangélico. Pan/caridad, copa/amor, regalo del Padre que
nosotros saboreamos en Cristo Jesús, como mejor expresión del amor que nos
aglutina en la familia de los hijos de Dios y nos distingue como testigos del
mandato nuevo en nuestro mundo. En la aceptación de este misterio de vida
nueva, emerge el sacerdote por antonomasia de la Nueva Alianza: Cristo Jesús,
que no sólo es modelo de vida, sino que fecunda la vida de los que han decidido
seguirle; eucaristía de los hermanos, síntoma más que expresivo de los que se
dejan llevar por el Espíritu del Señor Jesús.
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)
Con permiso de dominicos.org